Tener un corazón en buen estado ayuda al rendimiento cerebral
ESTUDIO. Prevenir los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares puede evitar el deterioro cognitivo y procesar mejor la información.
La veracidad de la expresión "mente sana en cuerpo sano" ha sido corroborada por diversos estudios científicos. Cuidar el organismo efectivamente influye en el rendimiento del sistema nervioso, en especial si se trata del corazón.
Una investigación publicada en la revista de la Asociación Americana del Corazón (AHA, en inglés) remarca la importancia de la salud cardíaca para evitar el deterioro de la función cerebral que en ocasiones acompaña al envejecimiento.
El equipo de las universidades de Miami y Columbia (EE.UU.) estudió desde el punto de vista racial a un grupo de adultos mayores. Los especialistas encontraron que tener factores que favorecen la salud cardiovascular está asociado a una mayor velocidad de procesamiento cerebral y un menor deterioro cognitivo en el futuro.
Los siete indicadores
Los investigadores utilizaron los siete factores relacionados con la salud que promueve la AHA, grupo denominado "Simple Life Seven". Estos son el fin del tabaquismo, niveles ideales de peso, actividad física, dieta saludable, presión arterial, colesterol y glucosa.
Tener buenos indicadores de estos factores contribuye a un menor riesgo de accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón, incluso entre las personas mayores.
La importancia del estudio radica en que estos factores pueden tener un impacto cognitivo en las personas.
Seguimiento
Al inicio del estudio, los investigadores reclutaron a 1.033 participantes de Manhattan, de una edad promedio de 72 años. En cuanto a la variable racial, el 65% eran latinos, el 19% eran negros y el 16% eran blancos.
Todos los voluntarios realizaron pruebas que midieron la memoria, el pensamiento, la memoria y la velocidad de procesamiento cerebral. Este último punto consistió en el tiempo en que una persona es capaz de realizar tareas que requieren un enfoque de atención.
Seis años después, 722 de los participantes repitieron la prueba cognitiva, lo que permitió a los investigadores medir el rendimiento con el tiempo.
Los autores del estudio encontraron que tener factores ideales para la salud cardiovascular se asoció con una mayor velocidad de procesamiento cerebral en la evaluación inicial. Esta relación fue más fuerte para una persona no fumadora, con niveles ideales de glucosa en ayunas y con un peso ideal.
Asimismo, tener el corazón sano se asoció con una menor reducción en el tiempo de la velocidad de procesamiento, memoria y función ejecutiva. Esta última tiene que ver con el enfoque, la gestión del tiempo y otras habilidades cognitivas.
Si bien el estudio sugiere lograr niveles ideales para la salud vascular y de este modo beneficiar la función del cerebro, se necesitan de otras investigaciones para determinar el valor de evaluación y tratamiento de los factores de riesgo como la presión alta, con el fin de reducir el deterioro de la función cerebral de manera progresiva.
El artículo de la periodista y productora Shannon Harvey vuelve la atención hacia una de las consecuencias de la soledad. También es inspirador que haya sanado al cambiar su pensamiento y actitud.
Tenía tan sólo 24 años y sufría de lupus, una enfermedad reumática sistémica y crónica. La medicina alopática no pudo señalarle las causas o curación.
Uno de los sentimientos que quizás más afligía a Shannon era la soledad, pero tampoco comía o dormía bien y se sentía abrumada por el estrés, aislada y sola. Ella menciona que varios estudios comprueban que hay una relación intrínseca entre la soledad y las enfermedades crónicas. Hoy, diez años después de recibir su diagnóstico, Shannon es otra persona. Vive cerca de su familia, conversa abiertamente con su esposo, habla con frecuencia con sus amigos y desconocidos. Su condición física también cambió drásticamente: se siente más saludable que nunca y no toma ninguna medicina. Pero, ¿cuál pudo haber sido el factor fundamental que produjo este cambio?
Para mí fue que ella empezó a sentir y a vivir el Amor.
El Amor es siempre la solución: cuando uno se ama a sí mismo, se siente motivado a buscar soluciones, a cambiar hábitos, a interesarse en el bienestar de los demás y acercarse a ellos. Por eso, la soledad no siempre lleva a la enfermedad. Vivir solo, pero lleno de Amor no permite que uno se sienta aislado, pues el Amor divino lo insta a ayudar al prójimo y a organizar las cosas de tal manera de tener tiempo para uno mismo y a los seres queridos.
Lo digo por experiencia, pues he vivido sola gran parte de mi vida. El comprender, sentir y expresar el Amor divino es lo que mantiene mi buena salud física, emocional y mental. Vivo sola, pero no soy solitaria; no hay ningún vacío en mi vida. Lo que dice la pensadora Mary Baker Eddy es como si fuera el lema de mi vida: "El Amor inspira, ilumina, designa y va adelante en el camino. Los motivos correctos dan alas al pensamiento, y fuerza y libertad a la palabra y a la acción".