Expertos advierten que los niños también pueden deprimirse
ANÁLISIS. Las causas son diversas, pero existen factores genéticos y sociales que predisponen a los menores a sufrir cuadros depresivos.
Generalmente se asocia a los estados depresivos con algo que solamente viven los adultos. Pero los expertos advierten que es algo que los niños pequeños y los adolescentes también pueden vivir, y que se manifiesta de diversas maneras dependiendo de la edad.
Muchas veces los niños sufren de este trastorno anímico y ni los padres ni su entorno se dan cuenta de esa situación. Entre las posibles manifestaciones de una depresión, está el desarrollo de una conducta agresiva, irritabilidad y tristeza.
Expertos señalan que es más frecuente que el trastorno ocurra durante la adolescencia, pero que incluso podría darse en guaguas, aunque en casos muy excepcionales.
"Sí, los bebés pueden sufrir episodios depresivos, sobre todo por carencia de afecto", explicó a Efe María Dolores Picouto, coordinadora de la Unidad de Trastornos Afectivos y Conductas Suicidas de Niños y Adolescentes del Hospital Sant Joan de Deu, de Barcelona.
"A esos bebés se les ha desatendido hasta el punto de que dejan de llorar para demandar atención porque saben que no la van a encontrar. Puede tener consecuencias horribles pero insisto en que son casos puntuales", enfatizó la experta.
Picouto destaca que en niños que aún no han llegado a la pubertad, la tasa de depresión oscila entre un 2% y un 4%, cifra que se dispara hasta un 10% en la adolescencia , citando un estudio epidemiológico estadounidense que podría extrapolarse a otras realidades.
"Al llegar a los 18 años, entre un 20% y un 25% de la población habrá padecido un episodio depresivo, del que solamente se habrá diagnosticado un 25%", señaló la especialista.
Causas
La experta indica que las razones de un cuadro depresivo infantil pueden ser variadas, desde una predisposición genética, que es un factor de riesgo, hasta de tipo familiar y social. "Es un conjunto. Los factores de riesgo lo que hacen es aumentar la probabilidad de que un menor sufra depresión, pero puede haber niños con muchísimos factores de riesgo y no sufrirla", puntualiza Picouto.
Además señala que en el caso de los niños cuyos padres han sufrido depresión, el riesgo de padecer este trastorno aumenta de dos a cuatro veces, e incluso puede incidir en que tratarlo sea más difícil.