Masivo retorno de los turistas
Este fin de semana se espera una de las jornadas más complejas en el tema de la circulación vehicular por las rutas que unen a la zona lacustre con Temuco. De hecho, se estima en cerca de 70 mil los vehículos que pasarán por el Peaje de Quepe, toda vez que se viven los últimos días de la temporada en los balnearios de Pucón, Caburgua, Villarrica y Licán Ray y el grueso de los turistas comienza a emprender el retorno.
Ante este complejo panorama, y dada la situación de constantes tacos que se ha vivido durante el verano, en especial en las vías Freire-Villarrica, Villarrica Pucón, Villarrica Licán Ray y Pucón Caburgua, es que ya se han tomado algunas medidas concretas tendientes a minimizar el impacto de este masivo retorno. Estas acciones, coordinadas por Carabineros en conjunto con la Municipalidad de Villarrica, se sustentan en no permitir que el grueso de los vehículos circule por la ruta a Freire en dirección a la capital regional. Así, los que regresan desde Licán Ray deberán tomar la vía que conecta a Villarrica con Pitrufquén; en tanto que los vengan desde Pucón-que se estima será un número aún mayor de vehículos- lo harán por la vía a a Freire. Además, se adoptaron medidas de contingencia en el mismo peaje, que estará funcionando a su máxima capacidad.
Ahora bien, a pesar de todas las medidas que tomen las autoridades como los organismos privados encargados de las carreteras, la responsabilidad de evitar las aglomeraciones y cualquier eventualidad que pudiera presentarse en la carretera recae sobre los conductores. Por ello el llamado es a tomar todas las providencias posibles, como emprender el retorno en horas donde se estime no habrá tanta congestión, esto es muy temprano o bien en horas de la noche. Además, se hace tremendamente necesaria una conducción responsable, toda vez que los adelantamientos imprudentes y la conducción no atenta a la señalética son las principales causas de los accidentes. Minutos más, minutos menos, lo importante es llegar sano y salvo a destino. Eso debe prevalecer por sobre todo.
Con el signo de las cenizas sobre nuestras cabezas, hemos iniciado un nuevo tiempo en nuestras vidas. Reconocemos así nuestra fragilidad, en el inicio de un camino de esperanza en el que nos aventuramos acompañados por el Espíritu de Jesús.
Así entramos en un camino de cuarenta días penitenciales, en el cual como discípulos somos invitados para dirigirnos a la Pascua de la Vida, con un corazón renovado.
La experiencia de nuestra propia vida, nos habla de la necesidad de contar con ciertos momentos para reorientar nuestra ruta, para tomar nuevas decisiones o simplemente para reafirmar aquellas opciones que definen nuestra existencia.
Esto lo vivimos ante una enfermedad, al comienzo de la época de estudios, de un tiempo laboral, en el curso de la vida familiar, etc.
La Cuaresma es algo parecido. Se nos invita a mirar con profundidad nuestra vida cristiana y las opciones que hemos ido tomando, no sólo a nivel personal sino también familiar y como sociedad.
Se nos presenta así como una gran oportunidad para reorientar nuestro proyecto de vida, renovándonos interiormente.
La Iglesia, discípula del Señor, recibe y hace un fuerte llamado recordando que ha llegado el tiempo oportuno para la conversión, a vivir con renovado entusiasmo nuestra fe en el Dios de Jesús que es Padre que ama con misericordia a todos y todas, a dar testimonio de lo que hemos recibido mediante la caridad fraterna, siendo servidores y servidoras de los hermanos y hermanas, especialmente de los pobres y excluidos.
Deseo que este tiempo de esperanza en el Dios Salvador y Liberador, nos ayuden a abrir nuestros corazones, para recibir la Redención obrada en favor nuestro por el Señor.