La alta convocatoria del acto ecuménico para orar por la paz en la Araucanía en la Catedral de Temuco el 6 de enero y que fuera convocado por las iglesias católica, evangélica, luterana y pentecostal, nos interpela a tomar conciencia sobre la grave situación de conflicto interétnico a la que hemos llegado como comunidad regional y local. En dicho acto se congregaron agricultores, trabajadores forestales, del comercio, construcción, transporte, turismo, servicios públicos y privados, rectores de universidades locales; como asimismo líderes tradicionales y dirigentes comunitarios del mundo mapuche. También estuvieron allí familiares de víctimas de violencia rural con resultado de muerte, tanto mapuches como no mapuches.

Desde la mirada de la cátedra que represento, la significación de este encuentro nos interpela como seres humanos y creyentes a comprometernos en dos acciones fundamentales. Primero, tomar conciencia que ya no podemos quedarnos pasivos observando lo que ocurre. La sociedad global está evolucionando hacia una mayor conciencia social y ésta demanda de cada uno de nosotros acción, tanto personal como grupal, en nuestros respectivos ámbitos y contextos donde nos desenvolvemos para promover y comprometernos con la paz. No obstante, la paz que necesitamos requiere de varias instancias de diálogo con una 'genuina escucha