La escritora que retrató a los excéntricos viñamarinos
Catalina Porzio de Ángelis hizo un libro sin escribir ni una palabra. El "collage literario" fue la técnica que usó para "Viñamarinos. Aburridos, excéntricos y decadentes" (Libros del Laurel), una historia polifónica con las rarezas y el sopor playero de los primeros habitantes de Viña del Mar.
Catalina porzio cree que la fauna humana es más o menos la misma en todas partes. entre sus personajes hay un ermitaño, una aristócrata inteligente y varios otros especímenes.
La investigadora y escritora Catalina Porzio de Angelis publicó "Viñamarinos. Aburridos, excéntricos y decadentes" (Libros del Laurel), un espléndido caleidoscopio de voces que hablan sobre Viña del Mar y sus habitantes más raros.
Es una galeria exquisita de hombres antiguos y mujeres de faldas largas que deambulan por un balneario donde las clases sociales no se rozan.
Todo, "sin escribir una sola palabra", sino que recortando y pegando citas de Joaquín Edwards Bello, Alberto Mackena, Vicente Huidobro, Lukas, Roberto Merino, Alejandra Costamagna, Germán Marín, Marcelo Mellado, Alejandro Jodorowsky, Francisco Mouat y un sinnúmero de otras plumas.
Porzio armó este collage literario como si editara un documental. Cita tras cita, voz tras voz, como si bordara palabras ajenas. Así paró el huesamento viñamarino, la carne de una Viña "sin mar" desde la "Belle Époque" hasta el terror cinematográfico y gore de los sicóptas de los años 80. Además, se cuelan entre capítulos las bellas de la aristocracia, el dueño millonario del Castillo Wullf, el Charles Bronson chileno, y un anarquista infiltrado en el Sporting, aludiendo a las extravagancias del poeta Pezoa Véliz.
"Muchos de los personajes fueron apareciendo mientras leía crónicas de Viña y empezaron a interesarme como casos particulares. A otros los conocía con distintos grados de proximidad y algunos me los sugirieron amigos una vez que el libro estaba encaminado. Fue muy importante mantener conversaciones con otros. Ahí hay una fuente importante de referencias que, aunque no siempre son exactas, se van precisando después con la investigación", cuenta la autora.
No todos los personajes que retrató en el libro son nacidos en Viña del Mar ni pasaron una vida entera en la ciudad.
"Me interesaba que hubiera un aspecto o una etapa de sus vidas que rimara con las viñas mentales que había trazado", explica Catalina Porzio.
Hizo el libro en dos etapas: investigación en la Biblioteca Nacional y luego, el montaje o collage. "Fue el método que escogí para construir los relatos a partir de testimonios ajenos. Estos fragmentos los extraje de textos que no siempre me satisfacían del todo y los fui guardando porque en sí mismos encerraban una idea atractiva. Esto me permitió armar un texto original sin escribir una sola palabra", dice.
Los adjetivos del título del libro "Viñamarinos", "aburridos, excéntricos y decadentes", llaman la atención en las librerías de la ciudad. Parece una afrenta a los vecinos, pero no lo es.
Porzio, la autora, lo explica: "En vez de afectarse por los adjetivos del título, el libro ha despertado en los lectores una memoria de personajes, tanto de los que aparecen retratados como de otros sobre los que hubieran querido leer".
-Es la ciudad que me tocó. Nací, estudié y actualmente trabajo allí. Tengo tanta pertenencia que puedo hablar con facilidad de lo que no me gusta y pasar un verano entero quejándome mientras las playas bullen de gente. Pero siempre me quedo. Viví en Valparaíso un par de años y no me acostumbré.
-¿Cómo es la gente hoy en Viña? ¿Cuánto se heredó de ese pasado que dibujaste en "Viñamarinos"?
- Creo que todavía hay mucha solemnidad y autocomplacencia en la revisión que se hace de Viña, muy apegada a los ritos y costumbres elitistas de lo que llaman la "Belle Époque". Viña no es eso. Es una ciudad bastante más popular. Lo que pasa es que las clases no se mezclan.
- La tragedia. A pesar de estar tratados con humor, los personajes, en su mayoría, son agrietados.
