La comunidad mapuche que rechazó el Censo
AUTÓNOMA DE TEMUCUICUI. Un equipo de El Austral recorrió la comunidad. Sus dirigentes explican el porqué de la negativa al Censo.
La ruta hacia Temucuicui se ve despejada como pocas veces. Es una mañana tibia donde no hay controles policiales ni personal de las Fuerzas Especiales fuertemente armado, como es la tónica. Sólo se ven algunos vehículos quemados al costado del camino y lugareños que avanzan a pie, en bicicleta o a caballo rumbo a sus trabajos o a hacer trámites a Ercilla. La locomoción es mala, cuentan.
Llegamos al puente El Pozón y el chofer detiene el móvil antes de cruzar. Es una pequeña estructura de madera sobre un riachuelo. Los minutos pasan y no llega nadie, el contacto no está. De pronto aparece un hombre, pero no viene ni a caballo ni en bicicleta, está montado en una cuatrimoto, especial para estos caminos empinados y gredosos, que se ponen difíciles en invierno. Es Jaime Huenchullán (38 años), el werkén (mensajero) del lof.
Esta comunidad nace de una división ocurrida en 2009. Una parte de las familias quedó bajo el liderazgo del lonco Juan Catrillanca con el nombre de Tradicional de Temucuicui y el lonco Víctor Queipul formó la Autónoma de Temucuicui.
Tras una serie de ocupaciones y enfrentamientos con carabineros -con apoyo de la Conadi- las familias logran recuperar el fundo Alaska de 2.200 hectáreas, que estaba en poder de la Forestal Mininco. A esto se suma que en junio del 2014 la Conadi compró los fundos La Romana, Nilontraro y Montenegro al agricultor René Urban, que suman un total de 231 hectáreas en 988 millones de pesos, lo que incluye 63 hectáreas de la familia Eliker Fuentes.
Las 120 familias que habitan en el sector subdividieron los terrenos que le fueron comprados a Urban para construir sus viviendas. La mayoría vive de la crianza de vacunos, ovejas, caballos y aves. Infaltable es la huerta, donde abundan el cilantro, el ají, las cebollas y las papas.
Gricelda Calhueque, casada, tres hijos, cuenta que cuando la producción anda bien, dejan parte de ella para la venta y así costear algunos gastos.
"Hay que tener dinero para que los hijos estudien", asevera.
NO AL CENSO
"Resistencia no es terrorismo", dice la frase de un mural pintado sobre la fachada de una bodega construida a metros de la casa de Jaime, quien bajo un encino es rodeado por sus perros Marlo, Pastora, Xixica y Chicho. En otra de las paredes se muestra una bandera mapuche y a su lado un wünelfe o guñelve, símbolo usado en banderas de los guerreros mapuches.
Este dirigente, casado, cuatro hijos, explica por qué no dejaron ingresar a los censistas el pasado miércoles.
"La decisión pasa porque los mapuches estamos demandando derechos que nos asisten como pueblo y que mediante la militarización, el despojo, el colonialismo, el Estado vino a desconocer la normativa por la cual nuestro pueblo se rige, se están desconociendo los derechos de los pueblos indígenas, como la autodeterminación, a los cuales los mapuches nunca hemos renunciado", asevera.
Huenchullán sostiene que con la recuperación del territorio la idea es instalar un "autogobierno donde nosotros podamos gobernar a los miembros de la comunidad en todas las materias como educación, trabajo, salud y cultura".
Para el dirigente, el gobierno se equivoca cuando habla de la entrega de beneficios. "Todo lo que hemos logrado ha sido producto de la larga y decidida lucha que hemos llevado adelante como Temucuicui, pero también como pueblo mapuche. Creo que aquí las únicas beneficiadas son las empresas internacionales, las forestales, los colonos, los particulares, ellos son beneficiarios, aquí hay un saqueo de los recursos. Nunca le hemos exigido al Estado ser chilenos, sino que ellos nos han impuesto esta colonización".
El dirigente precisa que adoptarán una serie de medidas para evitar que los censistas realicen su labor en los próximos días.
"Les hemos hecho saber que nos vamos a negar, pero si ellos insisten en venir tampoco vamos a utilizar medios violentos, sino que les vamos a explicar que nosotros estamos luchando por otra vía. Si la presión existe, la comunidad también está en su derecho de adoptar otras medidas para que no vengan a hacer el censo".
