Hugo Soto Cárdenas
Cada día, a las 5.45 de la mañana, el chofer de la línea 5B, Héctor Santos Villablanca, sube en medio de la oscuridad a su micro en Labranza para dar inicio a la jornada. A sus 49 años, este labranzino es bastante conocido entre sus colegas y entre los usuarios de su vehículo, por una particular cruzada que inició hace dos años: no cobrarle pasaje a los abuelitos y abuelitas.
"En mi micro no se le cobra el pasaje a la tercera edad", dice Santos, quien agrega que "este es un tema personal, valores que me enseñaron mis padres cuando estaban vivos".
El recorrido de la 5B une la localidad de Labranza con Temuco, y en el trayecto son numerosos los vecinos de la tercera edad que suben a la micro, muchos de ellos para acudir a sus chequeos en el hospital.
Es el caso de Gladys Lagos, de 77 años, quien vive camino a Labranza, y que precisamente tomó la máquina de Héctor Santos para ir al Hernán Henríquez Aravena. La sorpresa de que no le cobraran pasaje, dio paso a la alegría.
"No sabía que podía haber un chofer que no cobrara, fue una sorpresa y estoy muy agradecida", indica Gladys Lagos, quien agrega que "yo viajo todos los días al hospital a ver a mi viejito que está ahí, así es que esto es una gran cosa porque el sueldo que nos toca no nos alcanza y hay tantas necesidades en la casa, que uno tiene que hacer maravillas con la plata. Me alegré tanto cuando el chofer me dijo "no se preocupe, suba nomás, la tercera edad no paga". Es muy bueno que alguien valorice a los viejos, porque a veces parece que la gente cree que no podemos hacer nada".
Cerca de la Ufro, Lucila Lagos, de 75 años, se llevó una gran sorpresa al subir a la 5B de Héctor Santos. Primero, porque no le cobraron el pasaje, y segundo, porque además los pasajeros -conocedores de la buena acción de su chofer- la aplaudieron apenas subió a la máquina.
"Claro que me sorprendí mucho", relata la pasajera, quien agrega que "mi marido tuvo micro, así es que sé lo que significa no cobrar un pasaje. De hecho pensé que el conductor conocía a mi marido, y ahora supe que no le cobra a la tercera edad. Es maravilloso".
RESPETO
Desde que Héctor Santos inició esta cruzada de darle recorrido gratis a los abuelitos y abuelitas que tienen la fortuna de hacer parar su micro, son varios los vecinos de la tercera edad que lo reconocen y le regalan chocolates o bordados, como una muestra de agradecimiento.
"Ellos no debieran pagar", asegura el chofer. "Yo creo que el gobierno, el Estado, los legisladores están en deuda con nuestros abuelitos, pues los sueldos son malos, las pensiones son malas, el costo de la vida es altísimo, ellos tiene que pagar agua, luz, calefacción, alimentarse, comprar medicinas, y a eso hay que sumar que no pueden trabajar a esta altura de sus vidas. Ellos contribuyeron a formar este país, no porque ahora no puedan trabajar hay que verlos en menos. Lamentablemente, no tienen la fuerza ni la voz, por eso yo como simple micrero decidí apoyarlos de la única manera que puedo, un trabajo anónimo que inicié hace dos años tras enterarme de todos los problemas que entran por la puerta de mi micro, aquí se vive la realidad, aquí uno conoce en vivo y en directo los problemas que deben atravesar los abuelitos y abuelitas", narra el chofer, lleno de convicción.
La idea, asegura Héctor Santos, es continuar con esta iniciativa. "Eso mientras espero que nuestros gobernantes y nuestros políticos tomen conciencia de la necesidad de apoyar a nuestros adultos mayores".
Consciente de la necesidad de construir un mejor futuro, este chofer aprovecha también su tribuna tras el volante de su 5B para señalar a los jóvenes la importancia de las elecciones de este mes.
"Vayan a votar, que nadie decida por ustedes. Es la única manera de cambiar las cosas", señala a viva voz Santos, logrando el aplauso de sus pasajeros, especialmente de los abuelitos y abuelitas que disfrutan de esos raros momentos en que algo les sale gratis.