Camilo Garrido
En su voz calmada y sus movimientos pausados se puede comprender el paso del tiempo del periodista Víctor Hugo Varela Pérez, quien cumplió 46 años de ajetreada labor, primero en La Moneda y ahora en la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) de Gobierno en La Araucanía. A sus 66 años, decidió que ya era tiempo de descansar y jubilar.
Reconocido por sus colegas de trabajo como un hombre conciliador usando el humor como una de sus herramientas más características, su labor consiste en redactar informes de prensa, en promedio dos documentos al día, sobre lo que acontece en la Región; informes con destino al Gobierno Central.
Irónicamente, su labor que comenzó en 1977 al servicio público es prácticamente la misma que ahora, pero a la inversa: informaba a las regiones respecto a lo acontecido en la capital.
Historia
En sus inicios como reportero en 1970 pasó por Radio Minería, pero siete años más tarde pasó a ser funcionario público. El "pelao", como le llaman en confianza, padre de cuatro hijos, contó que pensó en jubilar desde que finalizó su trabajo en La Moneda en 1995, pero el cambio en el sistema de previsión lo obligó a seguir acumulando experiencia hasta llegar a la edad apropiada, por lo que llegó a esta Región gracias a los lazos familiares suyos y de su esposa.
Una de las cosas que más va a echar de menos, asegura, son sus "cachorritas", como llama con cariño a sus colegas de trabajo, pero reconoce que desde el 2012 que echa de menos a su compañero de trabajo Ulises Valderrama, quien ese año falleció a raíz de un cáncer hepático, pero previamente compartió vivencias que trascendieron su creencia religiosa, condescendiente con la Iglesia Bautista, de la cual es creyente desde joven.
Acompañado siempre de una radio encendida en todo momento, con la que se nutre de información para su labor, el periodista relató sobre lo que significa ser comunicador en tiempos de dictadura, trascender gobiernos como empleado público y anécdotas que atesora en su escritorio de trabajo que, a partir de la próxima semana, quedará vacío.
- ¿Qué es lo que más lo ha marcado en su vida profesional?
-Uno conoce a mucha gente, muchos estudiantes en práctica, muchos colegas, pero también la parte de los equipos. En la Escuela de Periodismo teníamos equipos enormes (...) Usábamos grabadoras pesadas, lo mismo pasaba con las cámaras, las primeras, de televisión. Los informes que empecé a mandar a otras regiones había que mandarlos por fax, región por región.
-¿Qué tan difícil fue trabajar como comunicador en tiempos de dictadura?
-Yo todo lo veo con humor, pero estábamos en La Moneda a esas alturas, y mirando al frente al Ministerio de Defensa. Veíamos movimiento militar hacia allá y hacia acá, los guardias y las armas. Veíamos llegar a Pinochet a La Moneda. 'Ya va llegando. ¿Qué va a pasar?', decíamos. Muchos pensaban que se venía otro golpe de Estado, la cosa estaba todavía tensa. Lo vimos juntarse con el Presidente Aylwin, están media hora conversando, y después se ven yéndose muertos de la risa. '¡Ah, estaba cobrándole el arriendo!', decíamos (ríe). Es un poco complicado porque uno nombra a Pinochet y a algunos les da ataque. Con algunas personas, no se puede mencionar.
- ¿Le afectó trabajar para el Gobierno en ese período?
-No recuerdo nada malo. Con los colegas siempre mantuvimos buenas relaciones, el humor ayuda mucho a pasar situaciones difíciles. Igual no era normal ver jeep militares, ametralladoras o tanques de repente, soldados con casco en las calles, pero pasó. Quiero verlo como broma, pero a veces habían reuniones amistosas o familiares y a veces se quedaban callados. 'Ah, es que este es del Gobierno', lo identificaban a uno como empleado del gobierno, pero nunca le tomé mayor trascendencia.
-¿Cómo fue su llegada a La Araucanía?
-Ulises Valderrama, que era mi colega, amigo, trabajaba en Santiago en lo que yo hacía y luego se vino como relacionador público. Cuando yo llegué acá, me hizo una presentación por el diario, donde trabajó, y también en la universidad donde hacía clases. Me ofreció quedarme para trabajar, pero querían que estuviera tiempo completo. Me quedé en la Seremi.
-¿Qué recuerda de Ulises Valderrama?
-Con Ulises tuvimos bastante cercanía laboral. Era tan formal que, habiendo trabajado hace tantos años atrás, habiendo trabajado en distintos lugares juntos, siempre me saludaba de "buenos días" o "buenas tardes". Recuerdo que era muy católico, y yo evangélico. Me preguntaba dónde iba a matricular a mis hijos y yo le dije que en el Colegio Bautista. 'No, no, mejor en el Santa Cruz', insistía (ríe). Lo recuerdo siempre. Incluso, me paseo por la plaza y lo veo caminando. Claro que sé que no está ahí, me refiero a que veo a alguien muy parecido a él, y lo recuerdo. Los colegas me decían: '¿Y qué haces con tantos santos?' (los creyentes de la Iglesia Bautista no conservan imágenes). Pero si son todos regalos de Ulises. ¿Cómo los voy a botar, si me los traía con tanto cariño? Eran del Papa, del Vaticano, distintas cosas.
-¿Qué ha cambiado del ejercicio del periodismo?
-Yo venía con el esquema de Santiago. Los camarógrafos tenían sus propios gremios, directivas y actividades. Cada cual estaba en su labor. El periodista, tomando notas. Ahora, en los últimos años, casi no corre eso. Ahora filman, fotografían, graban audio, hacen el trabajo completo. Ese es un cambio grande. Yo me admiro de muchos colegas en ese sentido.
-¿Ha cambiado la ética profesional del periodista desde sus inicios?
- Nosotros estábamos muy encasillados. Hablo de los años '70. Mirábamos como caballos de carrera. Ahora, es más amplio, más libre, más sano incluso, porque podemos observar lo bueno y lo malo de cualquier sistema.
"Un día llega Fuad Chahin, que ahora es diputado. Lo nombran seremi de Gobierno, me llama a su oficina y me dice 'Usted podría ser mi padre, entonces yo quiero que usted me diga todo lo que quiera decirme, críticas, ideas, no tenga ningún empacho'. Después llega su papá y se me acerca y me dice 'Cuídeme a Fuadito', como diciendo que no vengan a hacerle olitas, 'que este aparato -como le decía a su hijo- está en el Gobierno ahora (ríe)'. Uno de los colegas trajo un grupo del estilo de Illapu a despedir a Chahin cuando terminó su periodo. Uno de ellos empezó a saltar en el ascensor y quedaron atrapados. Llamaron a los Bomberos. El hecho terminó en escándalo".
Anécdota con uno de sus jefes
nació Víctor Hugo Varela Pérez, en la ciudad de Concepción. Estudió la cerrera de Periodismo en la Universidad de Chile. 1950
es el año en que comienza a trabajar en La Moneda en la Secretaría de Comunicaciones, luego de estar 7 años en medios. 1977
inicia su labor como periodista en la Seremi de Gobierno de La Araucanía, puesto que mantuvo hasta la semana pasada. 1995