La Casa del Deportista cerró tras 70 años de historia
COMERCIO. Debido a las deudas y a la dura competencia existente en el mercado, la legendaria tienda de artículos deportivos del centro de Temuco llegó a su fin.
"Marcelo Salas nace acá, porque nosotros vestíamos al Club Santos, que es donde él partió. Hay mucha historia temuquense", cuenta con nostalgia y entre los escombros el actual dueño de la Casa del Deportista, Mauricio Molina Beraud, quien durante esta semana desalojará el local comercial definitivamente.
La tienda, un clásico del centro de Temuco, ubicada exactamente en calle Manuel Rodríguez N°952, en dependencias del Mercado Municipal de la ciudad, tuvo que cerrar sus puertas debido a una abultada deuda por concepto de arriendo, lo que sumado a los cambios propios de la modernización del mercado y el comercio, hizo que ésta dejase de existir.
A ojos de Mauricio Molina, nieto de quien fuese el fundador de la casa deportiva, uno de los principales factores de la quiebra es la irrupción de los productos de factura asiática que abundan en el país, los que de la mano de diversos Tratados de Libre Comercio (TLC), han entrado con fuerza al mercado chileno.
"Pienso que el principal factor es que Chile se abre en forma excesiva al mercado asiático, y no podemos competir con eso, la mano de obra de ellos es mucho más barata", señala Molina, quien lleva algún tiempo haciéndose cargo del negocio que por años manejó su madre.
HISTORIA
HISTORIA
Luego de la crisis vivida en Europa tras la Primera Guerra Mundial, el francés Joseph Beraud decide buscar un nuevo país donde vivir y partir desde cero. Es así como junto con otros inmigrantes galos llega a La Araucanía a mediados de la década del 1910.
Radicándose en Puerto Domínguez, se casa con la entonces directora de la escuela de la localidad costera, con la que tuvo cuatro hijos.
Preocupado de la educación de sus retoños, Beraud y su esposa se trasladan a la capital regional, es ahí donde decide abrir una tienda de artículos deportivos, siendo la pionera en el rubro. De eso, ya han pasado cerca de 70 años.
Desde camisetas para equipos de fútbol rural hasta chuteadores hechos a la medida, eran parte de la oferta del local. "Aquí se hacían zapatos profesionales de fútbol, de ballet, etcétera. La calidad de los trabajadores que teníamos no la tenía nadie. Fue una escuela por donde pasaron muchos maestros, de hecho, muchos están trabajando en forma independiente", rememora Molina.
Tras la muerte del patriarca, la afamada Casa del Deportista quedó en manos de uno de sus hijos, René Beraud Vásquez, alias el "Potro", conocido declamador y poeta regional que manejó el negocio familiar por 20 años, hasta su fallecimiento.
Es ahí cuando Lilia Beraud, otra de las hermanas del clan, se hace cargo de la tienda, la que manejó prácticamente hasta la primera semana del mes de agosto, cuando la Casa del Deportista cerró definitivamente sus puertas al público regional.
RAZONES
RAZONES
"En el último tramo, mi madre se hizo cargo del negocio, pero se desfasó en todo el cambio que se produce en Chile, ya que cambió todo el sistema de comercialización. En alguna época, todas las municipalidades, los clubes deportivos compraban aquí", cuenta Molina Beraud, agregando que "llega un momento en que mi madre acumuló demasiadas deudas, estos locales son municipales, entonces el volumen de deuda era imposible de solventar".
Esta dicotomía entre privilegiar el producto nacional o de insertarse en el mercado vendiendo artículos importados, fue la que llevó a la antigua tienda a su fin. "La clientela nunca se fue, el problema es el desfinanciamiento de no incorporarse al nuevo mercado", declara su actual dueño.
Dentro de los clientes frecuentes de la tienda se encuentran las diversas organizaciones deportivas regionales, quienes además de mandar a hacer sus camisetas, se abastecían de otros artículos -desde pelotas hasta silbatos- que les permitieran funcionar.
