"Nunca le dije a Andrés, pero con su nueva labor me sentí realizado"
ESFUERZO. Este padre de 16 hijos cuenta cómo sacó adelante a su numerosa familia.
En Temuco vive un hombre que hoy, a una avanzada edad, cosecha el esfuerzo y abundancia que ha sembrado a lo largo de su vida. Abundancia, ya que tiene 88 años llenos de historias y 15 hijos que a la fecha le han regalado 39 nietos.
Este hombre es Reinaldo Edmundo Jouannet Núñez, quien el 29 de julio de 1967 le dio la vida a quien hoy rige como el intendente de nuestra Región: Andrés Jouannet.
Cada Día del Padre, sus hijos lo llaman por teléfono, le cuentan de sus vidas y lo regalonean. Algunos se turnan para invitarlo a vivir la festividad en sus hogares. Lo acompañan. Lo cuidan.
Arrastrando la pena por la muerte en 2003 de su esposa, Nora Valderrama, "el Edmundo", como la mayoría le llama, abre las puertas de su hogar para contar cómo llegó a criar a más de una docena de jóvenes que hoy son profesionales y ostentan importantes cargos políticos en la zona y el país.
Ferviente católico, como reconoce, se quiebra al recordar los pasajes de su historia, una muestra de que cada decisión en su vida tiene una mezcla de pasión, amor por su familia y una que otra pena.
-¿Quién fue el primero hijo en nacer?
-El primero, Edmundo nació el 18 de septiembre de 1951, en el hospital en Santiago y el segundo, Francisco, también nació allá, el 18 de mayo de 1953. El resto nació todo en Temuco.
-¿Cómo vivió la experiencia de criar a tantos hijos?
-Todo el sueldo iba para la casa no más. Todas las entradas, para poder educarlos también. Mi señora recibía el sueldo y ella lo administraba. Ella trabajaba en Estadísticas en el Servicio Nacional de Salud, pero después se dedicó sólo como dueña de casa para cuidar a los niños. Yo llegué a Temuco como inspector de Impuestos Internos y después me fui a la Corporación de la Reforma Agraria en 1966.
- El intendente, en más de una oportunidad, hablaba de pobreza en su hogar. ¿Fue así?
-Si, estrecheces las pasamos. Eran muchas bocas que mantener, y los sueldos no eran tan buenos para mantenerlos a todos. Siempre nos ayudaban los parientes, pero en el fondo había que "pelar el ajo", como dicen. Hubo momentos de vacas flacas. Gracias a Dios nunca faltó comida. Luego todos estudiaron lo que quisieron y gracias a Dios hoy tengo un hijo que es intendente (Andrés), otro que es director de Conaf (David), otro (Jean Paul) que es seremi en Puerto Montt. Algo se ha logrado.
-¿Y cómo hacía para entretenerlos a todos? ¿se peleaban?
-Nunca fueron peleadores. Yo los entretenía haciéndoles cuestiones, aunque nunca tuvieron regalos magníficos. Se hacían en la casa. A todos les llegaba un regalo. Tenía hartas facilidades con la madera.
-¿Nunca se cuestionó el hecho de tener a más de una docena de hijos?
-Nunca me preocupé de que tenía muchos hijos. Al contrario, me sentía feliz cuando los veía a todos juntos. Todos los momentos fueron bonitos. Todo momento de los hijos es felicidad. Con la llegada de cada uno, todos éramos felices.
-¿Cuál es la clave para ser un buen padre?
-Yo creo que es la unidad del matrimonio y pensar en que cuidar mucho a su mujer y a los hijos. La idea es tener un matrimonio consolidado y firme. Yo no soy amigo ni de las parejas ni de los separados.
-¿Y por qué llegaron a tener tantos hijos?
-Con (su hijo) Patricio, ya teníamos seis. No quería más, pero Patricio nació con un defecto: se le iba la lengua, entonces se ahogaba. Mi mujer era joven y tenía un poco de presión por distintos lados. "Cómo iba a tener tantos hijos y ya iba en el sexto", decían. Ella tenía todo listo en la clínica para esterilizarse, pero con el problema de Patricio hizo un compromiso de fe: tener todos los hijos que Dios quiera. A partir de ahí, Patricio sanó.
-¿Y algún otro hijo nació con problemas?
-Yo tenía 16 hijos pero una, Norita Lorena, nació con una afección al corazón. Murió a los 13 días. Andrés (intendente) llegó con el cordón umbilical en el cuello, pero el doctor inmediatamente se preocupó del asunto y llegó bien. Hubo mucha preocupación por él, pero se arregló.
-¿Cómo era Andrés cuando niño?
-Era bueno, como todos. Muy regalón, como siempre. Mi mujer era muy cariñosa con ellos. No tuvimos problemas en ese sentido, todos eran buenos, ninguno se dedicó a la vida fácil. Todos buenos estudiantes (..) Cuando estaba en el colegio participaba en movimientos en tiempos de la dictadura. Fue dirigente en la universidad, porque él se tituló en Historia y en Ciencias Políticas.
La política
Edmundo Jouannet fue militante del partido Demócrata Cristiano (DC). Además, vivía como dirigente de la Corporación de la Reforma Agraria, pero las dificultades políticas de la época y su amor por la familia lo obligaron a cuestionar su rol social.
Hoy, con su hijo Andrés como jefe regional de La Araucanía, siente que cada crítica en su contra también le duele a él.
-¿Usted también vivió de cerca la política?
-Fui dirigente en la Corporación de la Reforma Agraria, fui presidente del Partido Demócrata Cristiano en el año 1968. Estuve preso. Yo era delegado del personal en la Corporación de la Reforma Agraria y me tomaron preso en el tiempo de Pinochet. Me llevaron a Lautaro, me acusaron injustamente que me había robado algunas cosas, lo cual no era cierto. Eso fue el año '78. Nora (su esposa) pidió que por favor no siguiera metido en la política y por la integridad de los hijos. Así que ahí me retraje, pero siempre seguí militando en el partido.
-¿En la DC conoció a Francisco Huenchumilla?
- Era muy amigo con Francisco. Incluso yo lo invité a pertenecer al partido Demócrata Cristiano, como un joven abogado. Así que en ese tiempo, también con monseñor Bernardino Piñera, se movieron mucho y con influencias, llegando a distintos lugares donde hubiera que salir en ese momento, para que yo pudiera salir de la cárcel.
-¿Qué pensó cuando Andrés Jouannet fue nombrado como intendente de la Región?
-Nunca pensé que Andrés fuera a llegar a ser intendente. Me sentí feliz, lógico. Nunca se lo he dicho, pero me sentí realizado.
- En su cargo político, su hijo Andrés se ve expuesto a polémicas y críticas provenientes de diversos sectores. ¿Cómo se lo toma usted?
-Como intendente tiene que recibir palos porque bogan y porque no bogan. Me indigna, porque hay gente que habla sin saber. Normalmente juzgamos sin antecedentes necesarios, libremente. En la política no se juega muy derecho.
-¿Cómo interpreta lo que ocurrió con Huenchumilla?
-A Pancho (Francisco Huenchumilla) no lo veo desde que fue alcalde. Fue mi socio, muy buena persona. Lo que sí me extraña mucho es que él, siendo del mismo partido, ataque tanto a mi hijo. Pero a pesar de todo lo que ha pasado, lo aprecio mucho como amigo. Siempre ha sido un buen amigo, pero lo único que siento es que estemos sangrando por la herida, porque en el fondo lo sacaron de la Intendencia. Creo que eso le dolió más.