A propósito del cuento que se desea dar a conocer en los jardines infantiles de la Junji, quisiera referirme solamente a uno de los involucrados, y quizás, el más importante de todos. Nicolás. Es decir, invitar a poner la mirada fundamentalmente en los niños destinatarios de esta historia, antes que en temas como la diversidad, la inclusión, la no discriminación, los distintos tipos que habría hoy de familia, y menos la situación de la homosexualidad.
Quisiéramos hacerlo, planteando más bien preguntas: ¿Se desea con esto, que los niños entiendan que algunos de ellos pueden nacer, crecer y desarrollarse integral y plenamente, sin experimentar jamás la necesidad o la falta de tener un papá, o una mamá? ¿Entonces, por lo tanto, que el aporte exclusivo de la maternidad, o de la paternidad, no existe y no tiene nada que ofrecer, y por ello da lo mismo si esta presencia, especificidad o sensibilidades propias de cada uno en cuanto varón y mujer no está presente?
Desde hace algún tiempo vemos personas que no tienen interés definitivo en casarse y formar una familia, pero sí tener hijos. Y entonces, ya sea por arriendo de un vientre, o por inseminación artificial, o mediante la búsqueda de un embarazo como favor, etc., tanto hombres como mujeres logran tener estos niños. Pero entonces las motivaciones suelen ser 'para combatir la soledad', 'para tener alguien a quién dar amor', 'para tener hijos que me entreguen cariño', 'para que se encarguen de mí en la vejez'... etc. Las motivaciones pueden no ser malas en sí mismas, pero claramente insuficientes para justificar engendrar la vida. No pocas de estas motivaciones son profundamente egoístas, propias de una cultura individualista. Se piensa en un bienestar para sí, pero no se piensa en esos hijos que desde el principio nacerán privados de derechos que son esenciales. Ir por la vida sin un papá o sin una mamá por la simple decisión arbitraria de uno de ellos, implica carencias, sentimientos, vacíos, incluso frustraciones no fáciles de resolver. Se argumenta que este cuento pretende que de pequeños los niños conozcan la realidad de las nuevas formas de ser familia, y aprendan a no discriminarlas.
Ello no basta a la hora de educar. Implica ofrecer elementos que a los niños les permitan discernir el bien, el mal o los problemas objetivos presentes en esa realidad, y así ir elaborando juicios de valor. Las respuestas a preguntas como las planteadas es una resolución de dilemas éticos, que ya la psicología ofrece como una fórmula para transitar en la formación de la conciencia moral, de un estadio a otro superior.
,