Zona cordillerana en alerta por tormentas de nieve, lluvia y viento
emergencia. Lonquimay es hasta ahora la comuna más golpeada por el sistema frontal. A nivel regional hay 4.244 afectados, sin que a la fecha se registren damnificados.
Un total de 4.244 personas afectadas y 33 familias aisladas en la cordillera es el saldo que hasta ayer había dejado el sistema frontal en la zona, que obligó a declarar Alerta Temprana Preventiva para La Araucanía y Alerta Amarilla para 8 comunas cordilleranas y precordilleranas, principalmente por nieve.
La información, entregada por la directora regional de Onemi, Janet Medrano, señala que hasta el momento no hay información emanada desde las comunas respecto de damnificados por los temporales de viento y lluvia, sí afectados.
"En Loncoche hay 2.300 personas que no cuentan con servicio eléctrico, y lo mismo ocurre en Lumaco, con 144 vecinos. En Lonquimay, son 1.800 personas las afectadas, donde además de los cortes del suministro eléctrico, presentan problemas derivados de la nieve, como problemas de acceso a sus viviendas, cortes de caminos y por lo mismo imposibilidad de llegar con agua potable hasta algunas casas".
Respecto de la Alerta Amarilla que pesa sobre las comunas de Lonquimay, Curacautín, Curarrehue, Pucón, Villarrica, Cunco, Melipeuco y Vilcún, Lonquimay es la comuna más golpeada, registrando 33 familias aisladas, equivalente a unas 130 personas aproximadamente.
"Se mantiene la Alerta Amarilla para las 8 comunas de la zona cordillerana y la Alerta Temprana Preventiva para toda la Región", señaló la directora regional de Onemi, Janet Medrano, quien agregó que "todas estas cifras sin duda irán cambiando con el transcurso de las horas, por lo que estamos en directo contacto con los municipios y sus comités de operaciones de emergencia (COE)".
Mientras la lluvia y el viento golpeaban fuerte ayer en la zona costera y en el valle de La Araucanía, la nieve se sumó en la zona de montaña a las persistentes precipitaciones y al temporal de viento que desde hace unos días golpea con intermitencia a Lonquimay, Curacautín, Curarrehue, Pucón, Villarrica, Cunco, Melipeuco y Vilcún.
Ayer, por la fuerza desatada de la naturaleza, Lonquimay fue la comuna más afectada. Y es que desde Malalcahuello, todavía en Curacautín, las fuertes nevadas se sucedieron gran parte del día, con especial crudeza en el Túnel Las Raíces y en la alta montaña.
Ante la emergencia, el municipio lonquimayino debió desplegar toda su maquinaria pesada en los caminos troncales y secundarios de la extensa comuna, única manera de afrontar las nevazones que desde el pasado fin de semana han azotado a esta parte de la zona cordillerana.
En total son 16 máquinas municipales las que están despejando de nieve las rutas interiores, a las que se suman las máquinas del paso fronterizo y las de Vialidad, entre ellas un camión "salero" con 4 toneladas de capacidad.
Guido Barría, alcalde de Lonquimay, señaló que "la nevada del sábado fue bastante grande, hizo que cayera todo el sistema eléctrico de la comuna, no sólo líneas troncales, sino también domiciliarias, por lo que hay cerca de 90 personas de Frontel trabajando en el restablecimiento del servicio".
No hubo damnificados, pero la intensidad de las nevadas ha obligado a actuar rápidamente en despejar los caminos, de forma de evitar que las familias de las zonas altas de la cordillera queden aisladas, como ha ocurrido en inviernos anteriores. De hecho, las cifras entregadas por Onemi regional señalan que justamente es esta comuna la única que presenta familias aisladas (33).
"Por ahora lo más complicado es el ingreso a los domicilios en las zonas altas, entre los 300 y 500 metros, principalmente en Mallín del Treile, Galletué, Quinquén, Naranjo, Mitrauquén", apuntó el alcalde Barría, quien agregó que "todo esto es dinámico, ahora mismo (ayer) está nevando muy fuerte arriba, por lo que debemos seguir permanentemente enviando maquinaria".
Las zonas más afectadas de Lonquimay por las nevadas y los intensos temporales de lluvia y viento han sido Quinquén, Mallín del Treile y la zona urbana. Precisamente en el centro de Lonquimay, la plaza de Armas se encontraba ayer bajo una capa de nieve . Las calles, en tanto, comenzaban a acumular agua mientras los transeúntes intentaban no resbalarse en las veredas.
"Estimamos que desde las zonas más altas no deberíamos recibir mucha agua", señaló el alcalde Barría, quien agregó que "es cierto que en el área urbana está cayendo agua sobre nieve, pero se encausa dentro de las mismas calles. Hay indudablemente molestias para circular por las calles, pero no hay escurrimiento al interior de las viviendas".
