"Yo soy una expresión política de la CAM"
Cada pregunta es respondida con una mirada inquisidora, reflejada en unos párpados a medio cerrar que suponen el análisis de cada frase, de cada palabra. Su historia no le permite dar pasos en falso o emitir una opinión que se pueda malinterpretar o que traspase el límite impuesto por él y por la organización que representa. Por eso, la frase: "No voy a hablar de contingencia" sale una y otra vez de su boca.
"¿Usted sigue siendo el líder de la CAM?" le preguntan a Héctor Llaitul Carrillanca (48) una vez finalizado el foro "Política, derechos ancestrales y derecho indígena actual", de la escuela de verano organizada por la Universidad La República y la Corporación Mapuche Trawün en Concepción. Lanza su mirada a quien le consulta, transcurre un segundo y su cabeza configura un "no" inequívoco.
"Yo soy una expresión política de la organización, por lo tanto, mi vocería es eminentemente política", nos recalca un rato después.
Ciertamente, las principales referencias públicas a la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) se vinculan a atentados y hechos de violencia ocurridos durante años en la zona sur de la Provincia de Arauco y la Región de La Araucanía.
Sin ir más lejos, hay que remitirse a los ataques ocurridos en la zona del Alto Biobío y Lumaco durante las últimas semanas, en donde se destruyeron instalaciones y maquinaria forestal. La ORT (Organismo de Resistencia Territorial)-CAM Pehuenche Lientur se atribuyó estos hechos. Al respecto, Llaitul explica que las ORT son autónomas en su accionar y no tienen relación directa con la coordinadora.
Trabajo social
En mayo de este año, Llaitul cumplirá su primer año de libertad condicional, tras ser condenado por diferentes delitos que sumaron un castigo de 15 años, según la estimación que él mismo entrega. El hecho más recordado es el ataque a la caravana donde viajaba el fiscal Mario Elgueta, ocurrido el 16 de octubre de 2008, en el sector de Puerto Choque de Tirúa, y a pesar que en junio de 2011 la Corte Suprema ratificó la prisión para él y otras tres personas, el actual vocero de la CAM insiste que nunca tuvieron un proceso justo.
"A nosotros nos condenaron por ser miembros de la CAM, por ser referencia dentro de la organización", dice, en relación a la aplicación de la Ley Antiterrorista y la utilización de testigos reservados durante el juicio celebrado en Cañete, figura legal que fue rechazada en su momento por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en referencia a casos diferentes a los de Llaitul y compañía, pero que, de manera indirecta, igual ayudó al grupo de mapuches, según recuerda el representante de la CAM.
Como ocurre normalmente, su regreso al medio libre fue un proceso que se dio de forma paulatina. Primero tuvo el beneficio de las salidas de fin de semana y luego diarias, gracias a un trabajo que obtuvo en la Hospedería Esteban Gumucio, dependiente de la Fundación Novo Millennio del Arzobispado de Concepción. Ahí puso en práctica su profesión de asistente social, como coordinador de voluntariado, desempeño que duró alrededor de cuatro meses.
"Trabajé en un programa para personas en situación de calle (con recursos del Programa Noche Digna del Ministerio de Desarrollo Social), fue una buena experiencia. El arzobispo (Fernando Chomali) me hizo el ofrecimiento, de hecho, en su acercamiento a la criminalización de la que éramos objeto, el arzobispo hizo una apuesta por nosotros, en el sentido de apoyarnos para obtener nuestra libertad de esta forma. Nos dio un respaldo significativo, en lo personal, siempre voy a estar agradecido por esa posibilidad", sostiene.
A esa altura, Llaitul ya había postulado una vez a libertad condicional, la que fue negada. En una segunda oportunidad, con el aval de su labor en la hospedería, el beneficio le fue concedido el 30 de abril del año pasado.