Al ser consultado si el Gobierno decide aplicarles una multa como lo establece la normativa a quienes se nieguen a censarse, el werkén afirma que "si el Estado pretende eso, no vamos a pagar ninguna multa. Si es que ellos nos quieren encarcelar, eso tendrá un costo alto porque nosotros no nos vamos a entregar fácilmente".
"Jamás he tenido un subsidio de Indap y mi casa la construí yo, no tuve un subsidio rural, pueden revisar los registros", sostiene.
Huenchullán afirma que aún queda territorio por recuperar. "Aquí la empresa Arauco, Forestal Mininco aún tienen tierras usurpadas a la comunidad y la misma labor están haciendo nuestros vecinos a quienes también se les quitó tierra. Falta mucho todavía por recuperar, las forestales han hecho un daño irreversible a la biodiversidad".
El dirigente sostiene que en reiteradas ocasiones se le ha pedido al Gobierno que retire los carabineros de Temucuicui y las comunidades aledañas.
"La idea de este gobierno es seguir privilegiando al empresario, transportistas y latifundistas, los policías son guardias privados de estos sectores. Durante el último tiempo han reprimido en forma brutal, registran los vehículos, sus pertenencias, hay un hostigamiento constante con los mapuches, por eso hemos solicitado que se retiren, son ellos lo que provocan la violencia", asevera.
La comunidad Autónoma de Temucuicui -precisa el werkén- está desarrollando actividades productivas, como la crianza de caballos, donde se cuentan cerca de 100 que corren libres por el campo. También han comenzado con la crianza de ovejas, que son perseguidas por un perro pastor maresme que fue traído desde Canadá. Ya iniciaron la producción de quesos en pequeña escala y hortalizas en los huertos comunes o de cada familia.
LA TÉNICO PARAMEDICO
Vania Queipul (23) creció con los allanamientos a la comunidad, sabe del olor que dejan las bombas lacrimógenas y del ensordecedor ruido causado por las balaceras.
"Yo recuerdo cuando mi padre y mi abuelo salían a recuperar las tierras, en ese tiempo era el fundo Alaska y me acuerdo de la represión que vivió la gente y de la lucha que se dio para recuperar las tierras", relata.
Vania cuenta que una de las cosas que más angustia le provoca es cuando sufren los niños de la comunidad y el miedo que sienten cuando se producen allanamientos.
"Ahora cuando vienen los carabineros me da mucha rabia por los niños, la rabia es lo que a uno la hace actuar, lo único que hace uno es lanzarles piedras porque los más chicos se ponen a llorar, tengo a mis primos chicos y ver cuando tiritan porque viene la policía, es estremecedor. No es la comunidad la que va donde están ellos para provocarlos. Ahora último nos han herido a varios animales cuando comienzan a disparar", precisa.
Esta rabia -dice Vania- la llevó a estudiar la carrera de técnico paramédico en el Instituto Andrés Bellos de Angol, pero no para trabajar en un centro asistencial, sino para ayudar a los comuneros que quedan heridos tras los allanamientos.
"Yo no estudié para ir a ganarme la plata donde ellos mismos, yo estudié porque vi la necesidad de que acá hace falta gente que sepa de primeros auxilios porque cuando vienen los carabineros a nosotros nos llenan de perdigones y queda gente herida. He realizado algunas curaciones a gente con perdigones y golpes, junto a otras personas que tienen estudios en salud. Así evitamos que los heridos lleguen a las postas porque a los centros asistenciales llega la policía y los toman detenidos, los acusan de cualquier cargo, sin pruebas y se los llevan".
La hija del lonco Víctor Queipul relata que ha enfrentado a lo menos cuatro juicios en su contra por la recuperación del territorio, en tres de ellos ha sido declarada absuelta y aún le queda uno pendiente, donde espera se haga justicia.
Vania cuenta que están haciendo un trabajo comunitario en la pequeña agricultura, especialmente en la siembra de papas, trigo, avena, porotos, a lo que se suman hortalizas.
La werkén cuenta que al igual que la huerta, también hay una generación que "espera haga germinar con más fuerza la lucha por la recuperación del territorio".