Ante la ola de críticas y aseveraciones de que el senador Alberto Espina (RN) sabía lo que había pasado con los correos que dejan en evidencia los supuestos vínculos del Partido Comunista con las Farc, ya que fue él quien entregó esa información el año 2008 durante el primer gobierno de Bachelet, el parlamentario asegura que no hay montaje alguno y que hizo lo que tenía que hacer, pero que no posee más información.
- Entiendo que usted tuvo acceso a los correos que investigó el Ministerio Público para establecer supuestos vínculos con las Farc y miembros del Partido Comunista y los que puso a disposición del fiscal Moya el año 2009. ¿Cómo llegaron a sus manos?
- El año 2008 yo viajé a Colombia y a Perú con Sebastián Piñera, que era candidato presidencial, y Andrés Allamand para reunirnos con los presidentes de Ecuador y Colombia. En esa oportunidad, autoridades del gobierno colombiano nos hicieron entrega de un set de correos que provenían, según se nos dijo, del computador de Raúl Reyes, quien era el jefe de las Farc, quien murió en el bombazo.
- ¿Le explicaron por qué razón ese material se los entregaron autoridades políticas?
- Dijeron que esa misma información se la habían dado a la Agencia Nacional de Inteligencia de Chile meses antes, pero que no habían tenido respuesta de ninguna naturaleza.
- Qué hizo el año 2008 con esos correos?
- Los estudié y me di cuenta que habían hechos que podían ser constitutivos de delito y mi deber como funcionario público era ponerlos a disposición de la Fiscalía. Así lo hice y se instruyó investigar al fiscal Emiliano Arias y lo que se vinculaba con La Araucanía se le hizo entrega al entonces fiscal regional, Francisco Ljubetic.
- ¿Me imagino que después usted consultó qué había ocurrido con esas investigaciones?
- Sí, cuando a fines del 2008 se filtraron a la prensa yo consulté y lo que se me dijo es que eran insumos para el trabajo de inteligencia que se estaba realizando y para determinar si había una relación con los hechos de violencia de La Araucanía y también se me pidió reserva y yo no iba a perturbar una acción de inteligencia.
- Luego que se hicieron públicos esos correos usted fue muy criticado por todos los sectores. ¿Qué opina hoy varios años después?
- Fui muy criticado y no fui apoyado por ningún gremio ni autoridad política de la oposición y aún no entiendo por qué, por eso me alegra que hoy muchos de los que guardaron silencio expresen su preocupación. Se dijo que yo acusaría a los mapuches de estar vinculado a las Farc y eso es mentira: yo soy senador gracias a los mapuche. No me cabe duda que la inmensa mayoría del pueblo mapuche recahaza la violencia.
- Este reflote de los correos y la polémica que se ha armado en el país y la Región está hace unos días, ¿Por qué no había querido hablar del tema?
- Por una razón muy simple, porque las conversaciones que tuve con el fiscal Francisco Ljubetic y ahora con el fiscal Cristian Paredes yo entiendo que es una información que la Fiscalía pueda usar en investigaciones en curso y porque los parlamentarios no somos comentaristas de las investigaciones judiciales. Yo cumplí con mi deber y entregué esa información.
- ¿Cuáles son los hechos que pudo acreditar en esos correos?
- Queda acreditado que existen vínculos políticos entre el Partido Comunista y las Farc, grupo de narcoterroristas y el mayor violador de derechos humanos durante décadas en Latinoamérica, ellos secuestran y asesinan gente de manera cobarde. Entonces, resulta inaceptable que el Partido Comunista haya tenido, aunque fueran vínculos políticos, con un grupo que se caracteriza por violar los derechos humanos. Francamente, el Partido Comunista tiene un doble estándar inaceptable.
- Los mapuches que aparecen en el documento movimientos migratorios de imputados fueron absueltos por el atentado a Tur Bus. ¿Por qué no se perseveró en esta información que usted entregó a la Fiscalía? ¿Qué pasó?
- Eso tiene que responderlo la Fiscalía. Yo lo que sé es que esos antecedentes fueron presentados en esos juicios y algún tribunal de garantía declaró la prueba inconducente, a raíz de que esa prueba habría sido obtenida en territorio ecuatoriano. Pero yo no tengo información, si yo no soy investigador. Yo lo que hice fue cumplir con mi deber.
- Al margen de que no le corresponda, ¿por qué no perseveró?
- Claro que lo hice. Y lo que se me dijo categóricamente es que ese material era usado por la Fiscalía para investigar los casos de violencia en curso. De las conversaciones que tuve con fiscales me informaron que en la Región había grupos atomizados muy violentos y sin ningún interés en participar de diálogo alguno.
- Y durante estos seis años, ¿siguió consultando? ¿Le preguntó alguna vez a la ANI?
- Dos meses después que entregué la información me entrevisté con el director de la ANI, que es el mismo que está ahora, y yo en ese momento me di cuenta que no habían hecho nada con la información que habían recibido. Luego, en varias oportunidades conversé con los fiscales y ellos me decían siempre y de manerra categórica que era material que estaba siendo usado para las investigaciones respectivas.