Irán cree "nula" posibilidad de acuerdos
Mabel González / Agencias
Las conversaciones de paz que buscan terminar con la guerra civil en Siria tuvieron ayer un inicio complicado debido a las posiciones encontradas respecto del futuro del Presidente Bashar al Assad, que amenazan con colapsar las negociaciones antes de que comiencen.
La disputa sobre el papel de Al Assad fue un mal augurio para la conferencia internacional de paz que busca elaborar un plan de transición y preparar una elección democrática para esa nación de Medio Oriente asolada por la guerra.
En la ciudad suiza de Montreux, EE.UU. y la oposición siria abrieron la conferencia diciendo que el Presidente del país perdió su legitimidad cuando aplastó a un movimiento inicialmente pacífico.
En una fuerte respuesta, el ministro del Exterior sirio, Walid al-Moallem, dijo que los terroristas y la intervención extranjera han desgarrado a su país. Walid se negó a dejar el podio, pese a que el secretario general de la ONU se lo pidió.
"Usted vive en Nueva York, yo vivo en Siria", dijo con furia a Ban Ki-Moon. "Tengo el derecho de presentar la versión siria en este foro. Luego de tres años de sufrimiento, éste es mi derecho", agregó.
Luego de tres horas de conversaciones, ambos bandos parecían estar más alejados que nunca. "Verdaderamente necesitamos poner atención a la realidad", sostuvo el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry. "No hay forma de que el hombre que ha respondido en forma brutal a su pueblo recupere la legitimidad necesaria para gobernar. Un hombre y quienes lo han apoyado no pueden mantener como rehenes a toda una nación y una región", continuó.
Tanto los delegados de Al Assad como la Coalición Nacional Siria, respaldada por occidente, dijeron que hablan a nombre del pueblo sirio.
El líder de la oposición, Amhad al-Jarba, de la Coalición Nacional, titubeó hasta el último minuto sobre su asistencia a las conversaciones de paz a las que se oponen las brigadas rebeldes en Siria. Ayer insistió en que cualquier discusión sobre la permanencia de Al Assad en el poder significaría el fin de las negociaciones.
Un Gobierno de transición "es el único asunto en discusión" para ellos, dijo. Al-Moallem insistió en que sólo los sirios pueden remover a Assad y acusó a occidente y los países vecinos, especialmente a Arabia Saudí, a la que no nombró, de entregar dinero, armas y combatientes a los rebeldes.
"Occidente dice combatir al terrorismo públicamente, pero en secreto lo alimentan", dijo. "Los sirios en esta sala han participado en todo lo que pasó, pusieron en marcha el derramamiento de sangre y todo a expensas del pueblo sirio al que dicen representar".
Al término de la sesión inaugural de la conferencia, Ban advirtió que no debe esperarse un avance instantáneo en las negociaciones que la oposición y el Gobierno sirio comenzarán mañana en Ginebra.
"No esperamos un avance instantáneo", sostuvo el responsable de Naciones Unidas.
Ban sostuvo que nadie debe subestimar las dificultades que habrá, pero afirmó que es el deber de las partes que ahora se enfrentan "encontrar el camino de la paz".
El vicepresidente de Irán, Mohammad Alí Najafi, consideró que la posibilidad de llegar a un acuerdo para Siria en la conferencia de paz es "nula" por la propia composición de la mesa de Ginebra 2. "La composición de Ginebra 2, tanto de grupos como de Gobiernos (representados en las conversaciones), nos da la señal de que la posibilidad de que se llegue a un acuerdo es nula", dijo Najafi, quien además censuró las "presiones" que llevaron a la ONU a retirar la invitación que había cursado a Irán para participar en la conferencia de paz.