El matón del barrio
Merkel y Hollande se sumaron a una larga lista de Presidentes que han apoyado a Bolivia emplazando a Chile para que negocie una salida soberana al mar. Que de hecho la tienen; BoliviaMar, en 1992 el Perú se los entregó y está completamente abandonada, ya que el tema es otro; Morales se victimiza argumentando que el subdesarrollo se debe a su mediterraneidad, convirtiéndolo en un tema de Estado.
No debemos tolerar que nos haga ver como un país expansionista, cada agresión de Morales debe ser respondida quitándoles beneficios extraordinarios del tren Arica-La Paz.
Muy distinta es la disputa de las 36.610 m2 (3,6 hectáreas) de territorio con el Perú que merecen un trato especial. Con ellos tenemos las relaciones más fructíferas y amistosas de nuestra historia. No debemos ni necesitamos que los ultra nacionalistas de cada lado copen la agenda y agraven el problema.
Recurrir a la Haya o a Estados Unidos en su calidad de árbitro para que dirima el tema y seguir avanzando en la integración y amistad entre ambos países y evitando que el estúpido tema escale.
Tenemos el Ejército más moderno de América Latina, no para usarlo sino que para disuadir que otros lo hagan. La Cancillería debe elaborar una estrategia práctica, inteligente y proactiva de modo tal que el mundo no nos sigan mirando como el matón del barrio.
Ricardo López
Políticamente correcto
¡Hasta cuando se estira el elástico del problema mapuche!, ¿hasta que pase algo similar a lo de París?
Es mucho más lógico, viril y de Estado ponerse una vez rojo - bien colorado - que cientos de miles de veces entre anaranjado, rosado o granate.
No es políticamente correcto pero es de estadista lo que está faltando en nuestro Chile de hoy.
Tenemos gobernantes de turno pero que de estadistas no tienen ni el aroma. No es asunto raro ya que en nuestra historia independiente hemos tenido algunos que se pueden contar con los dedos de una mano.
Bernardo O'Higgins Riquelme, Joaquín Pérez, Pedro Aguirre Cerda, Carlos Ibáñez Del Campo, Jorge Alessandri Rodríguez y Augusto Pinochet Ugarte.
O'Higgins por derecho propio y el resto por sus obras.
Víctor Volante
El planeta de los simios
Los atentados de París reflejan la locura que impera en el mundo. Tal insanía, sin embargo, no es patrimonio exclusivo de un grupo de fanáticos religiosos jihadistas. Occidente podría dar cátedra respecto a intolerancia y cómo canalizarla de la peor manera frente a otras culturas.
Isaac Newton nunca pensó que al proponer su tercera Ley contenida en su Philosophiae naturalis, ésta describiría de manera simple y fascinante no sólo los movimientos de las partículas en el Universo, sino que también podría ayudar a entender de manera descarnada y pavorosa algunos aspectos del comportamiento humano. El principio de acción y reacción está adquiriendo un funesto significado en los barrios de París hoy día. Un significado similar al aprendido desde hace años en los barrios de Bagdad, Jerusalén, Damasco, Trípoli o Kabul.
Aunque es muy dificultoso para alguien de estas latitudes reconocer la primera acción que activó hace más de un siglo la serie de reacciones y acciones y reacciones posteriores; la espiral de violencia que ha girado desde entonces haciendo una escala mortal en la Ciudad Luz esta vez, seguirá danzando en este baile de muerte y destrucción si no demostramos con genuina empatía, ingenio y alegría reacciones que nos hagan justos merecedores del apelativo de Homo Sapiens. De lo contrario seguiremos llorando muertos, propios y ajenos, ya que al parecer en el planeta Tierra dominan los Homo erectus y Homo habilis, relegando a un Libro Rojo Mundial al Homo sapiens, especie rara y que quizás es el eslabón perdido buscado por tantos a través de los tiempos.
Marcelo Saavedra
Estado islámico
Cuando mi profesor de Derecho Internacional, sacerdote y abogado, catalogó los diversos tipos de guerras, tuve la impertinencia de decirle que las religiosas no existían y sólo había guerras económicas. Como insistí, me tildó de materialista con las consiguientes penas del infierno. Ante la guerra y el terrorismo que estamos experimentando, insisto que es económica, donde la bandera de lucha en el caso del E.I. ampara su acción en pensamientos fanáticos y fundamentalistas equivocados de la religión islámica justificando la lucha en contra de los infieles y apóstatas, que somos todos aquellos que no profesamos el Islamismo.
No quieren convertirnos, sino eliminarnos demostrando que persiguen fines materialistas, más que espirituales. No es primera vez en la historia de mundo que se pone a Dios como bandera de lucha, con un fin meramente terrenal de poder haciendo la guerra aún más feroz, porque a los soldados se les promete un cielo acomodaticio. Mi profesor no logró convencerme.
Marcos Concha