Cenizas del Calbuco oscurecieron la zona lacustre hasta el mediodía
en la región. Una gruesa capa de polvo volcánico cubrió calles, carreteras, casas y personas. Nueve comunas sufrieron en mayor o menor medida los efectos de la nube del volcán sureño.
Bajo una gigantesca nube gris que retrasó la llegada de la luz diurna en cuatro horas, ayer los vecinos de Pucón y Curarrehue vieron aparecer uno de los escenarios esperables ante la siempre incierta erupción del Villarrica. Sin embargo, la fuente de la oscura pluma de cenizas que provocó la oscuridad provenía de otro volcán andino, el Calbuco, ubicado a más de 300 kilómetros, y que entró en erupción el pasado miércoles.
Tras 43 años inactivo, el volcán de la Región de Los Lagos se sacudió con violencia y producto de su accionar una enorme pluma de cenizas cubrió la zona sur. El capricho de los vientos la llevó en horas de la madrugada de ayer con dirección a La Araucanía, penetrando por Melipeuco hacia la zona lacustre. Debido a ello, la lluvia de cenizas cubrió el cielo de Pucón y Curarrehue, impidiendo que la luz del día llegara en los horarios normales, provocando la inquietud de los vecinos, poco acostumbrados a escenas tan sorprendentes, pese a su convivencia con el volcán Villarrica.
Saliendo desde Freire, ya a 10 kilómetros antes de llegar a Villarrica, la nube de cenizas reducía notablemente la visibilidad, como en los peores días de niebla invernal. Ya en la ciudad, los vehículos estacionados mostraban la acumulación de una lluvia intensa de cenizas que se prolongó por horas.
La acumulación del material particulado crecía a medida que se acercaba la zona de cordillera. La entrada a Pucón recordaba los documentales de las guerras mundiales: vehículos bajo ceniza, calles escondidas en centímetros de polvo volcánico, poca gente en la ciudad, toda portando mascarillas o intentando cubrir el rostro con sus abrigos.
Cerca del mediodía, las luces de la ciudad seguían encendidas, para intentar combatir la oscuridad provocada por la pluma del Calbuco, que impedía el paso del sol.
"Todos los días pendientes del Villarrica y en una noche ocurre esto con el Calbuco", señala la puconina Verónica Chacón, conversando a través de su mascarilla. "Recuerdo que ayer (miércoles) miraba con asombro por televisión lo que pasaba en el sur, y hoy ocurre esto. Si parecía que no amanecía nunca, estaba todo oscuro, y cuando se filtró algo de luz estaba todo lleno de cenizas. Nunca había visto algo así en mi vida".
A una cuadra de distancia, también con parte del rostro cubierto por una mascarilla, la vecina Blanca Zárate dice que "esto es demasiado sorpresivo. Eran las 10 de la mañana y todavía estaba oscuro por la ceniza. Por suerte me conseguí esta mascarilla para poder salir a la calle, yo creo que es peligrosa esta lluvia de cenizas".
ESCUELAS
La oscuridad y la pluma de cenizas sorprendió a todos. En las escuelas, los directores se encontraron con que muchos escolares llegaban a clases de forma normal, por lo que dada la emergencia lo más aconsejable era mantener a los alumnos en clases. Por otro lado, las instrucciones emanadas desde la seremi de Educación durante la mañana era que las clases continuaban de manera normal.
Vania Caripán es una de las apoderadas que decidió no enviar a su hijo a la escuela. Asegura que "yo llevo 7 años viviendo en Pucón y nunca había presenciado algo así, estábamos alerta por el Villarrica, pero jamás habría pensado que otro volcán nos llenaría de cenizas. Por eso decidí no enviar a Maximiliano (4) al prekinder del Colegio Liahona, y al menos pude ocupar la mascarilla que le tenía guardada por si entraba en erupción el Villarrica".
Sergio Leiva vive en el camino al volcán Villarrica. Asegura que "el sol se mostró recién cerca de las 11 de la mañana, sólo ahí se pudo ver algo de lo que estaba pasando. No recuerdo haber visto algo similar, salvo lo del cordón del Caulle. Es preocupante, hay que ver ahora qué pasará con el agua, con el ganado, con las clases".
Tanto en Villarrica como en Pucón, los equipos de aseo de ambos municipios portaban sus mascarillas para afrontar la lluvia de cenizas.
