Es fácil incurrir en generalizaciones, pero como todas ellas, no representan el conjunto. Jóvenes solidarios hay, y muchos.
Quieren subir a lo más alto, a lo más alto de su condición y dignidad humana.
Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano, quien lo obligó a ofrecer sacrificios a los ídolos y escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo. El santo mártir escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le condenó a morir a flechazos.
Una vez más, siguiendo una hermosa tradición cuyo origen se desvanece en los siglos, en este fin de semana miles de peregrinos, entre quebradas, serpenteando lechos de ríos y polvorientos senderos, desafiarán la oscuridad de la noche o el implacable sol del día, camino a los santos lugares en donde a lo largo de Chile se venera a San Sebastián. Camino a un Santuario, no exento de sacrificios físicos, de oraciones y de súplicas que se elevan al cielo en medio del agotamiento; camino de examen de conciencia, de arrepentimiento, de penitencia por las faltas y errores cometidos; camino de dolor por las angustias y sinsabores que ofrece la vida; camino de esperanza y de fe en el Dios de la Vida que nunca abandona a su pueblo; camino de gozo y de acción de gracias por la conversión alcanzada, y por tantas gracias y bendiciones recibidas por la intercesión del Santo.
Conmueve que no pocos de ellos son jóvenes. Suben a buscar aquello que su mundo habitual con toda su oferta no es capaz de ofrecerles. Quizás cansados de paraísos ilusorios, tanto materialismo aplastante, violencia, hedonismo exacerbado y estilos de vida vacíos y degradantes. Quieren subir más alto, a lo más alto de su condición y dignidad humana, a lo sagrado que les revele quiénes y son y a qué están llamados en esta vida, buscando colmar su sed de verdad y trascendencia, de espiritualidad que llene de sentido y plenitud sus vidas, de un misterio que escapa a los límites de lo meramente terrenal, de infinito, de eternidad, de Dios. Anhelan descubrir en la fe de este joven mártir, iluminación para no sacrificar sus vidas a las idolatrías deshumanizantes de nuestro tiempo, y razones para ofrecer también ellos la propia existencia, jugándosela por construir una sociedad a escala humana, amando y sirviendo como Jesucristo.
obispo de Temuco