Con una Catedral de Temuco repleta de feligreses, la Iglesia Católica celebró ayer su Domingo de Ramos. Pese a las lluvias del día anterior, el buen tiempo permitió al público salir de sus casas para ser parte de esta fiesta anual en la que el perfume de olivo, romero, laurel y espiga se expande por todas las capillas y parroquias de la Región.

La idea es recordar y revivir el relato bíblico de la llegada de Jesús a Jerusalén, lo que a su vez marca el inicio de la Semana Santa. Al mediodía de ayer, cientos de personas, parejas y familias completas se congregaron en la plaza de Armas de la ciudad, para recibir la bendición de ramos de manos del obispo Héctor Vargas Bastidas. Mientras, en las afueras de la catedral, se comercializaban los populares ramos a $300 y rosarios, que variaban desde mil pesos los de madera a 2 mil los de piedra volcánica.

Luego comenzó la celebración de la multitudinaria misa en la sede eclesiástica, donde la gente escuchaba atenta el pasaje bíblico de la Última Cena. La instancia sirvió a los oyentes no sólo para demostrar su fe, sino que también para pedir por la salud y el bienestar de los más cercanos.

Durante la ceremonia, el monseñor Vargas dedicó palabras, no sólo para las víctimas de las lluvias en el norte del país, sino que también para los afectados por la sequía y los incendios en nuestra Región.

"En nuestro país estamos sufriendo mucho por los fenómenos de la naturaleza. Pareciera que se juntan todos. Es una situación muy dolorosa, triste, hay víctimas, y esto tiene que hacernos reflexionar en muchas maneras", dijo el obispo.

Además aprovechó la ocasión para hablar de la importancia de los creyentes de reforzar su fe en Dios y en la Iglesia, sin descuidar la preocupación por el prójimo. "La invitación no solamente es a rezar mucho por los que están sufriendo, sino que también colaborar con nuestra solidaridad concreta en medios, recursos y también dinero", expresó la autoridad eclesiástica.

Vargas también mencionó que, en base a los desastres ecológicos que afectan la zona, es necesario que en la humanidad exista conciencia para proteger la naturaleza. "Eso es fruto de los criterios que hemos tenido como humanidad para explotar la naturaleza como Dios no quiere que fuese. No la creó para eso", dijo.

El obispo llamó a toda la comunidad a que perciba estos días con respeto hacia las costumbres y seriedad. "Ojalá que no haya nadie que se dedique a hacer de la Semana Santa una larga fiestoca, un despilfarro, menos todavía en un contexto como este, que hay tanta gente sufriendo y pasándolo mal".