Mientras el Congreso debate sobre modificaciones al Código de Aguas, muchas voces se levantan exigiendo soluciones para el aprovechamiento de las aguas lluvias levantando obras de arte pequeñas, medianas y de tamaño mayor, que permitan recoger parte de las abundantes precipitaciones para ser utilizadas durante la época de escasez pluviométrica.

El agua de lluvia tiene una gran ventaja: no está afecta a dicho código y por tanto puede ser guardada libremente en las cantidades que se estime conveniente, dependiendo sólo de las posibilidades de almacenamiento.

Indudablemente hay interés de las autoridades por avanzar en esta materia y de hecho en 2014 se inauguró la oficina regional Temuco de la Comisión Nacional de Riego, ocasión en que el Ministro de Agricultura se refirió a la prioridad que la Cartera le otorga al manejo de los recursos hídricos "para mejorar la productividad y los ingresos de los productores", y, además, a los esfuerzos por regionalizar y descentralizar la acción del Minagri.

La citada oficina permite un contacto directo con la gente, con equipos profesionales propios para revisar los proyectos, recibiendo las opiniones de los beneficiarios y disponiendo de un mejor acceso a los fondos de la Comisión Nacional de Riego. El desafío permanente es, en consecuencia, construir un plan regional de riego.

La teoría guarda relación con las necesidades urgentes de La Araucanía, pero evidentemente la cantidad de recursos para una adecuada planificación es en absoluto insuficiente. Una megaobra de riego en esta Región ha quedado en el olvido; quizás el camino más rápido sea la inversión en represas medianas y pequeñas. Todo ello es materia de discusión, pero resulta indudable que esta región requiere con premura aprovechar el agua caída, esa misma que hoy, tras provocar diversos problemas en las ciudades, viaja rumbo al mar sin provecho productivo alguno.

Hace casi once meses, el 7 de julio de 2016 se realizó la reunión de constitución de la Comisión Asesora Presidencial para La Araucanía. En sus palabras introductorias, el ministro del Interior, Mario Fernández, manifestó su esperanza de que el diálogo que se realice, lleve a una nueva era de la región. Señaló que respecto a este espacio de trabajo que el gobierno no quería imponer agendas ni procedimientos, sino sólo escuchar lo que La Araucanía tiene que decir sobre sus problemas y necesidades. Por ello sesionaría en Temuco, y quedaba conformada por habitantes de la zona.

En esa primera sesión se plantearon desafíos como buscar soluciones a sentidas y legítimas demandas que se encuentran pendientes respecto del pueblo mapuche. Que grupos radicales apoyándose en ello, han efectuado graves acciones violentas, llevando a la Región a una preocupante situación de tensión, generando nuevas víctimas y nuevas injusticias. Que a ello debía sumarse índices que señalan a La Araucanía como la región más pobre de Chile, y la desconfianza hacia los Gobiernos por promesas no cumplidas.

Se planteó asimismo la necesidad de que este diálogo considere a todas las voces de la Región que quieran aportar a la búsqueda de soluciones y acuerdos para lograr la paz y la justicia para todos. También se señaló como positivo que sea la Región la que busque respuesta a sus necesidades y que ellas no vengan preconcebidas desde el Centro. Otro aspecto destacado fue la pluralidad de la Comisión, que permitiría hacer experiencia que la visión del otro es parte de la solución, y generando una valiosa oportunidad para un ejercicio de un diálogo fructífero. De este modo, luego de escuchar a muchas personas y organizaciones del mundo político, social, indígena y económico en más de ochenta audiencias, se logró consensuar a plenos votos setenta propuestas en tres grandes ámbitos: política indígena, reparación a las víctimas de la violencia rural, desarrollo económico y productivo. Finalizaba así un trabajo muy demandante, a consciencia, responsable, donde primó el bien común, el consenso y también la construcción de un ambiente fraterno.

Durante los últimos cuatro meses, una comisión interministerial constituida en La Moneda ha venido trabajando el mencionado informe, recibiendo aportes de los parlamentarios de la Región, especialmente en una pronta Ley Araucanía. El viernes recién pasado, en plena celebración del We Tripantu, en que el sol regresa renovando naturaleza y esperanzas, la Presidenta Michelle Bachelet ha dado finalmente la respuesta a la Región, honrando el compromiso asumido. A la Región ahora la tarea de discernir serenamente si lo anunciado forma parte de los anhelos y si constituye un avance en la dirección correcta en temas largamente esperados. Queda sin duda mucho por hacer, y el Gobierno y mundo político hará lo suyo, pero mucho de ello depende a su vez de la disposición al diálogo honesto, a la búsqueda de consensos y a la construcción de las confianzas entre quienes vivimos y soñamos en esta tierra bendita.

Héctor Vargas obispo de Temuco

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