¿Dónde van a parar los juguetes perdidos?
Pedro Peirano acaba de publicar la segunda entrega de "El Club de los Juguetes Perdidos" (Penguin Random House), cómic que devela el misterio de los juguetes que se pierden sin razón. El protagonista de la saga es un perro de género que le fabricó en la vida real, la abuela de Peirano cuando era niño. La mascota había estado perdida todos estos años, hasta que su madre la encontró en un rincón del armario. Aquí el dibujante y cerebro de "31 Minutos" cuenta si cree o no en el Viejito Pascuero.
¿Dónde estaba el perrito perdido que protagoniza "El club de Los Juguetes Perdidos"? ¿Quién lo encontró?
-Poco después de terminar de dibujar el cómic, mi mamá, que no tenía idea de su preponderancia, me lo pasó. "Mira lo que encontré", me dijo, con una sonrisa de mamá a su hijo niño que ya es un pailón. Lo había encontrado en un rincón del clóset de mi vieja pieza. Estoy seguro de que secretamente fue un trabajo del Club de los Juguetes Perdidos mismo.
-¿Quién pierde a los juguetes? ¿A dónde van cuando se van?
-Los juguetes no se pierden, alguien se los lleva para guardarlos en un frío depósito secreto. La razón para esta maligna operación se conocerá en la tercera historia de la serie, al igual que el misterioso contenido de un paquete que porta una señora y que es la clave para entender la historia completa.
-¿Cómo eran los juguetes de tu infancia? Recuerda alguno memorable. Cómo se llamaba, de dónde salió.
-Mis favoritos eran mi tren eléctrico y los monos de la "Guerra de las Galaxias". En vez de comprar los personajes bacanes, siempre prefería los monstruosos, aunque aparecieran dos segundos en la película. Pero mi juguete más querido era ese perro de trapo, no sé por qué. Me lo hizo mi Nonna siguiendo el molde de una revista de señora. Se llamaba "Mi Perro", la verdad. Fue un verdadero compañero de aventuras por mucho tiempo hasta que pasó a adornar la cama y luego, por mugriento, a una caja.
-Dibújanos con palabras una Navidad pasada. Una memorable y otra detestable.
-No hay navidades detestables en mi pasado. Principalmente porque además de ser Navidad, era mi cumpleaños. Así que sabía que podía esperar aún más regalos a la mañana siguiente. El más impactante fue mi tren eléctrico, que astutamente me entregaron al final de una Navidad, cuando ya no esperaba nada más.
-¿Qué juguete de tu infancia atesoras?
-Muchos de ellos están en la casa de mis viejos y han pasado a formar parte de la infancia de mis sobrinos. Algunos me los guardé: el chatarriento tren, sobre todo. Un autito. Los monos de la "Guerra de las Galaxias". Y, desde que lo encontré, mi perro de trapo.
-¿Con qué amigo urdías tus planes?
-Con mis grandes amigos de infancia, el Paul y el Felipe. Éramos inseparables. Armábamos un club nuevo, con los mismos tres integrantes, casi cada semana.
-¿Por qué ideaste la segunda parte del "Club de los Juguetes Perdidos"? Háblanos de la técnica que usaste, sobre qué papel dibujaste, en qué lugar lo hiciste, qué te fue inspirando.
-Siempre pensé que sería una serie eterna. Luego, me di cuenta de que podía darle la forma de una trilogía: en la primera historia, descubren el depósito de juguetes. En la segunda, vemos cómo el Club devuelve juguetes a sus respectivos dueños y las extrañas aventuras resultantes de ello. De esta actividad podrían hacerse infinitas historias, y quizás lo retome. Pero el plan es que el tercer libro sea el de las revelaciones: quién está detrás de la pérdida de los juguetes, con un final dramático pero, espero, divertido. Siempre dibujo en papel Strathmore de buen gramaje, pero no tan grueso, porque calco los bosquejos en mi mesa de luz. Uso diversos pinceles y plumillas y tinta china indeleble, muy a la antigua. Escaneo y termino con tableta en Photoshop y en un programa que se llama Manga Studio donde hago muchos retoques y hasta páginas enteras. Con razón los dibujantes más profesionales casi ya ni usan papel. El próximo lo haré con más tableta, pero no renunciaré del todo a la tinta porque en algunos casos aún la siento ireemplazable.
-¿Qué novela de aventuras o película nutrió tu imaginación?
-La lista sería un poco eterna. Pero obviamente Mampato, Popeye, Tintín, Asterix, Los Pitufos en los cómics. En las películas, los Muppets, Charlie y la Fábrica de Chocolates y las películas no disneyanas de esa onda medio extraña se raptaron mi imaginación un poco para siempre.
-¿Crees en el Viejito Pascuero?
-Evidentemente.
Esta segunda entrega del club de los juguetes perdidos, peirano la hizo con pluma y tinta china.
Pedro Peirano
Editorial Reservoir Books 52 páginas
$9.600
"El Club de los juguetes perdidos 2"
Por Andrea Lagos
"No hay navidades detestables en mi pasado, porque además de ser Navidad, era mi cumpleaños".
Pedro Peirano