El alcalde Carlos Barra no pudo presenciar el preocupante espectáculo de la oscuridad y la pluma del Calbuco, por encontrarse de viaje en la capital. En su reemplazo, el administrador municipal puconino, Rodrigo Ortiz, relató que "no imaginábamos que la pluma llegaría tan lejos. Previamente, en la madrugada (de ayer) Onemi nos había advertido de la posible caída de cenizas, sin embargo, lo de hoy superó con creces lo proyectado".
En materia de seguridad, el municipio puconino ha trabajado fuerte en materia de información a la comunidad. "Hay que prevenir enfermedades respiratorias, el municipio ha distribuido la totalidad de las mascarillas que tenía en stock por la emergencia del Villarrica, adquiriremos más, pero hay una baja en la disponibilidad a nivel nacional, al parecer no habría más stock hasta mayo", apuntó Ortiz, quien agregó que "en la zona rural se nos presenta otro problema, que es el del agua potable, en tanto que la ciudad funciona normalmente".
Con el sol reducido a una mancha en medio de la nube de cenizas, el camino ayer pasado el mediodía entre Pucón y Curarrehue fue una tortura para los conductores. Aún con los focos encendidos, la visibilidad no pasaba del 10 por ciento de una jornada normal. Catripulli, Casa de Lata, quedaron ocultas bajo la pluma del Calbuco.
La escuela Calasanz, ya llegando a Curarrehue, mostraba ayer una capa de ceniza cubriendo el patio y el edificio. En una decisión basada en la oscuridad matinal y la pluma creciente, los niños fueron despachados a sus viviendas en el furgón escolar.
Patrick Stanislao, sostenedor del colegio, señaló que "llegaron 10 niños, el 30% del único curso que tenemos, porque somos una escuela nueva, entonces decidimos devolverlos a sus casas, porque no estaban las condiciones, estaba oscuro como la noche, y aunque tenemos las mascarillas y hay seguridad en el interior de la escuela, preferimos que estuvieran con sus familias".
En un municipio cubierto por la ceniza, el alcalde de Curarrehue, Abel Painefilo, indicó que "felizmente teníamos disponibles 2 mil mascarillas, se reunió el COE comunal a las 8 de la mañana donde resolvimos pedir la suspensión de las faenas camineras para evitar el tránsito de camiones. Nuestra preocupación pasa por la posible contaminación de las aguas y los problemas que la nube de cenizas puede acarrear a la salud de los vecinos".
La primera autoridad comunal de Curarrehue agregó que "un punto importante es buscar la manera de suplir la alimentación del ganado, ya que por la ceniza no se puede salir a pastorear. La verdad es que un fenómeno natural como éste yo nunca lo había vivido, nunca estuvo oscuro Curarrehue hasta pasado el mediodía, casi como si fuera una noche normal".
Jesús Quezada, encargado de Emergencias (s) del municipio de Curarrehue, agrega que "esta emergencia fue sorpresiva, y comenzó para nosotros cerca de las 1.30 de la madrugada con la caída de las cenizas. Amaneció muy tarde, cerca de las 12.30 de la mañana recién hubo luz diurna normal, y ahora estamos abordando el tema de los animales, pues este material cubre el pasto y afecta el agua, y en Curarrehue hay mucho ganado menor".
Recién pasadas las 13 horas, la zona lacustre pudo ver con claridad el escenario de las cenizas, gracias a que la claridad del día logró filtrarse en la pluma del Calbuco. La magnitud del fenómeno quedó de manifiesto en la gruesa capa de polvo que cubría los árboles, campos, casas y vehículos en las distintas comunas afectadas por el fenómeno.
La pluma del Calbuco llevó cenizas a 9 comunas de La Araucanía: Melipeuco, Cunco, Lautaro, Curarrehue, Pucón, Villarrica, Vilcún, Curacautín y Lonquimay. En menor grado, parte de las cenizas habrían ingresado a Temuco, aunque sin causar los trastornos de las comunas mencionadas. Sin embargo, crecía la preocupación entre la comunidad por posibles efectos en la salud por la calidad del aire.
La rapidez de la erupción del volcán Calbuco sorprendió a todos, así como la densidad de la pluma que llegó hasta La Araucanía.
Carlos Cardona, director técnico del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (Ovdas), indicó que "la extensión de una pluma depende de la tasa de material que se aporte a la atmósfera, por ejemplo la del cordón del Caulle dio la vuelta al mundo. En cuanto a la dirección de la pluma de cenizas, está dada por los vientos".
Cardona señaló respecto de la violencia de la erupción del Calbuco, que "no fue algo inusual, pues este volcán tiene este tipo de erupciones de acuerdo a los antecedentes históricos. Sí llamó la atención la rapidez con que se desarrolló el proceso".