Radios portátiles sin frecuencia
Aunque el transporte recibió las platas para mejorar su seguridad, no pueden avanzar por una traba administrativa.
Después de los agricultores, los transportistas deben ser el gremio más afectado por los hechos de violencia que se han venido repitiendo con pasmosa frecuencia en la Región. Quienes conducen camiones saben que transitar por las carreteras y caminos de La Araucanía encierra un riesgo permanente, pues muchos de sus colegas han sido víctimas de barricadas, incendios y hasta de disparos de armas de fuego por parte de grupos que han abrazado la violencia para plantear sus demandas vinculadas a las reivindicaciones territoriales y de participación del pueblo mapuche.
Para garantizar su seguridad en su trayecto por la Región -algo que si ocurriera en cualquier otro país seguramente haría dudar del estado de convivencia social-, desde el Estado se han venido planteando numerosas soluciones que hasta ahora, lamentablemente, no han terminado de cuajar. Junto a las anunciadas cámaras de seguridad en la Ruta 5 Sur que recién ahora parecieran estar normalizándose después de una partida en falso, la autoridad política ha transitado en los últimos años entre la contratación de seguros para las máquinas de transporte y la disponibilidad de aparatos de radio para que los transportistas puedan mejorar su comunicación con los dispositivos policiales apostados en la carretera.
Los seguros poco y nada fructificaron; mientras que con las radios se dio un paso importante en 2013, cuando se concretó la entrega por parte del Gobierno de 36 millones de pesos para que la Federación de Dueños de Camiones del Sur realizara la compra de 50 aparatos portátiles. No obstante, nuevamente las trabas administrativas hicieron su aparición, pues los dispositivos no se pueden adquirir mientras los camioneros no cuenten con una frecuencia radial cuya autorización, vaya paradoja, reside en otra repartición gubernamental.
En una Región que demanda enérgicamente mayor seguridad y atención del Estado, es esencial que exista una mayor coordinación, y oportuna, entre los distintos servicios de gobierno, de lo contrario, la burocracia seguirá atentando contra las buenas intenciones.