Carolina Torres
Cercano, risueño, bueno para bailar, amante de las reuniones familiares, pero por encima de todo un gran médico pediatra es el doctor Pedro José Pastor Araya.
A sus 92 años, pese a no haber nacido en la Región ha atendido a generaciones de temuquenses en su consulta que hoy comparte con uno de sus dos hijos médicos y con uno de sus yernos, también médico, en la Torre Caupolicán de Temuco.
Con una emoción que sus ojos no podían ocultar, el doctor Pastor recibió el pasado martes en la sede del Colegio Médico la "Condecoración de Honor Consejo Regional Temuco", galardón instaurado para premiar la trayectoria de un facultativo destacado de la Región. Al mismo tiempo, en la ceremonia, fue anunciado que sus pares médicos decidieron levantar su nominación al premio nacional "Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena", postulación que ya cuenta con el apoyo de 7 presidentes regionales del Colegio Médico.
Egresado de la Universidad de Chile, recibió el título de médico cirujano el 28 de diciembre de 1948 en Santiago. Sin embargo, no olvida que estudió los tres primeros años de Medicina en la Universidad de Concepción, ciudad que lo vio nacer aunque se reconoce un enamorado de Temuco y su gente, pues fue aquí donde formó su hermosa y numerosa familia junto a su compañera Coty Arroyo Kuhn con quien tuvo cinco hijos: Carlos, Isabel, Pedro, Viviana y Marcelo. También crió a dos sobrinas como si fueran sus hijas y hoy disfruta del cariño infinito de sus 19 nietos y 20 bisnietos, en compañía de Coty quien ha sido su esposa a lo largo de 67 años.
En su extensa vida profesional, ha sobresalido en diversos ámbitos, siendo destacado tanto por su calidad como médico, como también por su calidad humana debido a su compromiso incondicional con la salud pública, lo que incluso lo impulsó a trabajar hace algunos años ad honorem en el Hospital Roberto del Río en Santiago y en el Hospital Regional de Temuco.
- Doctor, ¿cómo recibe esta postulación de sus pares médicos a una distinción nacional como es la Condecoración de Honor de la Orden Médica Chilena?
- Con mucha emoción. El afecto que han tenido conmigo los colegas ha sido tremendo. La verdad es que yo soy nacido en Concepción, soy penquista pero me siento un temucano más. Estudié Medicina en Concepción tres años y después me fui a terminar la carrera a Santiago. Después llegué a Temuco alrededor del año 48 o 50.
- ¿Cómo es que surge su pasión por la Medicina?
- No es fácil contestar esa pregunta porque yo cuando salí del Liceo de Hombres de Concepción, di el bachillerato en ese entonces en las asignaturas que me gustaban que eran biología, física y química. No tenía antecedentes familiares de médicos, ni nada; por eso yo creo que la vocación de médico es un poco relativa. Creo que la vocación uno la va desarrollando a medida que uno va ejerciendo la profesión y tomando contacto con los pacientes.
- ¿Usted ha atendido a varias generaciones de temuquenses y probablemente a muchos de sus nietos y bisnietos?
- Naturalmente que sí. Tengo nietos y tengo bisnietos que han sido y algunos todavía son mis pacientes. He atendido desde hace muchos años aquí porque no me he movido de Temuco desde que llegué. Llegué aquí a Temuco el año 48 con mi primer hijo, con Carlos. Llegué con una designación del Hospital Roberto del Río y me recibieron... En ese tiempo, no existía el Servicio de Salud y toda la parte de salud estaba muy diseminada. Estaba por ejemplo el Hospital de Beneficencia, la Caja de Seguro Obligatorio que atendía a los empleados y a sus familias, la Gota de Leche que era una institución que apoyaba las actividades preventivas y curativas en niños de escasos recursos; también había una entidad que se llamaba la Unidad Sanitaria que era un establecimiento de atención rural materno-infantil que era financiada por la Unicef y así fue que preparamos la atención rural con un equipo: iba un pediatra que era yo, una matrona, un obstetra, una asistente social y hacíamos un trabajo en cuatro postas rurales: Cajón, Labranza, Quepe y Freire.
- ¿Sigue atendiendo hasta el día de hoy?
- Sí hasta el día de hoy. Naturalmente que de manera más pausada, pero no pienso dejar de atender. Me gusta mi especialidad, me encantan los niños y me gusta estar junto a la madre y al padre de los niños.
- A lo largo de estos años ha sido testigo de grandes cambios en la medicina...
- Sí, cuando yo llegué a Temuco en esos años, recién había empezado a usarse la penicilina, la mortalidad infantil era tremenda en ese tiempo. A mí me tocó ver enfermedades que hoy día casi no se ven como por ejemplo poliomielitis, difteria, coqueluche y otras.
- ¿También ha observado cambios en la relación que se establece entre médico y paciente?
- Bueno, con la tecnología ha cambiado bastante la atención médica. Naturalmente que ahora se hacen muchos mejores diagnósticos y mejores tratamientos. Pero antes uno pasaba a ser casi como un consejero de la familia, uno se comprometía más con la familia, había mucha más cercanía, ahora todo es mucho más impersonal...
- ¿Algún sueño por cumplir?
- Yo siempre pienso que la esperanza nuestra son los niños. Tenemos un gran compromiso y responsabilidad los médicos y sobre todo los médicos de niños... Hay que tratar de luchar por el desarrollo de nuestros niños, ellos son la esperanza para el futuro.
"No tenía antecedentes familiares de médicos, ni nada; por eso yo creo que la vocación de médico es un poco relativa. Creo que la vocación uno la va desarrollando a medida que uno va ejerciendo la profesión y tomando contacto con los pacientes". "Me gusta mi especialidad, me encantan los niños y me gusta estar junto a la madre y al padre de los niños". "Naturalmente que ahora se hacen muchos mejores diagnósticos y mejores tratamientos. Pero antes uno pasaba a ser casi como un consejero de la familia".
entrevista. doctor pedro pastor, PEDIATRA NOMINADO A PREMIO NACIONAL DE LA ORDEN MÉDICA CHILENA: