A nuestros candidatos
Un mejor sabor y consistencia desgraciadamente atentan en contra de la salud de las personas, al punto de aumentar el riesgo de afecciones coronarias.No queremos una campaña de ataques, ofensas y promesas incumplidas.
Se nos viene un nuevo día de elecciones, fruto de la valiosa vida democrática y republicana. Ocasión extraordinaria para expresar mediante el voto lo que queremos y anhelamos para nuestra Patria. Oportunidad para agradecer todo el trabajo, muchas veces abnegado, sacrificado y también incomprendido, de muchos servidores públicos en responsabilidades y cargos políticos. Tiempo propicio para agradecer a quienes ahora desean como candidatos, hacer de su vida próxima un servicio a la comunidad.
Los gobiernos y parlamentos son claves a la hora de pensar en el progreso, perspectivas de futuro de la nación, y el lugar que está llamada a ocupar en el contexto internacional, como las necesidades básicas más sentidas de la gente.
Son la instancia en que a partir de los grandes valores que caracterizan el alma y la cultura de Chile, bases de su identidad, concretizan tantas iniciativas para el desarrollo, la participación social y la calidad de vida de la población.
Es por ello que tanto a candidatos como instancias partidarias les exhortamos que en este tiempo de campaña puedan dedicarse ante todo a escuchar a la gente, sobre todo a quienes no lo están pasando bien, a los distintos constructores de la sociedad sin importar condición ni ideología, a discernir las urgencias más sentidas de la ciudadanía, y a proponer los mejores caminos para que den respuesta a los mismos.
Por el contrario, no deseamos una campaña de ofensas, de ataques mutuos, de promesas a la gente que no se cumplirán, de grandes anuncios que están lejos de las posibilidades reales del cargo al que se postula, de propaganda basada en la descalificación, la revancha, y menos aún a costa de exposición de las debilidades humanas de otros, o en una crítica despiadada hacia quienes han venido ocupando tales responsabilidades. Nada de esto ayuda a combatir la violencia, o a construir la amistad cívica y la reconciliación que tanto nos urge.
Nuestro país y regiones no son un botín personal ni partidista que justifique tales prácticas.
No son estas las actitudes que queremos ver en nuestras próximas autoridades, porque nada de esto nos ayudaría a construir unidos la nación que anhelamos y que nuestra población espera.
Que la contienda se base en quién ofrece las mejores propuestas para terminar de vencer en la paz y la justicia social, la pobreza y la inequidad que tanto daño nos hacen.