Enrique Lihn duplicado
Dos libros recién publicados ponen en la mira a la figura de Enrique Lihn (1929-1988) , uno de los poetas más importantes de la literatura nacional. En "Lihn. Ensayos Biográficos" (Udp), el autor Roberto Merino dibuja la intimidad del poeta. Y en "Fantasmas artificiales" (Hueders), Valeria de los Ríos destapa la trama visual del autor de "La musiquilla de las pobres esferas".
enrique lihn vuelve por partida doble, a través de libros que reconstruyen su lado íntimo y también sus trabajos sobre cine y fotografía.
En ambos textos se recorre de distintas maneras la historia y la obra de una de las figuras más importantes de la literatura nacional. Suyos son "Diario de muerte", "La pieza oscura", "El Paseo Ahumada", "Batman en Chile", entre otras joyas de la poesía, novela y ensayo. Por su trabajo "Poesía de paso" recibió el Premio Casa de las Américas, en 1966.
El libro escrito por el cronista y amigo de Lihn, Roberto Merino, parte con una caminata por el Parque Forestal y el Paseo Ahumada, en Santiago.
"Si tuviera que graficar de algún modo la imagen más persistente de Lihn lo pondría caminando por Santiago a paso relativamente rápido", anotó Merino.
Lihn -se lee en los "Ensayos Biográficos"- en los años sesenta era un entusiasmado con la existencia, lo que se notaba en su vigor y en el pecho levantado. Tenía el pelo ensortijado y se vestía con una chaqueta de mezclilla con las solapas muy grandes. El cuello de su camisa era igualmente inmenso, lo que según Merino le daba un aire romántico.
Según Lafourcade era un tipo juvenil.
Anota Merino que la extravagancia de Lihn la canalizó en el teatro y el cine. En lo visual, además de la poesía.
"Una mañana del sábado de 1985, se filmaba en el patio de una casa prestada en La Reina (...): lo vi gesticular como un energúmeno en medio de un baile demencial, todo en silencio, ya que el sonido se pondría después. Por primera vez vi al Lihn del mito, al joven excesivo e histriónico, al 'yo bailarín' que menciona en uno de sus poemas. Con la mandíbula actuando por sí sola y los ojos protuberantes, como un lobo hambriento, avanzaba por la pista de baldosas con unas zancadas amplias y mecánicas", pone Merino en su libro.
Por su parte, la investigadora Valeria de Los Ríos describe este lado vigoroso y visual de Lihn.
"Utilizó también la fotografía de modos diversos. Fue cinéfilo y director de video-performances. Fue fotografiado y filmado, incluyó imágenes fotográficas en sus libros, reflexionó sobre la fotografía y el cine como problemas teóricos. Escribió ensayos sobre el trabajo de distintos fotógrafos y cineastas e introdujo la fotografía y el cine en su escritura a nivel temático y retórico", puntualiza la teórica.
Como muestra, un fragmento del poema "Pascuas en Nueva York", de Lihn, que es la historia de un personaje que observa una maqueta de la ciudad en la que se encuentra:
"En los cines sin nadie pasaban películas de terror/ Entró a uno de ellos, pero lo aterrador era el frío; lo emocionante, estar allí / en la misma ciudad en que el operador ausente proyectaba en la pantalla/ simulacro en blanco y negro/ una maquette de Manhattan flotando en una palangana de agua helada / que emitía un resplandor boreal para luego desaparecer en él".
La obra de Lihn está cargada de otras observaciones relacionadas con la imagen. "Fantasmas Artificiales" surge de esa investigación Fondecyt, que duró dos años.
"En la fundación Getty en Los Angeles están los papeles de Lihn y había mucho material inédito. En el archivo de la Universidad de Princeton habían otros documentos de Lihn, sobre todo algunas cartas. Ya en su poesía existían muchísimas referencias a la mirada y a la pintura", dice De los Ríos, para quien Lihn "fue un visionario en muchos aspectos".
Esta es una historia de amor. Una entre Claudia Donoso y Enrique Lihn. La cuenta Merino en su libro. Es real, pero podría ser una película. Una trama de Hitchcock.
El departamento de Lihn estaba en un segundo piso. Era un conjunto de viviendas ubicadas en calle General Salvo en Providencia. La puerta se abría con un cordel, sin citófono. Tocaron el timbre y el poeta abrió, pensando que era su hermano.