"La libertad es un derecho, un anhelo de todo preso, por lo tanto lo asumimos con mucha felicidad y mucha fuerza, sobre todo para dar continuidad a lo que nosotros estamos planteando, que es nuestra propuesta política, que también es mi búsqueda personal por nuestra identidad, la resignificación con el mundo mapuche. La continuidad de todo lo que hemos pretendido, el retorno a las comunidades, como lo que está pasando conmigo", afirma.
Agricultura
- ¿Cómo es su vida actual?, ¿qué hace más allá de su trabajo de vocería en la CAM?
- Volví a Puerto Choque (Tirúa), a la comunidad de donde nos sacaron procesalmente, donde obtuve esta condena tan alta, en un juicio tan emblemático por la lucha de las comunidades por recuperar sus tierras, en especial en contra de las forestales. Esto generó un hito político importante. Por ende, asumí volver a esa comunidad para dar continuidad, no solamente a mi proceso personal de reinserción, sino que para dar continuidad a los aspectos que siempre hemos planteado, lo que implica el control territorial, el retorno a la comunidad y las luchas desde y con las comunidades.
- En su intervención en el foro menciona que trabaja en chacras, ¿está involucrado en alguna labor agrícola en la comunidad?
- Participo de mi reinserción en la comunidad propiamente tal. Eso significa que hay un espacio en donde me involucro para construir mi casa, tengo que limpiar ese espacio. También colaboro en el proceso de recuperación territorial cerca de ahí, obviamente, con el sistema de propiedad usurpada que existe en la zona. Yo participo, principalmente, en lo que se refiere al control territorial en sus aspectos más productivos o económicos, que son limpieza de espacios para hacer huertos, chacras, guillatunes, palines y otros. Contribuir con la militancia, comunitariamente en esas labores.
- ¿Ha tenido también la posibilidad de reencontrarse con sus hijos y su familia en libertad?
- Están retornando lentamente a ese espacio (sus hijos), tenemos que generar las condiciones para que vuelvan. No viven en la comunidad, o sea, ahora sí, en el tiempo de vacaciones, pero con los estudios estaban en otros lugares. La idea es poder restablecernos como familia ahí. (Tiene cinco hijos, con edades entre 8 y 21 años).
También hago labores de sobrevida con artesanía mapuche, en orfebrería, en la línea de retrafe, construcción de indumentarias y prendas de vestir mapuche, con platería o alpaca. Lo aprendí en la cárcel y me permite darme vueltas.
Lo otro es el tema de salidas a encuentros, en donde me convocan en distintas partes, eso es un trabajo interno de la organización. Queda sólo en ese entorno, no es algo público, como lo que hicimos hace un rato acá. Puedo participar en actividades socioculturales o políticas, directamente.
Hay una demanda del movimiento mapuche de mayor participación, me ha tocado ir hasta Chiloé, Puerto Montt, Llanquihue, Alto Biobío, la zona pehuenche, etcétera. Tengo un rol que cumplir y eso me demanda tiempo dentro de mis actividades normales.
- Aburrido no ha estado...
- No, y ocasionalmente recibo alguna invitación a exposiciones o planteamientos de nuestra organización en espacios, para validar nuestra presencia. Son actividades que ayudan a desmitificar un poco la imagen que existe respecto a la Coordinadora y dar a conocer sus planteamientos. Eso se irá tomando con más fuerza en el tiempo.
"fogueado"
Es claro que una de las intenciones que tiene en la actualidad la Coordinadora es abrir un poco más sus puertas para dar a conocer sus objetivos en la esquina más política y en la cual Llaitul tiene un papel preponderante, pero, según afirma, no será el único en poco tiempo más.
"Es una nueva apuesta de la CAM, ciertamente a la CAM se le conoció mucho por estar en los procesos de restitución territorial y política, que implican actos de resistencia, o los actos de resistencia en sí generaban la presencia de la CAM mediáticamente, pero poco se le conocía a la CAM sobre su proyecto político. Ahora estamos abordando ese desafío y empezamos conmigo, pero hay otra gente que lo va a empezar a desarrollar. No seré el único, prontamente lo harán otros mapuches que serán rostros visibles de la organización".