Así lo recuerda Juan Salgado, presidente de la Asociación de Fútbol Carlos Schneeberger, una de las más antiguas de Temuco, quien al enterarse del cierre de ésta, señaló que "cuando comencé como dirigente deportivo tuve mucho contacto con los dueños, antes hacía negocios con ellos, pero ahora último han surgido tantas tiendas en Temuco que uno va eligiendo, así que ahora estábamos trabajando con otro local".
Este escenario adverso, sumado a la millonaria deuda de arriendo, que superaba los diez millones de pesos, hicieron que la tienda no se pudiese adaptar a las nuevas estructuras comerciales.
CASOS DE ÉXITO
CASOS DE ÉXITO
A pesar de lo ocurrido con la tienda deportiva, muchos comerciantes de Temuco han sabido cómo sobrellevar la llegada del retail y de cadenas nacionales e internacionales, tales como supermercados, farmacias, ferreterías u otros.
Tratando de adaptarse a los cánones comerciales actuales, tiendas "made in Araucanía" se han enfocado en mantener su sello de calidad, lo que, aseguran, les hace tener una clientela fiel y constante.
Gejman, Librería Temuco, Casa Francesa, Ferreterías Frindt, y Confecciones Holland, entre muchas más, son parte de las tiendas que han sabido reinventarse y, en un constante proceso de resiliencia, ir mutando con el fin de perseverar tanto en la parte económica como en la calidad y fidelización de su clientela.
"Antes teníamos un minimarket aquí en el centro, en este mismo local, y cuando llegó el Líder, en un mes me mató el negocio. Eso fue hace aproximadamente diez años", recuerda Erika Altamirano, dueña de Confecciones Holland, tienda dedicada a la confección de uniformes escolares.
Al igual que la Casa del Deportista, esta tienda se ubica en el Mercado Municipal de Temuco, y desde hace una década tuvieron que cambiar de rubro, lo que fue todo un éxito.
"Empecé con el asunto de los uniformes escolares por necesidad, mis hijos estaban en el colegio y los uniformes empezaron a cambiar", relata Erika, quien hoy, además del local de calle Portales, cuenta con un taller de confección, donde emplea a más de 20 personas, a las cuales les paga por prenda fabricada. "Ellos ganan mucho más así que con un sueldo fijo, porque es muy difícil de controlar su trabajo, entonces la mejor manera de hacerlo es así", señala la dueña de Confecciones Holland.
En cuanto a su sello en relación a las multitiendas, Altamirano explica que "las tiendas grandes traen mucha tela china, entonces la confección de ellos no es la mejor para los uniformes escolares. En eso se ha basado que nosotros podamos ir creciendo, ya que a pesar que somos chiquititos, hemos podido competir con los grandes. Además, tenemos uniformes todo el año, siempre estamos preparados para atender a los colegios".
Otro valor agregado que han intentado fomentar es que tienen permanentemente a una modista, quien en la misma tienda puede arreglar una basta o enangostar un pantalón según los requerimientos del cliente.
"Tenemos una persona que se encarga de hacer arreglos, y que acomoda el uniforme de los estudiantes como ellos quieren, manteniendo lo que indica el colegio obviamente. Eso también nos ha ayudado con la clientela, porque se van contentos los niños y los apoderados", cuenta orgullosa Erika Altamirano, quien actualmente fabrica los uniformes de treinta colegios de Temuco.
Otro caso de éxito es el de la Casa Francesa, que a pesar de haber pasado por tres dueños, mantiene no sólo el nombre, sino también a su clientela. "Vendemos un producto con el cual el cliente queda satisfecho y después vuelve a comprarlo. Ha ido de boca en boca que nuestros productos son buenos, y gracias a Dios cada vez estoy vendiendo más", enfatiza José Muñoz, actual dueño de la tienda fundada en el año 1925.
Muñoz, quien es dueño del local desde el año 1988 y que partió como auxiliar de aseo en el mismo, señala que a pesar de las constantes ofertas del retail, "para mí no ha sido difícil, los clientes me han preferido y han sido consecuentes conmigo".
Otra de las particularidades del tradicional local comercial, ubicado en la esquina de calle Portales con General Mackenna, es la venta de calzado nacional y de trajes de cueca para la época dieciochera, lo que les ha permitido generar diez puestos de trabajo en el mes de septiembre y seis durante todo el año.