Andrés Burgos, el escritor que imaginó la invasión chilena a Argentina en 2045
En la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el autor colombiano lanzó la curiosa ficción. Acá habla de narcos y de cómo la muerte de un amigo a los 25 años de edad interrumpió su carrera como cineasta.
en el filba se le pidió a burgos -y al estadounidense Tao Lin, al portugués Gonzalo Tavares y al argentino Pablo Katdchadjian- que hiciera sus predicciones ficcionadas para el año 2045.
Con estas credenciales, Burgos aceptó el primer día de la feria un desafío que se le impuso junto a otros invitados como el estadounidense Tao Lin, el portugués Gonzalo Tavares y el argentino Pablo Katdchadjian: ofrecer sus predicciones para el año 2045.
Su propuesta consistió en que Chile invade a Argentina luego de que el país desaparece bajo el Pacifico.
"Solo las élites quedan, porque en los retratos realistas los pobres siempre mueren. Entonces las élites chilenas se van a Argentina. Los agarran descuidados, porque hay una presidenta vitalicia que se está haciendo una cirugía. Cambian los nombres de los equipos al punto que San Lorenzo termina llamándose Pelotillehue. Al final los salva Javier Mascherano y los chilenos se tienen que ir a otro lado".
Burgos, que estudió cine en Cuba junto a la chilena Alicia Scherson, se considera también un declarado admirador de películas nacionales. Le gusta mucho "Gloria", "Joven y alocada" y "Música campesina".
La literatura de Burgos está marcada por la autobiografía y las historias que le cuentan: "Manual de pelea" (2004) es una crónica de iniciación adolescente en el contexto de una Colombia marcada por el narcotráfico. "Nunca en cines" (2005) habla de amistades y las locuras que un cinéfilo hace para poder realizar películas. "Mudanza" (2008) se concentra en la inmigración latina en Estados Unidos. Y "Sofía y el terco" (2012) sigue a una anciana que sueña con conocer el mar.
"Me gusta hablar de lo que conozco. No soy muy bueno para crear mundos ajenos a los míos, como visitar la Europa del siglo XVI e insertar una ficción ahí. La busca de la universalidad es parte de la intimidad. Yo agarro historias de gente que conocí y luego las empiezo a deformar".
-El ejercicio consistió en recordar mi infancia y mi adolescencia en el Medellín de los 80 cuando fue el gran estallido del narcotráfico como fenómeno mediático. Ya estaba en la sociedad. Todos teníamos un familiar o un vecino narco. Ese fue el mundo en el que crecí. Y siento que todo eso cambió las reglas de comportarse entre los chicos. No podías perseguir a la chica que querías, porque había reglas diferentes. O no podías hacer algo que hemos hecho los hombres en milenios, como resolver problemas a puñetazos. A nadie le extraña que un par de chicos se rompan la nariz a golpes, es un proceso casi normal de civilización. Pero yo no le podía romper la boca al hijo de un lugarteniente del Cartel de Medellín. Y eso creó adolescentes prudentes y conscientes, lo que es un oxímoron.
-Escobar ha sido un personaje increíble. Los colombianos nos demoramos mucho en explotarlo, por el miedo. Para hacer "El Patrón del mal" nos demoramos muchos años. Para nosotros es un poco gracioso ver todas esas producciones gringas, porque te cuentan la historia con unos acentos rarísimos, pero es también un poco lo que ya sabíamos. La cotidianeidad del narcotráfico era una especie de realismo mágico.
-Era mi despedida del cine. Yo había hecho películas hasta los 25 años y tenía a mi mejor amigo Camilo como productor, pero murió. El libro era la despedida del cine y de mi amigo.
-La relación de lejanía con el mar es algo muy colombiano. Para ir el mar hay que subir y bajar tres veces los Andes. Entonces hay gente que conoce el mar de adultos. La abuela de mi esposa me contó que conoció el mar después de los 50 años. A partir de eso empecé a desarrollar el personaje de la novela que después se convirtió en película. Ella está casada. Yo quería contar una historia de amor, pero no de enamoramiento; el amor que habla de la cotidianidad, de la convivencia, el amor cuando muere la atracción, el amor de quien te va a acompañar a morir. Tomé como ejemplo a mis papás.
-Unas productoras me decían que el papel protagónico podría hacerlo una actriz internacional. Yo pensaba hacer algo chico, sin muchas pretensiones. Pero ellas insistieron y decidieron enviarle el guión a Carmen. Y un sábado en la mañana yo estaba en mi casa, pensando en si me hacía un café o comía cereales, cuando me entra una llamada y escucho: "Hola, habla Carmen Maura. Yo quiero estar en tu película si me dejas". No podía creerlo. Es como que traigan a Messi a tu equipo.
Por Andrés Nazarala R.
El colombiano Andrés Burgos fue uno de los invitados al Festival de Literatura FILBA Internacional. Es un escritor lúcido e ingenioso y un flamante cineasta. A los 42 años de edad ha editado un libro de cuentos ("La gente casi siempre") y tres aclamadas novelas: "Mudanza", "Nunca en cines", "Manual de pelea" y "Sofía y el terco", esta última llevada al cine por él mismo en el año 2012, hoy disponible en Netflix.
-¿Eres fan de "Condorito"?
-Sí. ¿Quién no? Creo que es uno de los grandes personajes latinoamericanos junto a los de "El Chavo del 8". Yo tengo la teoría de que cuando tienes personajes fuertes, la historia puede pasar a segundo plano. Los chistes de "Condorito" a veces son repetitivos y flojos, pero los personajes son buenísimos, quieres verlos en distintas situaciones. "Condorito" tiene lo mismo de "Los Simpson": son los mejores personajes secundarios de la historia. Y gracias a ellos podemos hacer chistes privados transnacionales, lo que no es fácil. Si uno dice "¡Muera el Roto Quezada!" todo el mundo entiende, aunque en Colombia nadie sabe si el Roto Quezada existió o no. Allá le achacan dos cosas a Chile: "Condorito" y la idea de que los payasos que aparecían en los programas infantiles eran chilenos. No sé bien por qué.
EL ENTORNO NARCO
-¿Cómo fue el proceso de evocación y escritura en el caso de "Manual de pelea"?
-¿Qué opinas de todas las series y películas que se remiten a esa época? Ahora está "Narcos" en Netflix.
-"Nunca en cines" sigue con la vocación autobiográfica.
-Volviste con tu primer largometraje "Sofía y el terco". ¿Cómo fue ese regreso?
-¿Y cómo fue trabajar con alguien de la altura de Carmen Maura?
"Las élites chilenas se van a Argentina. Los agarran descuidados, porque hay una presidenta vitalicia que se está haciendo una cirugía".
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