Alternativas al cigarro: A más estudios, mayor es la controversia
HÁBITO. Vapeadores, "e-cigarettes" y la pasta sueca de tabaco "snus" aparecen como opciones, pero científicos aún no alcanzan un consenso sobre sus efectos. PÉRDIDA. Era uno de los últimos vestigios de la arquitectura militar construida en la zona de Malleco. Fue levantado el año 1905.
Aunque el debate sobre las alternativas para reducir el daño causado por el tabaquismo ha estado varios años a la orden del día, una avalancha de estudios sobre el tema ha generado un debate científico entre "entusiastas" y "escépticos", en medio del suspenso sobre un aval a sus hallazgos.
Parte de los estudios (independientes, estatales y de la industria) se divulgaron en la reunión de la Sociedad para la Investigación de la Nicotina y el Tabaco (SRNT), que culminó ayer en Florencia (Italia), y muestran resultados diversos, con hallazgos positivos, en menor o mayor grado, en la reducción del daño y datos dispares sobre los efectos.
Entre las alternativas analizadas están los llamados vapeadores, los cigarros electrónicos, la pasta sueca de tabaco "snus" y los dispositivos que calientan el tabaco sin quemarlo.
Y los temas incluyen el porcentaje de reducción del riesgo frente al cigarrillo convencional, la posibilidad de que ayuden a dejar de fumar, el peligro que pueden representar para los niños, sus efectos en la adicción a la nicotina y recomendaciones para su regulación.
El experto estadounidense en salud pública y tabaquismo Kenneth Warner dijo a EFE que los cuestionamientos mutuos entre "escépticos y optimistas" se basan en aspectos como "la población analizada en los estudios, si se usó una técnica empleada para otras sustancias distintas a la nicotina o el periodo de tiempo de evaluación de los efectos".
"el blanco y negro"
Mientras Chris Wynne, director médico de la Fundación de Estudios Clínicos de Christchurch, en Nueva Zelanda, cree que, más allá de lo técnico, detrás de esas diferencias está "el blanco y negro" del tabaquismo, "o dejas de fumar o mueres".
Para este oncólogo, "si bien la nicotina es adictiva, el daño lo genera la combustión, por lo que dar otras opciones al fumador puede salvar vidas".
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año cerca de seis millones de personas mueren por alguna enfermedad relacionada con el tabaco y entre el 90% y el 95% de los fumadores que intenta dejarlo sin ayuda recae. "Si realmente no pueden dejarlo hay que cambiarse a algo que reduzca el daño", agregó Wynne.
Pero el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, que ha mostrado cautela ante las alternativas a los productos tradicionales de la industria tabacalera y en 2014 reconoció la necesidad de regularlos, no ha emitido ninguna recomendación debido, precisamente, a la falta de consenso y de "evidencias suficientes".
Linda Bauld, directora adjunta del Centro de Estudios sobre Tabaco y Alcohol del Reino Unido, uno de los países que más ha avanzado en la regulación de las alternativas al cigarrillo, atribuye el desacuerdo a las diferencias sobre los efectos de la nicotina y a la desconfianza ante las tabacaleras, promotoras de algunos de los nuevos dispositivos.
Representantes de la industria responden que tratan de garantizar la "transparencia" en sus estudios. "Buscamos no sólo llevar un producto al mercado sino generar un paquete de evidencias sobre el potencial de reducción del daño, por eso somos abiertos y publicamos todos nuestros resultados", aseguró Gizelle Baker, epidemióloga que trabaja en el millonario proyecto científico de la tabacalera Philip Morris International (PMI) para lograr "un futuro sin humo". De acuerdo con PMI, que ha invertido unos US$ 3 mil millones desde 2008 en su proyecto, la base de sus nuevos productos es que el riesgo para la salud no es la nicotina, sino el proceso que se produce al encender un cigarro, y el primer resultado de ese análisis es un dispositivo que, según la empresa, calienta el tabaco por debajo del punto de combustión.
El último testimonio de las antiguas cuadras que se construyeron a principios del siglo XX en el Batallón de Transportes N° 4 de Victoria, fue demolido esta semana.
Se trata de una edificación en madera levantada en el año 1905, como parte de la presencia del Ejército una vez fundada la ciudad de Victoria.
El fuerte Victoria pasó a convertirse por esta razón en la principal plaza de sustento y aprovisionamiento de las poblaciones militares cordilleranas, gestándose en todo caso un intercambio comercial que fue la clave del crecimiento ininterrumpido de esta parte del territorio nacional por casi cien años.
La ocupación de La Araucanía supuso la existencia de diferentes modalidades y etapas de asentamiento. Las unidades vinieron a consolidar el territorio defendido por los fuertes y de esta manera asentar el poder del Estado en la Araucanía, una verdadera ciudadela, al estilo medieval fue implantada en diversos lugares que fueron conquistando los soldados.
EDIFICIO MILITAR
Cristian Rodríguez Domínguez, arquitecto y autor de la publicación "100 años de arquitectura militar en La Araucanía", sostuvo que sin duda el desarrollo de estas ciudades durante el siglo XX, estuvo estrechamente ligado a estas unidades, ya que se dio seguridad y resguardo, fuentes de trabajo para sus habitantes, por lo que con su destrucción se va también parte de la historia de la ciudad.
Cabe destacar que con esta pérdida también se va parte importante del patrimonio de la comuna de Victoria, en la provincia de Malleco, ya justamente esta edificación hace dos años, alcanzó a formar parte de la publicación denominada "Catastro de Inmuebles Patrimoniales de Victoria", donde participó justamente el arquitecto Cristián Rodríguez y el periodista Carlos Inostroza.
PATRIMONIO
La actual guarnición militar se ubica a 7 cuadras del emplazamiento del fuerte en dirección oeste y una cuadra hacia el sur.
En la época de su instalación funcionaba allí la IV División de Ejército, que era el límite de la ciudad, con una superficie sobre las 10 hectáreas de extensión.
Esta arquitectura que hoy se pierde constituía un testimonio de gestión político-administrativa de antaño, que justificó dichas unidades y por complemento la modernización actual del Ejército de Chile, el que finalmente determinó el cierre de algunas de ellas, como fue el caso de la estructura.