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Anulación Ley de Pesca
Con la presentación del proyecto de ley que busca anular la Ley de Pesca, la bancada de diputados del Partido Comunista generó tres efectos, siendo el tercero el más grave de todos:
Primero, demostró que el Estado de Derecho no es algo que le interese defender porque, al final del día, no le interesa la democracia (el senador Pizarro fue asertivo en sus últimos dichos). En todo régimen democrático, la separación de funciones de los poderes del Estado es un mínimo. El proyecto pretende que el Poder Legislativo haga algo que le corresponde a los Tribunales de Justicia saltándose no sólo nuestra institucionalidad, sino que toda noción de gobierno constitucional moderno.
Segundo, dejó de manifiesto que la asesoría externa, en este caso jurídica, es urgente en la bancada comunista. Aun cuando dicha bancada la compone un abogado, un administrador de la Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad de Chile y un sociólogo, las carencias técnicas del proyecto son básicas. Así, ningún abogado debería prestar apoyo a una tan evidente mala técnica legislativa de fondo y forma. Si el proyecto fue presentado a sabiendas del error, se refuerza el primer punto.
Tercero, hizo evidente que hay políticos que no están dispuestos a ser impopulares aun cuando deban actuar en contra de la legislación vigente. La mesa que preside el diputado Núñez debió declarar inadmisible el proyecto por las razones antes señaladas. Sin embargo, se hizo una interpretación tramposa, que fue criticada por diputados de todos los sectores (desde el PPD hasta la UDI) y traspasó los costos eventuales políticos a las comisiones de Constitución, Legislación y Justicia y de Pesca para que éstas se pronuncien sobre la admisibilidad de la iniciativa.
Esta última razón es la más grave. Se puede esperar que un partido con una ideología totalitaria presente un proyecto con el contenido que conocimos, pero la ciudadanía debe esperar que sus autoridades actúen conforme a la ley y resguarden las normas que nos permiten vivir en sociedad, de lo contrario, tarde o temprano se impondrán los primeros.
José Riquelme
Emparejar la cancha
Emparejar la cancha será el desafío que, ciudadanos como el suscrito, tendremos estos meses que vienen a la hora de comunicar nuestras candidaturas a concejales y alcaldes. En mi caso a concejal por Temuco. Evidentemente no tengo un apellido, ni desempeño un cargo, como los actuales concejales o uno que me posicione públicamente para que me conozcan, cuestión que sí tienen algunos de mis futuros competidores y que por cierto da reales ventajas.
Se hace indispensable que el Estado y el Parlamento aseguren y garanticen, vía la tan mentada ley electoral y de partidos políticos, una competencia justa y equilibrada, más allá de lo descrito y del dinero que se pueda tener.
Alejandro Bizama, candidato a concejal por Temuco
Entonces... ¿Por qué no se acorta el periodo legislativo?
Considerando la vertiginosa semana que ha tenido el Congreso en pleno, por ejemplo, el 27 de enero en 120 minutos se despacharon tres proyectos, Ley de Partidos Políticos, financiamiento de la política y ajustes a la reforma tributaria, les hago las siguientes preguntas a los parlamentarios…
¿Qué hicieron durante todo el año legislativo pasado? … ¿Era necesaria toda esta muestra desenfrenada de trabajar contra reloj?... ¿Acaso sea una manera de justificar el tiempo dedicado a otros menesteres, no contemplados entre las labores mandatadas por sus electores y para que estos se queden con la última imagen de un Congreso trabajando a toda máquina?...
Una reflexión entre tantas otras que surgen de este "compulsivo ataque por legislar "al precio que sea"", es que los números no mienten, como las exiguas arcas fiscales están enfocadas a temas como educación (gratuidad), salud (hospitales) entre tantas otras necesidades, como que se justificaría tener sólo dos o tres meses de periodo legislativo, no un año.
Lo anterior, considerando principalmente los onerosos estipendios de los parlamentarios, de sus batallones de asesores y gastos asociados y, en especial, cuando hoy nos han demostrado que son capaces de hacer sus trabajos legislativos, cumpliendo altos estándares de producción y calidad en tiempos muy acotados. Según sus propias declaraciones tras las extenuantes sesiones, sin lugar a dudas, esta economía sería muy bien apreciada por toda la población e iría en pos de mejorar la credibilidad y confianza en la política y en los políticos, hoy con cifras paupérrimas de aprobación según variados medios de consultas a nivel nacional.
Luis Enrique Soler