Mil momentos de un Chile en blanco y negro
Una familia, una pareja de novios, mujeres de la aristocracia, monjas haciendo clases y andinos arrestados por soldados, son algunas de las conmovedoras imágenes de "Chile en 1000 fotos". El libro de la Editorial Pehuén juntó 1007 tomas que van desde los años 1850 a 1960. Son archivos privados e imágenes de instituciones públicas con las que se armó un suculento álbum nacional.
Campesino y su familia en la zona central. Fotografía de R. Gerstmann, proporcionada para el libro "Chile en 1000 fotos" por el Archivo del Museo Histórico Nacional de Chile.
"Chile en 1000 fotos"
Editorial Pehuén 755 páginas
$35.000
El libro fue publicado por Editorial Pehuén gracias a una amplia red de colaboradores y sus archivos. Son piezas del Museo Histórico Nacional (MHN), de la Biblioteca Nacional, de Brügmann Conservación e Investigación y de coleccionistas privados como la directora de la fundación Pro Cultura, Ilonka Csillag. Fue ella quien condujo el comité editorial que dio vida a este fabuloso volumen, un concentrado de identidad nacional en blanco y negro para recorrer lentamente.
Arraigo
Ilonka Csillag formó en 1987, junto a Hernán Rodríguez, el Archivo Fotográfico del Museo Histórico Nacional y también es la creadora del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico.
-¿Qué debemos hacer con nuestras fotos antiguas?
-Creo que las personas tienen que conservar sus fotografías familiares. Cuando alguien llega a decirme que tiene fotos de abuelos o bisabuelos y no sabe a quién donárselas, siempre parto diciéndoles si preguntó a su familia, si sus hijos son lo suficientemente maduros para darse cuenta del valor de la memoria y si está seguro que de aquí a algunos años más no las va a querer. Mientras no sepa estas respuestas, le aconsejo que no regalen nada, porque la fotografía es la historia del tiempo y de la vida de una familia. Cortas eso y cortas también la identidad y la necesidad natural que tiene el hombre de saber sobre sus orígenes.
Desde la editorial
Sebastián Barros, director de Pehuén Editores, cuenta que desde hace un tiempo tienen libros sobre fotografía, tanto de temas en particular como de autores, donde destaca a Rodolfo Knittel, Roberto Gerstmann, Jorge Opazo, Luis Ladrón de Guevara y a fotógrafos contemporáneos como Marcelo Montecino o Juan Domingo Marinello. "En cierto momento vimos que había que hacer un libro que recorriera las fotografías de este país. Para ello hubo que asociarse con los archivos más importantes, como el del Museo Histórico Nacional y el de la Biblioteca Nacional. Para encabezar el comité editorial tuvimos a Ilonka Csillag quien coordinó todo junto a Manuel Rojas, de Pehuén", cuenta Barros.
Patrimonio fotográfico
Cuenta Carla Franceschini, curadora del MHN, que uno de los valores del libro es que no hay otro similar en sus características: "Son fotos que emocionan, sobre todo porque te están hablando de un tiempo que ya fue, que ya no es y que alguna vez sí fue. Por el hecho de ser fotografía, está marcando un tiempo y un lugar particular, donde llegaron los rayos luminosos a iluminar esa escena que fue rescatada de la realidad. Me parece que eso es lo más importante que tiene la fotografía y más si son fotos antiguas".
calle Compañía, cerca de 1950. FOTO DONADA por ZigZag aL MHN.
"La de la portada del libro me parece muy representativa de una época. Creo que mucha gente, cuando la ve, así lo siente. Mi mamá vio el libro y me dijo: 'Así era cómo los niños andaban detrás de las micros en los años sesenta'. No sabemos quién es el autor, sólo sabemos que es una donación que hizo Zig Zag en los sesenta".
Pareja retratada en un improvisado estudio, 1935.
Primer estudio fotográfico instalado en Chile por Helsby, donde hoy está el reloj Turri.
"Me gustan mucho las fotos del álbum del estudio fotográfico Leblanc, que son más antiguas que las de el fotógrafo Harry Olds. En esta foto se muestra dónde estaba el estudio fotográfico, justo en la esquina de calle Prat, donde está ahora el edificio del reloj Turri, en Valparaíso. Eso muestra la importancia que tenía la fotografía en el puerto. Es una foto muy emblemática, porque no hay muchas de ciudades donde salgan los estudios fotográficos. De hecho se alcanza a ver la ventanita donde revelaban, porque en esa época daba al sol. También hay muchas fotografías minuteras que me gustan y unas fotos de playa y panas de auto que son hilarantes".
"Para mí hay una foto que es muy importante y es la de la portada, que la propuse y fue aceptada luego de ver hartas alternativas. Me parece una foto que cuenta a Chile sin yo saber exactamente bien por qué. Aparece un trolebús y tres niños en overol, que era la ropa habitual de los chicos escolares. Uno va a 'pata pelá' y otro de ellos, con dos muletas y encuclillado. Además, se da el tiempo de mirar al fotógrafo. Es una foto que desde lo fotográfico tiene mucho valor y además tengo la sensación que de alguna manera es Chile."
