Diversos estudios han cruzado palabras respecto de qué tipo de leche tomar para cuidar la salud y tener un buen peso: entera o descremada. Una investigación de la Universidad Tufts (Massachusetts) asegura que la grasa láctea reduce el riesgo de padecer diabetes en 46% y ayuda a perder peso.
Este hallazgo, publicado en la revista Circulation, busca refutar décadas de asesoría dietética, en la que se ha recomendado el consumo de leche descremada.
Dariush Mozaffarian, autor principal del estudio, encabezó el equipo que analizó la sangre de 3.333 adultos inscritos en un programa de enfermería que realizó un seguimiento durante 15 años.
Los resultados arrojaron que las personas que tenían niveles más altos de tres diferentes productos derivados de lácteos ricos en grasa tuvieron menos riesgo de desarrollar diabetes. "Estos hallazgos, junto con los de otros estudios, no exigen un cambio en la política de recomendar solo los productos bajos en grasa", puntualizó Mozaffarian, citado por el portal Time.
El especialista indicó que "no hay evidencia humana posible de que las personas que consumen productos lácteos bajos en grasas están mejor que las personas que consumen lácteos enteros".
Hallazgos previos
Diversos estudios que derivaron en políticas públicas han asegurado que los productos lácteos ricos en grasa contienen más calorías y por ello fueron asociados con un mayor riesgo de diabetes.
También se ha planteado que quienes consumen alimentos bajos en grasa tienden a reemplazar esta ausencia con más carbohidratos, lo que aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades.
La investigación de Mozaffarian sostiene que se mantiene una conexión fuerte entre el consumo de lácteos ricos en grasa y un menor riesgo de diabetes independiente de la ganancia de peso.
Otro estudio, publicado en el American Journal of Nutrition, analizó los efectos de los productos lácteos bajos en grasa en la obesidad. Luego de una revisión de datos de 18.438 mujeres, los resultados mostraron que quienes consumieron leche alta en grasas redujeron en 8% su riesgo de tener sobrepeso.
Todos estos análisis científicos tuvieron como norte revisar la importancia de conservar los nutrientes de la leche y qué tan contraproducente es sacar ciertos elementos supuestamente asociados a la obesidad y la diabetes.
"como un todo"
Ciertas pautas dietéticas tienden a buscar la reducción de la cantidad de colesterol y las grasas no saludables en el organismo. Sin embargo, al centrarse solo en este objetivo, la gente puede compensar la falta de este compuesto con hidratos de carbono.
"Esto es solo una pieza más de evidencia que muestra que realmente tenemos que dejar de hacer recomendaciones acerca de los alimentos sobre la base de teorías respecto de un nutriente", remarcó Mozaffarian.
Además de insistir en entender a los productos "como un todo" y no por detalle, el especialista hizo un llamado a tener una alimentación equilibrada y a evitar los excesos que sí conducen a estas enfermedades metabólicas.
La respuesta depende de lo que se entiende por las palabras "afectar" y "religión".
Una de las definiciones de "afectar", según la Real Academia, no es negativa. Dice: "producir alteración o mudanza en algo". Me gusta esta definición, principalmente si la alteración o mudanza es para algo mejor.
También es necesario definir "religión", que actualmente tiene diferentes connotaciones.
Para mí la noción más importante es el significado de la palabra en sí, más que las definiciones de diccionarios o de instituciones. La palabra "religión" viene del latín "re-ligare", o sea, ligar nuevamente, conectarse nuevamente a la fuente. Por eso, cada uno de nosotros encuentra la "verdadera religión", cuando se conecta a la fuente de la creación espiritual y esta conexión produce un cambio para mejor.
Como ejemplo práctico en la vida, analicemos lo que pasó con Elys Renata Carvalho. Desde muy pequeña, Elys sufría de reacciones alérgicas a ambientes polvorientos y cambios de clima. Tomaba medicamentos, que después de un tiempo, dejaban de tener efecto y le traían problemas digestivos. Pero en 2012, conoció la Ciencia Cristiana y empezó a leer a diario el libro Ciencia y Salud y la Biblia.
