Durante varias semanas de marzo y abril el gigantesco incendio forestal en la reserva natural China Muerta y en el parque nacional Conguillío martirizó a la opinión pública de la Región y del país por el enorme daño medioambiental que estaba provocando el fuego descontrolado a las especies arbóreas protegidas. Robles, lengas, raulíes, coigües y, lo más triste, araucarias milenarias, eran víctimas diariamente de las llamas, dejando como saldo un paisaje gris, desolador y desprovisto de vegetación. Desastre ecológico, se le llamó, en un verano y otoño que fue particularmente perjudicial para las reservas y parques de La Araucanía.
Pero una vez que se hubo controlado y extinguido el fuego, necesariamente tenía que comenzar la etapa de la restauración para intentar mitigar de la mejor forma la pérdida del bosque nativo y, además, proteger a las laderas de los cerros que sin árboles, se convierten en terrenos propicios para la erosión una vez que comienzan las lluvias. La Corporación Nacional Forestal de la Región (Conaf), muy criticada en los primeros días de los incendios por su errática estrategia para combatir las llamas, asumió rápidamente la tarea de la renovación, incluso desde el momento mismo del combate al fuego, cuando los brigadistas se preocupaban de identificar las especies que se podían salvar para más adelante recolectar las semillas.
Hoy la restauración está en plena marcha. Aunque se prevé que habrán de transcurrir unas decenas de años para tratar de volver a ver árboles en los sectores amagados de China Muerta, y muchísimo más, evidentemente, para que las araucarias dominen el paisaje, ya se recolectaron las semillas, las que fueron entregadas al Inia Carillanca de la Región para conservarlas en un banco genético, a la espera de su reutilización.
Y tan importante como esto, Conaf ha iniciado en la reserva natural un trabajo asociado con las comunidades de la zona, convencida de que la participación ciudadana es esencial para el éxito de la misión. Quienes viven en la cordillera ya demostraron su compromiso cuando se ofrecieron como voluntarios en los peores días del incendio forestal, de modo que es aboslutamente válido integrarlos ahora en la etapa de la renovación.