Hugo Soto Cárdenas
A 183 millas de su casa -casi 300 kilómetros chilenos- debió soportar el paso del huracán Irma la temuquense radicada en Florida, Maritza Escobar. Y es que la evacuación de la costa atlántica al sur de Estados Unidos la obligó a dejar su vivienda en Fort Myers a merced de los vientos, para refugiarse junto a miles de personas en Miami, donde los albergues no han dado tregua, al punto que al día de hoy todavía permanecen con familias completas esperando la orden para retornar a sus casas.
Con una ciudad de Miami sin combustible, sin suministros básicos, con las comunicaciones y las carreteras todavía cortadas, esta temuquense radicada desde hace dos décadas en Estados Unidos logró entregar su testimonio del paso del gigantesco huracán por esta parte del mundo. Aprovechando las intermitentes cargas de electricidad, suficientes para cargar el celular, Maritza Escobar (Maritza Nanasca, de acuerdo con el apellido del esposo, como se estila en Estados Unidos), ofreció a El Austral una visión del desastroso fenómeno natural "desde dentro".
"La verdad es que no tengo idea en qué condiciones quedó mi casa en Florida tras el huracán, no sé de nada todavía, aunque por ahí dijeron que el área donde vivo en Fort Myers fue una de las afectadas", indicó Maritza Escobar, quien agregó que "nos dijeron que deberíamos esperar hasta el miércoles (hoy), para dejar el refugio y volver a nuestras casas para ver por fin los reales daños a nuestras viviendas".
LA TORMENTA
Maritza Escobar vive en la península de Florida, donde trabaja en el área de la educación. Hace 22 años dejó La Araucanía para buscar mejores horizontes en Estados Unidos, donde finalmente se radicó y formó una familia.
La llegada del huracán Irma fue anunciada con anticipación, asegura la temuquense. Así, mientras la tormenta crecía y avanzaba por el Caribe, en Florida ya se había puesto en marcha un megaplan de evacuación.
"Para muchos el sistema de evacuación fue considerada algo exagerado, pero eso fue antes de que se desatara el huracán. Ahora que ya pasó hay coincidencia en que fue tan perfecto que todas las personas pudieron salir ordenadamente de las áreas en riesgo. En mi caso, debí buscar refugio en Miami".
Así, a 300 kilómetros de distancia, la docente debió soportar el paso de las rachas de viento, sin saber qué pasaba con su casa, en medio de la tormenta misma.
"Los daños no se pueden chequear, todo está allí bajo toque de queda, y prácticamente no se puede salir a la calle porque todo está desordenado", señala la temuquense, quien agrega que "supe que dos niños que conozco, pasaron por fuera de mi casa y la vieron todavía en pie, aunque no había cerco y habían árboles caídos en el patio. Dijeron que me iban a enviar fotos, pero hasta ahora no me ha llegado ninguna. Puede ser porque la señal es intermitente para recibir alguna imagen por whatsApp".
Respecto de Miami, Maritza indica que "uno no se puede mover ni 5 minutos a la redonda porque no hay gasolina, las calles están cerradas, todo el comercio está cerrado y las zonas de grandes centros comerciales están completamente resguardadas para evitar saqueos".
Mucho más dura es la situación en Florida. "Entiendo que el lugar donde más fuerte pegó fue en Key Largo, donde todavía la gente no ha podido entrar porque las carreteras siguen cerradas. Pegó muy fuerte donde vivo, en Fort Myers. De allí sólo manejo la información que ha entregado la tele, donde se ve todo inundado. Esperamos que no haya habido pérdidas humanas, más tarde se sabrá la real cantidad de víctimas fatales...".
"La verdad es que no tengo idea en qué condiciones quedó mi casa en Florida tras el huracán, no sé nada todavía, aunque por ahí dijeron que el área donde vivo en Fort Myers fue una de las afectadas".
Maritza Escobar,, temuquense con, residencia en Florida"
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