Simonetti y los 7 cuentos de una sociedad en ruinas
El escritor chileno Marcelo Simonetti acaba de publicar "El disco de Newton". Son siete relatos de distintos colores, con curas raros y revolucionarias gourmet, que resumen "el Chile que nos toca vivir".
Honestidad antes que virtuosismo, es lo que aconseja Simonetti a quienes pretendan dedicarse a escribir relatos.
Marcelo Simonetti Ed. de La Lumbre 104 páginas
$11.000
"El disco de Newton"
El disco de Newton es un círculo pintado con los siete colores del arcoíris que, al girarlo, terminan formando una luz blanca. En su nuevo libro, el escritor, periodista y dramaturgo Marcelo Simonetti, aprovecha los resultados que arroja el célebre dispositivo científico para ensamblar conceptualmente siete cuentos que, en suma, revelan características inadvertidas de la realidad chilena.
A trece años de su primera publicación de relatos, "El abanico de Madame Czechowska", el autor ofrece ahora historias tensionadas por la impotencia del pasado. Desde un asesino a sueldo - a la vieja usanza- que planea un nuevo crimen mientras devora un "rumano" en la Fuente Alemana, hasta un cura que rapta a una niña para "curarla". También nos enfrentamos al caso de una ex revolucionaria que vuelve convertida en una famosa chef gourmet y las estrategias de un agente literario que busca extender las ganancias de un escritor ya fallecido, entre otros cuentos de codicia, incomunicación, reencuentro y muerte.
Con lucidez y creatividad, "El disco de Newton", ganador del Premio del Consejo Nacional del Libro a la mejor obra inédita 2014, presenta un universo reconocible gracias a una amplia paleta que va de la crítica social a la fantasía. Simonetti recurre al extrañamiento para mostrarnos el mundo en que vivimos.
"La idea de los colores surge a partir de la escritura del primer cuento del volumen, 'Blanco', que originalmente se llamaba 'El disco de Newton'. Cuando escribí el final de esa historia, donde el color blanco tiene una función evidente, se me ocurrió la idea que en todos los cuentos los colores tuvieran una importancia significativa, y de ahí a que cada relato llevara por título el nombre de un color, había un paso", cuenta Simonetti.
"Por otro lado, me pareció interesante replicar la lógica del disco de Newton, de manera tal que cada cuento tuviese una identidad, que fuera autónomo, pero que al sumarse a los otros textos compusiera una nueva realidad, como ocurre con los colores del disco, que al hacerlo girar componen la luz blanca. Los cuentos en su conjunto tienen la aspiración de ofrecer un retrato, no excesivamente riguroso, del Chile que nos toca vivir", explica.
-Hay cierta chilenidad que ofrece el arribismo de Rojas Gonzaga, el personaje que se ufana de su vida de profesional exitoso; también alguien podrá reconocer el machismo que rezuma el protagonista de "Celeste"; el abuso de poder que uno puede advertir en ese cura que dice proteger a la niña en "Azul" es una cuestión que no nos es tan ajena. Y eso es solo la punta del iceberg. Creo que nos hemos convertido en una sociedad extraña, distinta a la que alguna vez fuimos, nos hemos malformado, nos hemos llenado de mezquindades y desconfianzas. Somos una sociedad ruin. Y es triste, muy triste, después de haber sido bellos y casi puros.
-Hay una imagen que me persigue. Me la contó un chileno que presenció la caída del Muro de Berlín habiendo vivido varios años en la RDA. Cuando el muro cayó y Alemania se transformó en una sola, todos los que habían luchado por el proyecto de la RDA quedaron fuera de juego. De la noche a la mañana, todos sus ideales y principios fueron barridos, quienes habían sido pilares de ese sistema perdieron privilegios, poder y el sentido que les habían dado a sus vidas. Yo siento que a cierto sector de la izquierda chilena le pasó lo mismo. No solo la dictadura arrasó con ellos, la democracia tampoco les devolvió el país con el que soñaban. Muchos debieron reinventarse, y en ese estado casi crepuscular se volcaron a mundos que quizá no eran tan propios de un militante de izquierda y terminaron convertidos en gourmand, en practicantes del budismo zen o en cultores de terapias alternativas. Lo otro era el manicomio o un balazo.
-"Negro" es un relato muy oscuro y desencantado frente a la industria literaria. ¿Qué te parece el negocio editorial post-mortem?
-Yo tengo mis sospechas. Creo que el mercado impone sus términos no solo a la venta de casas, autos o limones: también a la venta de libros. Y en ese plan, ¿por qué renunciar a seguir comercializando un producto que la gente demanda? Supongo que en una cabeza ingenieril sin escrúpulos la publicación post-mortem es una variante que debe ser alimentada aunque el difunto no haya dejado manuscritos inéditos. Un importante escritor sureño me contó que alguna vez le habían pedido actuar como negro para escribir la novela que un escritor fallecido jamás pensó escribir. Pero claro, no tengo pruebas, sólo sospechas.
-No es simple hablar de influencias, pero ¿hubo algún referente que te haya inspirado a la hora de escribir estos cuentos?
-Leo mucho, de manera poco estructurada. Leo de todo: ficción, no ficción, ensayos, crónicas, poesía. Todas esas lecturas me han influido, pero sería difícil hablar de influencias específicas a la hora de escribir "El disco de Newton". Lo que sí me interesaba era conseguir algo que está en los cuentos de Chéjov o de Carver-guardando las distancias, por supuesto- y que Juan Villoro resume muy bien cuando plantea que al autor debe ponerse en la piel de los personajes, y que esa transmigración de las almas permite que el autor "sea el primero en percibir la ilusión de vida que debe producir el texto". Eso me animaba, que en estos cuentos la vida bullera, que creciera entre las letras, que desbordara las páginas.
-¿De qué manera este libro dialoga con "El abanico de Madame Czechowska"?
-Yo creo que hay un tránsito importante. Después de todo, entre uno y otro libro median más de diez años. Y si bien en "El disco de Newton" se mantienen algunos elementos fantásticos, que en los cuentos de "El abanico de Madame Czechowska" eran cosa recurrente, hay una vocación mucho más fuerte por la realidad. Más que dar el golpe de nocáut, cuestión que me interesaba en esos cuentos, en "El disco de Newton" he buscado otra cosa, dejar que el viento silbe y que traiga consigo ese aroma que despide la vida cuando no es feliz, cuando no es perfecta, cuando es un ejercicio sospechoso.
Por Andrés Nazarala R.
"una sociedad ruin"
-¿Dirías que los cuentos están marcados por contradicciones y oscuridades nacionales?
-¿Qué inspiró al personaje de la militante convertida en cocinera gourmet ?
-¿Qué consejos les darías tú a los que quieran dedicarse a escribir relatos?
-Que no se preocupen tanto de la técnica como de intentar vaciarse en los textos. Más que virtuosos, sean honestos.
"Nos hemos convertido en una sociedad extraña, distinta a la que alguna vez fuimos, nos hemos llenado de mezquindades y desconfianzas".
dinko eichin frost