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Hace cuatro meses que Claudio Mora trabaja para la Empresa MPM en la localidad de Los Loros, pueblo ubicado a 45 minutos al este de Copiapó y que el pasado 25 de marzo sufrió la destrucción de casi el 80% debido al aluvión que barrió con el poblado tras las intensas lluvias que cayeron en la zona norte del país.
Este temuquense de 36 años de edad, se encontraba a un día de viajar de vuelta a la Región de La Araucanía, sin embargo, la tragedia del norte lo obligó a permanecer aislado al interior del valle de Copiapó por otros dos días más.
"Estuve a una cuadra de que el aluvión arrasara con la cabaña donde yo vivía en Los Loros. Por suerte en el lugar no corrió el barro y el agua, y logré salvarme", cuenta aún conmovido por sucedido el trabajador encargado de bodega, quien relata que ya lleva trabajando cerca de seis años en el norte del país.
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-Ese día después del trabajo me fui a dormir a la cabaña, estaba cansado y me dormí rápidamente. Durante la noche sentía que llovía mucho y que el viento también era muy inusual por esos lados. En la tele habían anunciado que llovería, pero nunca pensé que podía ser tan grave la cosa. No sentí cuando se vino el aluvión, solo me desperté cuando un colega me vino a tocar la puerta para avisarme del desastre que había pasado. Eran las 2 de la mañana y cuando lo vi que venía todo embarrado pude ver la magnitud de la tragedia".
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- Me vestí y junto a mi colega nos dirigimos hasta las bodegas de la empresa para la cual trabajamos y comenzamos a sacar la mayor cantidad de cosas para poder ayudar a la gente. Porque hubo compañeros que los arrasó el aluvión y quedaron con lo puesto, fue en la mitad de la noche y algunos solo se salvaron con pijama. La escena era súper complicada, estaba todo oscuro y lo único que sentía en los pies era barro y agua, ya no habían calles y todo estaba cubierto por el lodo que bajó de las quebradas.
Sí, durante dos días los teléfonos no funcionaban y la electricidad se cortó al momento del aluvión. Yo alcancé a llamar a mis padres que estaban en Temuco para contarles lo que había pasado, así que cuando se supo la noticia de la tragedia ellos estuvieron más tranquilos porque ya había hablado con ellos, ahora lo importante era poder salir desde Los Loros.
-Fue terrible porque el camino que une Copiapó con Los Loros estaba cortado como en tres partes. Así que como la empresa tiene una gran cantidad de máquinas las utilizaron para reponer los caminos. Un pueblo que queda más hacia la cordillera, San Antonio, quedó totalmente devastado, no había cómo llegar hasta allá. Finalmente después de dos días las máquinas pudieron abrir el camino y así fue como ya pudimos salir de Los Loros.
-Era puro barro, el agua y la tierra se vinieron de un golpe desde unos tranques que habían más arriba, así que todo ese material se vino abajo y tapó en casi el 80% el pueblo. Los Loros está en un hoyo, rodeado de cerros y eso provocó que el barro se juntara en las calles. Allí no viven más de 3 mil personas, entre trabajadores mineros y temporeros agrícolas y mucha de la gente que allí vivía está todavía desaparecida, no se sabe nada de ellos. Por suerte todos mis compañeros lograron salvar con vida y la empresa donde trabajamos no perdió ningún trabajador.
-La verdad es que después que pudieron abrir el camino la empresa nos mandó altiro de vuelta a la casa. Yo tomé el bus junto a otros 90 trabajadores y dejamos Los Loros. Ahora la empresa dice que las faenas van a estar paradas por los menos unas dos semanas, hasta que todo se tranquilice un poco. Cuando ya pase, tenemos que volver al trabajo, solo estoy esperando que me llamen para volver al norte.