Saberse con sobrepeso disminuye LAS ganas de hacer ejercicio
VERANO. La presencia de la dopamina, u hormona de la felicidad, incide en el peso corporal más que el exceso de alimentación.
Uno de los propósitos que más se repiten en Año Nuevo es bajar de peso y llevar una vida más saludable, pero esto no es fácil debido a la fuerza de voluntad que demanda el comenzar a ejercitarse tras una temporada de sedentarismo. Esta conducta, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. (NIDDK), se debe a que al tener más peso las personas se sienten menos "móviles", por lo que el ejercicio cuesta más, dada la alteración de los receptores de dopamina, lo que químicamente provoca desmotivación.
"Distintas investigaciones han asociado los defectos en la vía de la señalización de la dopamina con la obesidad, pero la mayoría se han centrado en el mecanismo de recompensa, es decir, en cómo se sienten los animales cuando consumen diferentes tipos de comida. Pero en nuestro nuevo trabajo hemos partido de una posibilidad más simple: la dopamina es crítica para el movimiento, y la obesidad está asociada con una falta de movimiento. Entonces, ¿pueden los problemas en la señalización de la dopamina explicar por sí solos la inactividad?", explicó el director del estudio, Alexxai V. Kravitz.
El experimento
Para evaluar esta hipótesis, los autores alimentaron a un grupo de ratones con una dieta estándar y otra rica en grasas a lo largo de 18 semanas.
Después de poco más de una semana, los animales "cebados" con la dieta hipercalórica ya tenían un peso corporal muy superior al de sus pares con una alimentación normal.
Al cabo de un mes, los sobrealimentados redujeron su actividad física de una forma muy notable y, de moverse, lo hacían de forma muy lenta.
En consecuencia, es fácil suponer que la ganancia de peso se acompañó de una disminución de la movilidad. El problema es que, como muestran los resultados, la reducción de la movilidad tuvo lugar antes de que los ratones ganaran la mayor parte del peso, lo que sugiere que "el exceso de peso no fue responsable para la disminución del movimiento".
Dopamina
Con este resultado, los autores analizaron a nivel químico el ánimo de los ratones, descubriendo que los inactivos presentaban un déficit del receptor D2 de la dopamina, es decir, la hormona de la felicidad y la motivación.
"Es probable que también haya factores implicados, pero el déficit en el receptor D2 es suficiente para explicar la falta de movilidad", señaló la investigadora Danielle Friend.
Para averiguar si esta deficiencia en los receptores está directamente asociada a la ganancia de peso, los investigadores utilizaron ratones genéticamente manipulados con el mismo defecto en el receptor D2 de la dopamina, a los que cebaron con una dieta rica en grasas.
Ahí observaron que, a pesar de su falta de actividad física, los animales no engordaron de una manera más notoria por la sobrealimentación, lo que sugiere que la ganancia de peso tuvo lugar una vez los ratones se movían menos.
Voluntad
"En muchas ocasiones se invoca a la fuerza de voluntad como una vía para modificar el comportamiento. Pero si no entendemos las bases físicas subyacentes para dicho comportamiento, es difícil asegurar que esta fuerza de voluntad podrá por sí sola resolver el problema. Si podemos descifrar las causas fisiológicas que explican por qué la gente con obesidad es menos activa, también podríamos reducir parte del estigma que deben afrontar", concluyó Kravitz.
La obesidad como epidemia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló a la obesidad como una epidemia, dado el aumento del peso corporal en el 81% de sus países miembros entre 1971 y 2010. "Existen otros factores que han cambiado durante estas décadas, como el aumento de la población, la dependencia del coche y los trabajos sedentarios, que también contribuyen a la epidemia de obesidad global", explicaron los responsables de la investigación.