-Las playas, el Sporting, la Quinta Vergara, la Calle Valparaíso, el Reloj de Flores, el Castillo Wulff, lugares que siguen vigentes. Hasta el estero lo menciona (Álvaro) Bisama como un paseo under.
-Yo creo que la fauna humana es más o menos la misma en todas partes. Un amigo mío, profesor de diseño, decía que la diferencia entre un alumno de provincia y un santiaguino es que cuando los invitaba a su casa, el primero esperaba a que le ofrecieran dos veces un café para aceptarlo mientras que el segundo abría el refrigerador y preguntaba: "¡¿No tenis leche?!".
-Por un lado me volví muy obsesiva con la investigación y me costó parar y decir: "Estos son los personajes. No más". En varios casos me vi tentada de incluir otros retratos, pero el libro ya había alcanzado un equilibrio. El decurso mental de la ciudad parecía muy natural: aburrido, excéntrico y decadente, podrían ser etapas que se queman en cualquier vida. Que la mayoría de los personajes fueran de clase alta, tenía la gracia de mostrar una sociedad cerrada, autosuficiente, pero que está llena de acontecimientos, de grietas. Lo que complejiza el retrato autocomplaciente que se suele hacer.
-Entre los excéntricos se pueden encontrar pintas raras como los trajes de colores de Oscar Kirby o que se vistiera combinando con su esposa, como ir los dos de marineros un día por la calle. Felicitas Astoreca destacaba por haberse quedado pegada en los años 20, cuando ya había pasado mucho tiempo de eso.
-Siempre hay historias de personajes, cahuines, chismes. Pero la historia que nos marcó por el nivel de perversión y de intriga que suscitaba, fue la de los sicópatas de Viña. De eso se hablaba, pero siempre en condición de secreto, como si te pudiesen escuchar.
-Extranjero enriquecido por el salitre que supo hacer muy buenos negocios y mantener costumbres de asceta, dejando a raya su vida íntima que al parecer tuvo detalles sabrosos.
-El señorito es el heredero que tuvo Viña y que despilfarró hasta el último peso en las aventuras más increíbles.
-Para mí, que lo vi mantener el look de Bronson hasta el final de sus días, no queda claro el nivel de enajenación que tuvo con el papel del doble.
-Uno de los más excéntricos, siempre riente. Hace poco me contaban que podía preguntarle sin reparos a su interlocutor algo tan inaudito como: "¿Qué te parece la velocidad de mi sonrisa?".
-¿La falsa débil?
-Algunos piensan que fue una histérica, pero me parece que fue una rebelde bastante fascinante.
Por Andrea Lagos G.
Aburridos y decadentes
-Naciste en Viña. ¿Cuánto amas y odias a la Ciudad Jardín?
-¿Cuál es el denominador común de tu galería de personajes?
-¿Qué lugares de la ciudad que se pueden leer en tu libro?
-¿Qué distingue a Viña de Santiago?
-Jajajaja. ¿Qué te ocurrió mientras hurgueteabas en este pasado aristocrático decadente?
-Cómo armaste el caleidoscopio? ¿Cómo imaginas tu libro hecho película?
-Armé un relato polifónico a partir de testimonios que reuní durante un largo período. Con tantas lecturas empieza a anticiparse la hebra que va a dar pie a cada retrato y hay mucho trabajo de oído para lograr que los textos se lean fluidamente. A veces las opiniones difieren unas de otras, pero la intención de este libro no es dar cuenta de una realidad irrefutable, sino construir la memoria de la ciudad a muchas voces con la versatilidad que eso implica.
-¿Cómo se vestía esta gente?
-¿Qué cuentos y maledicencia viñamarina escuchaste desde niña?
-Dime, en pocas palabras, algo de estos "hijos" tuyos.
-El seudónimo que les puse es una manera de decir algo de ellos en pocas palabras.
-¿El ermitaño señor feudal?
-¿El señorito?
-¿El Charles Bronson chileno?
-¿El violador y vegetariano compensado?
"(Wulff) fue un extranjero enriquecido por el salitre que supo hacer muy buenos negocios y mantener costumbres de asceta, dejando a raya su vida íntima".