"Me encantan las fotos de minutero, las encuentro maravillosas, me encanta la vida cotidiana fotografiada, las personas cuando no están posando. Esta foto me gusta mucho, es la del fotógrafo que armó un estudio improvisándolo. Puso un paño atrás, puso dos mesas laterales con flores al parecer artificiales o secas y puso la banqueta adelante y sentó a una pareja. Como la señora es bajita y el terreno está muy hundido le puso dos cojines debajo de los pies y al señor le puso uno para que levantaran un poco las piernas y no les quedaran colgando. Esa foto me encanta, porque tiene que ver con lo cotidiano y con una cosa que es más real que la vida misma".
Por Amelia Carvallo A.
Un intrépido aviador de 1915, arriba de su monoplano Blériot y forrado en gruesa lana; una guagua, feliz de la vida con su osito de peluche, dentro de un cajón de azúcar en 1945; las hileras de cadáveres, tendidas en la tierra, luego del combate de Placilla en los días de la Revolución, 1891; el gesto de tedio y tristeza de un cajero detrás de las ventanillas de pago de un flamante banco, en 1940. Así son las fotografías del libro "Chile en 1000 fotos", casi un siglo de imágenes capturadas desde 1850 a 1960.
Las fotos, la mayoría de ellas de autores anónimos. Y no son 1000, sino 1007.
El padre de Ilonka era fotógrafo y explica su cercanía con la imagen como un asunto de arraigo, "nace de esa necesidad de tener raíces que en mi familia está muy presente por persecuciones de distinto tipo. Ese desarraigo de alguna manera me motivó a la preservación de la fotografía, único testigo visual de los momentos de la vida de las personas que ya se fueron. Esos momentos hechos fotografía se perpetúan. Se arma una cadena de tiempo para proyectar la vida hacia el futuro . Eso tiene mucho que ver con la identidad", afirma Csillag, quien estudió en Chile Educación y Bellas Artes y luego partió a Estados Unidos y Alemania a estudiar Conservación.
La colección de Ilonka es de aproximadamente 40 mil fotos y reconoce que siempre está comprando, últimamente abocada básicamente al siglo XX.
Señala que es difícil acotar el año de una foto, porque si no se manejan datos, hay que pedir asesoría de historiadores.
En los casos en que no son de fotos familiares, aconseja acudir al Museo Histórico Nacional o al Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional, entidades permanentes que están preocupadas de la conservación y difusión de la fotografía.
Según Ilonka Csillag, "a los historiadores les costó muchos años entender que la fotografía era una fuente dura, no es un registro para decorar libros, sino que a partir de la fotografía puedes ver el discurrir de un discurso, puedes entender procesos sociales importantes y puedes ver también que existe el montaje y la falsificación".
"Empezamos con miles de fotos y había que llegar sólo a mil. Juntar fotos no costaba nada, sobre todo cuando hablamos de los archivos a los que recurrimos. Teníamos en la mesa algunos miles de fotos y entonces empezó el trabajo de selección, que finalmente se ordenó bajo dos criterios: personas y lugares", un criterio simple y preciso dentro de un libro que quisieron fuera de divulgación. "Este no pretende ser un texto académico, busca más bien poner imagen a la memoria, esa es su síntesis", aclara Barros, quien cuenta con la foto de un antepasado en el libro: se trata de su padre y fundador de Pehuén, Jorge Barros Torrealba, quien aparece como una atenta guagua recostada sobre una blanca piel. El epígrafe dice así: "Retrato de estudio de un futuro gran editor, 1926. Archivo Pehuén Editores."
El MHN ha sido pionero en el acopio de imágenes patrimoniales en Chile. Hoy guardan 250 mil fotos, aproximadamente.
Por su parte, Soledad Abarca, de la Biblioteca Nacional, cuenta que el archivo de ellos está dedicado especialmente a los usuarios e investigadores y que cuentan con un equipo que realiza la catalogación y digitalización de su acervo, que alcanza actualmente las 200 mil imágenes de archivos fotográficos análogos, además de una sección de archivos digitales que es bastante grande.
"Hace poco se adquirió la colección de Carlos Dorlhiac, que tiene como ocho mil negativos de vidrio. Tenemos también fotografías estereoscópicas y dos colecciones súper importantes de casi tres mil placas de Julio Bertrand Vidal que fueron donadas el año pasado. También tenemos la colección de Carlos Mujica Varas, que es una colección bastante interesante de placas estereoscópicas", detalla.
En suma, las 1007 fotos son una selección de lo más granado de las colecciones privadas y públicas del país. Un álbum nacional imperdible para mirarnos en el espejo.
"A los historiadores les costó muchos años entender que la fotografía era una fuente dura, no es un registro para decorar libros".
Archivo particular Ilonka Csillag
MI FOTO FAVORITA
NIÑOS COLGANDO DEL TROLEBÚS
Carla Franceschini
Jefa del Departamento de Fotografía del Museo Histórico Nacional
CON LOS PIES EN EL COJÍN
EL ESTUDIO LEBLANC EN VALPARAÍSO
Soledad Abarca / Jefa del Archivo Fotográfico y Audiovisual de la Biblioteca Nacional
Pool fotográfico ZigZag
Archivo particular Ilonka Csillag
Archivo del Museo Histórico Nacional de Chile.
Sebastián Barros
Director de Pehuén Editores
Ilonka Csillag Directora Fundación Pro Cultura