Andrea Andreu: 'Margot Loyola es una persona única e irrepetible'
música. La artista destaca el legado de la folclorista e investigadora y resume el disco que está a punto de lanzar.
Así responde cuando la señalan como la sucesora de la afamada folclorista, a quien considera un personaje muy importante y completo de nuestra música. Señala además que le encantó el premio Altazor 2014 que ganó puesto que 'por primera vez se la reconoce como compositora, su trabajo se ha visto siempre desde la educación, la recopilación y la interpretación pero su faceta de compositora existe y esta tonada 'El engreído' es prueba de ella'.
Cuenta que su afición por la música le viene desde antes de nacer ya que sus padres se conocieron bailando en un grupo folclórico y eran muy amigos de Gabriela Pizarro y Margot Loyola.
'Empecé a estudiar piano a los 12 años, iba a la Escuela Moderna de Música cuando estaba en una casona antigua en Los Leones. Todos los sábados me llevaba mi mamá y me esperaba afuera. Después seguí clases en casa de la profesora durante dos años y me acuerdo perfecto de la última vez que toqué porque fue un chasco terrible: tenía que tocar una sonatina de Clementi y me olvidé del primer movimiento, bajé las manos y empecé con el segundo y me pasó lo mismo, bajé las manos, voy con el tercero y me pasa lo mismo, saludo y me voy'.
Piensa que quizás fue el término de un proceso, porque de ahí en adelante le empezó a interesar la guitarra, que es lo que más toca ahora, y ocupa el piano de manera funcional, para hacer arreglos y vocalizaciones o dirigir algún ensayo.
-Todavía estamos en el proceso de trabajo, no tenemos fecha cercana, quizás a fines de año. Como es un disco que viene con hartas canciones propias estoy buscando que este hijo nazca completo y con calma para poder crear las sonoridades y los arreglos que hagan que se disfrute a través de los años también. Lo estamos tomando con calma, estamos viendo en vivo cómo recibe la gente los distintos temas y así vamos adecuando los arreglos.
-Viví harto tiempo en el barrio Yungay, ahora no, ahora vivo en Matta Sur que también me gusta. Tuvimos que salir de ese barrio porque la casa en que vivíamos estaba muy mala. Nos gustó mucho vivir allí porque tuvimos vecinos de todas partes, en la cuadra que yo vivía habían más extranjeros que chilenos, harta multiculturalidad. La feria que se pone los domingos era un espectáculo en sí misma, el lugar donde se aglutinaba toda la diversidad del barrio. La canción habla de que está bien que podamos vivir mezclados, que nadie sienta que no es su tierra y que no pueda venir alguien de afuera a buscar oportunidades. El barrio Yungay no es un barrio de paso, al tener vecinos de países más cálidos su forma de relacionarse es mucho más cercana, más abierta y se ve más vida en la calle, te sientes más acompañado.
-La casa de canto era una idea que teníamos hace tiempo con mi marido de crear una instancia que recreara lo que eran las antiguas casas de canto pero también como un espacio vivo, traerlo al presente con toda la vida y movimiento que tenían. Nacieron en la primera mitad del siglo pasado en las ciudades, eran casas particulares donde se reunía gente a comer comida casera y la misma familia era la que tocaba. En ese tiempo era más común tener piano en las casas.