Detrás del barómetro hay víctimas
La educación y la imperiosidad de fiscalizar el uso de una buena leña asoman como temas fundamentales en el análisis de los dirigentes sociales.La deuda que tiene el Estado con mapuches y colonos no debe ser pagada por personas inocentes.
Respecto de la columna escrita hace unos días por el periodista Pedro Cayuqueo me llamó con particular atención su manera de sesgar la realidad y la situación de violencia que se vive en La Araucanía. Llama la atención su ligereza y falta de respeto para considerar poco riguroso un instrumento científico como es el Barómetro de Conflictos con Connotación Indígena, el cual ha permitido cuantificar incendios, amenazas, usurpaciones, robos y homicidios frustrados que ocurren en la Región, pero que a los ojos de este señor es un trabajo que "raya en lo propagandístico".
Yo me pregunto: ¿será que este periodista se habrá olvidado de conceptos tan importantes en su profesión como la rigurosidad y veracidad?, pues antes de referirse de esta forma a la cantidad de atentados que han ocurrido en La Araucanía tiene que cerciorarse que detrás de cada camión quemado, detrás de cada casa incendiada, hay pequeños parceleros, esforzados emprendedores, que sufren día a día el miedo y el hostigamiento, pues ven como un trabajo de años se ve destruido por un grupo de encapuchados cobardes que a rostro cubierto atacan y destruyen.
Señor Cayuqueo, le informo que el año pasado una esforzada empresaria del transporte de origen mapuche perdió su camión producto de un ataque incendiario. Su dolor e impotencia no sólo era por el cruel atentado, sino que también por la pérdida de la única fuente de trabajo de su familia.
Este caso es un fiel reflejo de la verdaderas víctimas de la violencia de este conflicto, una realidad que no debemos ignorar ni tampoco esconder, pues estas personas se sienten especialmente indefensas porque sufren un terrorismo que no es reconocido como tal por los jueces y donde muchas causas siguen en la más completa impunidad, sin condenar a los culpables.
Cuando se habla de integración y de multiculturalidad, tenemos que hablar ante todo de paz social, porque es el único camino que garantiza una sana convivencia y el diálogo para solucionar nuestros problemas.
La deuda que tiene el Estado chileno con la etnia mapuche y con los colonos que llegaron a estas tierras es una responsabilidad que no debe ser pagada por las personas inocentes.