Aunque anunciado y esperado, el índice Mensual de Actividad Económica, Imacec, de -1,3% correspondiente al mes de febrero, es un nuevo balde de agua fría, que representa la mayor contracción en la actividad económica desde julio 2009. En los primeros 2 meses del año hemos crecido apenas 0,1%.
El oficialismo tiene la difícil labor de defender al Gobierno, y han culpado a la huelga de La Escondida del pobre desempeño económico que refleja el Índice, pero descontando los resultados del sector minero, tuvimos un crecimiento de solo 0,2%.
Chile ha perdido competitividad comparado con sus socios comerciales y con el resto de la región. Durante el Gobierno de Sebastián Piñera crecimos a un promedio de 5,3%, mientras que durante esta administración lo estamos haciendo al 1,9%, por debajo de los países emergentes, que crecen al 4%, e incluso del promedio mundial, que es 3%. En 2013 fuimos el tercer país de la OCDE con mayor crecimiento, mientras que hoy ocupamos el lugar número 21.
A esto se suma que el Banco Central bajó la expectativa de crecimiento del rango 1,5-2,5 al rango 1-2, por lo que el crecimiento en 2017 podría ser incluso peor al 1,6% de 2016. El estancamiento de la economía tiene repercusiones directas en la población, que ha sido testigo de la precarización del empleo y el estancamiento de los salarios.
Durante el Gobierno de Sebastián Piñera se crearon 555 mil empleos femeninos, por lo que las mujeres aumentaron sus expectativas, que se vieron nuevamente reducidas por este Gobierno, que ha creado solamente 65 mil puestos de trabajo para ellas. Además, durante este Gobierno se han estancado fuertemente los salarios, especialmente los del sector público, que han aumentado menos de 1% en los últimos 3 años.
Ante el escenario económico, la Presidente ha solicitado que pensemos en las familias chilenas y no saquemos dividendos políticos de esta situación. No es necesario que intentemos sacar ventajas políticas de esta situación, porque las familias velan por sus propias intereses, y el tiempo ha demostrado que una mala gestión del Estado limita sus aspiraciones. Pareciera que el Gobierno nos quiere acostumbrar a la mediocridad, y justamente por eso tiene un apoyo tan escaso. La gran mayoría de los chilenos quiere más progreso y oportunidades, y sabe que este Gobierno nos ha alejado del ansiado desarrollo.
José García Ruminot, senador por La Araucanía