Edificios y reglamento
La población del país que habita en departamentos está superando en número a la que vive en casas, situación que va en incremento, lo que amerita la urgente necesidad de revisar y modernizar el reglamento de copropiedad que rige hoy la administración y responsabilidad de sus propietarios, reglamento que con el tiempo ha mostrado serias fisuras, fundamentalmente lo que dice relación con las obligaciones y responsabilidades del Consejo de Administración, el administrador y los copropietarios, fisuras que afectan fuertemente la calidad de vida de sus habitantes. Casos como la inasistencia gratuita de los propietarios a las reuniones ordinarias y extraordinarias del edificio, la fraudulenta elección del Consejo de Administración, como también su responsabilidad legal, el mal uso de los dineros de gastos comunes, la mala utilización de espacios comunes, la instalación de moteles clandestinos, el no pago de gastos comunes, falta de fiscalización de parte de las autoridades y de tribunales que sancionen las faltas y delitos en esta materia, son unas de las tantas razones que ameritarían la perentoria revisión y perfeccionamiento de este reglamento.
Jaime Ojeda Torrent
Consejo de Observadores I
Resulta curioso que una vez más este Gobierno, audaz en sus deseos, aplique una de sus máximas aparentemente preferidas: "para que intentar hacerlo fácil si lo podemos complejizar de manera natural".
Esa es la sensación que queda al escuchar las explicaciones, fundamentos y composición del recientemente creado Consejo Ciudadano de Observadores, cuya labor de supervisión del proceso constituyente próximo a iniciarse, es un arcano digno de los secretos metafísicos de una tabla ouija o una baraja del tarot. ¿Cómo pretendían que 15 integrantes de buenas intenciones, elegidos a dedo, asegurarían la representatividad de las sensibilidades variopintas de un pueblo altamente heterogéneo y patológicamente incrédulo de toda iniciativa proveniente de líderes políticos desacreditados a más no poder que habitan en instituciones que funcionan en base a inercias burocráticas más que a criterios racionales, realistas y procesos conectados con la realidad del país?.
Si el objetivo era generar confianza de un proceso que recorrerá un camino lento, difícil, tortuoso, desconocido y lleno de palos en la ruta; el noble grupo recientemente creado no es ni será suficiente para calmar esa sensación de malestar pegajoso que sienten los desplazados de siempre. Lo más sencillo hubiese sido en empezar a reconocer que se está en la ribera de una terra incógnita, transparentar nuestra ignorancia de cómo operacionalizaremos el proceso constituyente y disponernos a desandar algunos tramos de esta ruta desconocida. Para ello no se necesitan supervisores ciudadanos. Se necesita creatividad, empatía, alegría y perseverancia. Sólo así nos encantaremos unos a otros y se nos hará más llevadero el camino.
Marcelo Saavedra Pérez, caminante.
Consejo de Observadores II
Según la RAE la palabra observador(a) significa "persona que observa y que es admitida en congresos, reuniones científicas, etc. sin ser miembros de pleno derecho. En el puntapié inicial de la Comisión de Observadores nuestra Presidenta Bachelet dijo que "la idea es que todos puedan desde sus vidas, sus experiencias, soñar, atreverse a pensar, discutir y debatir el país que soñamos como queremos vivir todos juntos aquí". En cuanto a las críticas, éstas van desde la improvisación, falta de claridad de sus derechos y obligaciones, por la presencia de periodistas entre sus miembros, toda vez que ellos deben ser observadores desde sus medios de comunicación y no desde una instancia pública, para terminar en las demasiadas expectativas que levanta su formación y gestión, como que la nueva constitución con su promulgación solucionará todos los problemas que afligen a todos los chilenos, recordando que un gran número de comisiones creadas para diversos fines, casi nunca ha llegado a cumplir el periplo completo, más bien se ha quedado en el camino.
Luis Enrique Soler Milla
El casado, casa quiere
El dicho popular dice: "quien se casa, casa quiere". Muchos matrimonios están fracasando porque uno de los dos no asume la responsabilidad de actuar sin la influencia de sus padres.
Una pareja, al contraer matrimonio o decidir vivir junta, debe tomar conciencia y hacerse la idea que comienzan una nueva vida y que tienen que luchar solos por los objetivos trazados y así lograr las metas deseadas.
El tomar decisiones propias, no significa dejar de lado los consejos o ayuda de los padres en un principio, pero luego deben empezar la aventura de formar la nueva familia, con todos los pro y contras que ello implica, con la mayor autonomía posible. Dejemos a nuestros hijos luchar solos, pero de todas maneras estemos atentos e intervengamos solamente cuando la situación así lo amerite.
Jorge Valenzuela Araya