- ¿Es una labor que no se hizo con suficiente fuerza antes?
- Nosotros siempre hicimos el planteamiento, como organización. Hay que recordar que la historia de la CAM era una historia de loncos y de werkenes, teníamos voceros que hoy son ex CAM y que son dirigentes validados que están en posiciones autonomistas dentro del movimiento. Podemos mencionar, por ejemplo, a José Huenchunao. Pero producto de la criminalización, de la atomización del movimiento, de la persecución política, tuvimos un repliegue táctico para abordar de manera más cerrada la expresión, que nos obligó a la clandestinidad, por ejemplo, por la Operación Paciencia (estrategia impulsada por la Subsecretaría del Interior entre los años 2000 y 2002 para desarticular a la coordinadora), que nos persiguió a todos los militantes de la CAM, tuvimos que asumir un tiempo de repliegue y una vocería a través de comunicados. Nuevamente estamos asumiendo vocerías públicas y lo vamos a hacer con otras expresiones, a través de los ORT (Organismos de Resistencia Territorial), dirigentes locales, que también van a tener que dar cuenta de sus expresiones de lucha concretas y eso se va a desarrollar pronto.
La diferencia ahora está en que el componente de la coordinadora es más ideológico, por la liberación nacional, por la autonomía revolucionaria del movimiento mapuche, con mayores fundamentos y planteamientos, eso nos obliga a ser parte de ciertos debates, como el que se hizo acá y visibilizar más la lucha mapuche.
- El rol que tiene de vocero, internamente, ¿se discutió que lo asumiera usted por la visualización que tuvo en algún momento?
- Exacto, y porque, de alguna manera, el componente de la ética y de las normas del proceso que llevamos adelante nos validaba. Hablar, por ejemplo, de persecución política o de lucha, en algún sentido, más amplio, lo experimentamos, estamos "fogueados" en esas experiencias. Y un poco, también, por la validación de la perspectiva de los planteamientos, nos hemos ido instalando en el concierto de la lucha como una suerte de referente político-ideológico, lo que no ha sido menor, en ese sentido. Ahora, eso tiene sus pros y sus contras, pero los vamos a asumir.
- ¿Cuáles son sus siguientes pasos?
- Ser responsables con los procesos que se nos vienen encima. Nunca vamos a ir manejando las pautas del conflicto, de la relación con el Estado, esto es la resultante de la contradicción del Estado chileno con nuestro pueblo nación mapuche. El nivel de confrontación o el tipo de conflicto, en su dimensión, lo va a poner el Estado, en salvaguarda de los procesos de inversión y todo lo que está en juego en el wallmapu (territorio mapuche). Esta contradicción la vamos a abordar políticamente, desde la perspectiva que nosotros planteamos como propuesta para nuestro pueblo, que es la liberación, la reconstrucción de la nación mapuche, por lo tanto implica recuperación territorial, recuperación autonómica y en ese marco nos haremos responsables de los momentos políticos.
- ¿Cuál es la disposición que tiene la CAM de sentarse a conversar con el Estado?
- Lo veo difícil, a nosotros se nos tiene que reconocer como fuerza política, por lo tanto las autoridades deben pronunciarse, pero siempre vamos a poner (primero) el piso de la necesidad de una reconfiguración territorial y los aspectos autonómicos necesarios para conversar. Para eso falta mucho, de hecho, se da por entendido que la situación es así, están las distancias respectivas.
El Estado no nos valida, lo que valida es la supresión de nuestras expresiones. Ni siquiera gestos mínimos de reparación, como, por ejemplo, la prórroga del decreto 701 (al fomento forestal) que es una bofetada al movimiento mapuche, en circunstancias que tenemos una lucha muy frontal con las forestales, es una realidad que no tiene otra salida, pero si el Estado prorroga este decreto, es prácticamente una declaración de guerra en materia de territorialidad.