A 500 metros de altura, la situación de la nieve se hace compleja. Pequeñas viviendas van apareciendo entre la inmensidad del manto blanco, con sus animales -vacunos, corderos, chivos, aves- escarbando en el suelo nevado en busca de alimento.
En Mallín del Treile -mismo lugar al que llegó el año pasado el ministro de Agricultura a coordinar ayudas por la emergencia- la situación por el clima complica al casi centenar de familias que allí vive, misma situación que afecta a quienes viven en las zonas más altas de la comuna.
Rosa Curical Huilipán, presidenta de la comunidad Mapuchoique, ha visto como las intensas nevadas de los últimos días han ido bloqueando los caminos. A 6 kilómetros del centro urbano de Lonquimay, el tema de los accesos se suma al de falta de forraje para sus animales.
La dirigente mapuche señaló que "las nevazones fuertes comenzaron a caer el sábado por la noche, con mucho viento fuerte, y desde entonces el tiempo no ha mejorado. A eso se sumó que hubo caídas de árboles y se nos cortó la luz, debimos estar en medio de la montaña a oscuras y con el viento golpeando fuerte. Después supimos que los cortes de luz se dieron en todo Lonquimay".
El sector de Mallín del Treile está conformado por cerca de una treintena de familias que viven principalmente de la ganadería. La temporada invernal es la parte más dura de una existencia ya de por sí esforzada.
"Acá comienza a nevar y de inmediato se nos cortan los accesos, pues vivimos en plena montaña, pero estos días hemos visto las máquinas despejando los caminos", agregó Rosa Curical. "Pero históricamente en cada nevazón que ha caído hemos quedado aislados, a veces por 3 a 4 días, sin contacto con nadie, sobre todo si además se corta la luz", apuntó.
Respecto de los animales, en otro punto de Lonquimay -camino a Alaska- la dirigente tiene un puñado de vacunos que no ha podido ir a buscar por causa de los temporales. En sus terrenos, junto a su casa, mantiene al resto de su ganado, conformado por ovejas y chivos, además de algunos pavos.
"Este año no guardamos nada de alimento para nuestros animales porque con la sequía del verano se secó todo lo que había en los potreros. Hemos tenido que gastar mucho dinero en comprar fardos, pero no sabemos hasta cuándo resistiremos así, porque el invierno ha aparecido muy tarde", agrega la dirigente.
Rosa Curical señaló que "desde marzo que hemos escuchado de un bono de emergencia, pero sólo se entregó un bono a la gente de Prodesal y PDTI, y para los pequeños agricultores se dijo que se podían recuperar las facturas por compra de pasto, pero compramos en abril y el beneficio cerró un mes antes. Entonces ¿cuál es el apoyo que nos están dando?".
Ayer, la nieve caía con fuerza desde Malalcahuello hasta pasados unos kilómetros del túnel Las Raíces. En el corazón urbano de Lonquimay, en tanto, una potente lluvia caía sobre la nieve acumulada en las veredas.
El espectáculo albo generaba dos reacciones muy distintas entre residentes y visitantes. Así, mientras los vecinos intentaban resignarse al frío y mojarse de pies a cabeza, quienes viajaban desde otras ciudades disfrutaban del espectáculo del manto blanco cubriendo todo.
Es el caso de la pareja temuquense conformada por Juan Carlos Concha y Antonia González, quienes desafiaron las fuerzas de la naturaleza para levantar un mono y un conejo de nieve.
"Vimos de paseo a la cordillera, la idea era venir hasta Malalcahuello solamente, pero como allí comenzaba la nieve decidimos seguir y aquí estamos", señaló Juan Carlos Concha.
"Quisimos aprovechar la nieve, y aunque hace frío y llueve mucho, dedicamos media hora a armar este muñeco y su conejo. Pero ahora sí me estoy helando", agregó Antonia González.
Diametralmente distinta es la percepción de los lonquimayinos. Clara Luz Vergara, a sus 64 años, debió caminar bajo un lluvia torrencial desde el pasaje San José -en un extremo de la ciudad- hasta el centro de la misma para acudir a control al hospital. "Esto de no tener plata hace que una tenga que moverse a pie nada más, y con esta lluvia más toda la nieve que ha caído, hace todo difícil".
El vecino lonquimayino Juan León agrega que "la nieve se atrasó bastante este año, el año pasado en junio ya teníamos mucha nieve. Pero en Lonquimay estamos acostumbrados a las inclemencias del tiempo, en invierno un día está todo bien, al día siguiente llueve, al otro cae nieve… Es duro e impredecible el clima aquí en la zona cordillerana" .