"De inmediato reparó en su error: Oportot (el marido de Claudia Donoso) subía por la escalera con un arma en la mano. Luego apuntó y disparó. Lihn cayó abatido. Óscar Hahn, que se encontraba presente en el lugar, al intentar brindarle los primeros auxiliosse percató de que no tenía sangre. Por cierto, la pistola era a fogueo. El plan de Oportot -su proyecto de crimen perfecto- consistía en hacerle pasar un susto mortal. Sabía que Lihn había tenido un infarto pocos meses antes y pensó que el miedo le provocaría otro", cuenta Merino en su texto.
El poeta se cambió de casa a las Torres de Tajamar. Esta vez con una puerta con citófono y sin el cordelito mágico.
Lihn tenía pésimo carácter y terminó viviendo solo en calle Passy. Siempre se resistió a tener refrigerador y en su última morada, un día que invitó a Federico Shopf a cenar, se cruzaron las cucarachas.
El arriendo Lihn lo pagaba con lo que ganaba en el diario "La Época" por una columna que escribía. Pronto enfermó de cáncer.
Lo cuidaron sus tres últimas mujeres: Adriana Valdés, Claudia Donoso y Lupe Santa Cruz. El teléfono sonaba y sonaba: sus amigos querían visitarlo. En su "Diario de muerte" el poeta se nombró a sí mismo, "un muerto de éxito". Era el final, su final.
andrea lihn es actriz y es la única hija del poeta.
A. Nazarala / A. Lagos
Enrique Lihn regresa. El perfil cargado de recuerdos que Roberto Merino ofrece en "Lihn. Ensayos Biográficos" (Ediciones Udp) coincide con el lanzamiento de "Fantasmas Artificiales" (Editorial Hueders), de Valeria de los Ríos, libro-ensayo centrado en la intensa relación que el poeta mantuvo con la fotografía y el cine.
Lihn por Merino
CINE PURO
El trabajo con las imágenes fue lo que motivó a Valeria de Los Ríos a hacer el libro "Fantasmas Artificiales". "Yo había escrito artículos académicos en revistas norteamericanas sobre el tema, pero sentía que esos trabajos, por la rigidez de los formatos y su resistencia a cualquier tipo de experimentación, hacía que fuera imposible dar cuenta de la relación entre la imagen y los textos, que a mi juicio, es lo más interesante en el trabajo de Lihn", explica ella.
Vida de película
Ella y él estaban comprometidos. Ella era periodista de la revista "Hoy" y él, él era Enrique Lihn, el poeta.
Fue "una conversación imparable" entre ambos, "deslumbramiento mutuo" y pronto, la incipiente pareja tomó desiciones drásticas.
El asunto se resolvió a golpes. En un callejón. El marido arquitecto de Claudia Donosotumbó al poeta a golpes. Cuando se levantó adolorido, anotó la escena tan rápido que -según el libro de Merino- no se alcanza a leer del todo.
"En ese trance me di por perdido. A lo sumo me logré defender (...) no podía sentir, como él, el odio que me tiene y eso me debilitó. Estoy adolorido por todas partes, pero pienso acosarlo con comparecencias judiciales", se lee en la página 84.
Después, Lihn le escribió al marido de Claudia una carta más reposada.
"Estoy bastante molido con tus patadas y tus puñetes, no sólo porque me tomaste de sorpresa sino porque evidentemente estás varias veces mejor preparado que yo para los actos de violencia y porque, si no me equivoco, tienes veintinueve años, algo así como veintitrés menos que yo. (...) Te escribo porque no podremos conversar ni podremos hacerlo quién sabe en cuánto tiempo , y eso es pésimo", puso Lihn en la carta.
la puerta Y el cordel
El final
"Lo vi gesticular como un energúmeno en medio de un baile demencial, todo en silencio (...) Por primera vez vi al Lihn del mito, al joven excesivo e histriónico".
"Escribió ensayos sobre el trabajo de distintos fotógrafos y cineastas, e introdujo la fotografía y el cine en su escritura a nivel temático y retórico".
"Oportot (el marido de Claudia Donoso) subía por la escalera con un arma en la mano. Luego apuntó y disparó. Lihn cayó abatido".
Andrea Lihn recuerda a su papá al volante de un Austin Mini a comienzos de los años setenta, probablemente el único auto que se lo vio manejar.