Y aquí podemos relacionar esa historia con el significado que hablé anteriormente de "religión" y de "afectar": hubo un cambio en la manera de pensar de Elys, pues aprendió que es una idea de Dios, y aceptó que la curación espiritual por medio de la oración es posible. O sea, el cambio en su pensamiento y el hecho de conectarse con su origen espiritual, le hicieron comprender que podía controlar armoniosamente su cuerpo.
Poco a poco, Elys dejó de tener ataques alérgicos y de tener miedo al polvo. Naturalmente sintió que ya no necesitaba los medicamentos y, al final, todos los síntomas de alergia y problemas digestivos desaparecieron. Hace más de dos años que está totalmente sana.
En este caso, la religión ciertamente tuvo un efecto positivo su vida: se produjo un cambio mental cuando se conectó con su naturaleza espiritual, y eso mejoró su salud física y emocional, pues, además de sentirse sana, hoy siente una alegría muy grande de vivir.
La alegría es un sentimiento extremadamente importante en la vida de hoy, con tantos desafíos, estrés y miedos. La alegría ayuda a que disfrutemos de una vida sana y tranquila, aun en las peores condiciones. Alice Sommer, una sobreviviente del Holocausto, que falleció en 2014 a los 110 años, cuando vivía en Londres, estaba llena de alegría, tocaba su piano por las mañanas y tardes, y decía que incluso en el campo de concentración sonreía. Aun en aquella situación la música la transportaba "a otro mundo", le tocaba el alma, la conectaba con lo divino. Ella decía que la música era su "religión". En la vida, siempre elegía lo bueno.
Todos podemos encontrar nuestra conexión con lo espiritual, o sea, la manera de vivir con paz interior, con salud mental y física. Sentir alegría, elegir lo bueno, estar constantemente conectado a nuestra fuente espiritual es vivir el Amor divino, es dejar que nuestra religión tenga uno efecto para mejorar nuestra vida y la de los que están a nuestro alrededor.
un estudio plantea seis caminos para pedir perdón de manera adecuada
Pedir perdón no es tarea fácil para las personas, ya que compromete los sentimientos entre ambas partes, en especial del afectado. Para que esta expresión sea efectiva y llegue a puerto, un estudio científico ofrece al menos seis vías para ofrecer disculpas.
Según una investigación de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), el perdón tiene seis componentes en total. La cantidad de tiempo y la presión pueden modificar estos caminos.
"Las disculpas realmente funcionan, pero debes asegurarte de llegar a la mayor cantidad de los seis componentes clave como sea posible", indicó Roy Lewicki, académico y autor principal del estudio.
Los seis caminos
El experto en negocios y recursos humanos realizó dos experimentos separados. Junto a su equipo, Lewicki comprobó cómo 755 personas reaccionaron a las disculpas a través de seis elementos.
Estos son: la expresión de pesar, la explicación de lo que salió mal, el reconocimiento de la responsabilidad, la declaración de arrepentimiento, la oferta de reparación y la solicitud de perdón.
La investigación, publicada en la revista Negotiation and Conflict Management Research, indica que la mejor forma de pedir perdón incluye estos seis caminos. Sin embargo, los autores reconocen que su uso puede variar de acuerdo a las circunstancias.
"Nuestros resultados mostraron que el componente más importante es el reconocimiento de responsabilidad. Decir que es tú culpa, que has cometido un error", explicó Lewicki.
El segundo elemento más importante fue la oferta de reparación. "Una de las preocupaciones acerca de las disculpas es que hablar es barato", subrayó el académico. "Pero al decir 'voy a arreglar esto que está mal, te comprometes a tomar medidas para reparar el daño".
Los siguientes tres elementos empatan en cuanto a eficacia: expresión de pesar, explicación de lo que salió mal y declaración de arrepentimiento.
Incluso la propia solicitud de perdón se hace innecesaria ante los pasos anteriores, producto de la efectividad de reconocer el error y repararlo.
Lewicki remarcó que otros elementos no verbales, tales como la emoción del rostro y la voz, pueden aportar a la efectividad del mensaje y "tener efectos poderosos" en esta situación.