Héctor Ochoa Mardones
En junio de 2005 los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes notan que una millonaria escultura de Auguste Rodin fue robada; 24 horas después, Luis Onfray -actualmente Emilio Fabres- regresa la pieza argumentando que era parte de un proyecto artístico en el que quería comprobar que "una obra estaba más presente no estando".
Dirigido por Cristóbal Valenzuela, Robar a Rodin es el último estreno de MiraDoc 2017. Su exhibición se llevará a cabo hoy, a las 19 horas, en el Auditorio de Santo Tomás, donde María Paz González, productora de la cinta, ofrecerá un cineforo sobre la película premiada en FICViña. La entrada cuesta $500 (estudiantes) y $1.000 (general).
-¿Cómo surge la idea de hacer este documental?
-La idea surge porque el director estudiaba Cine en Arcis, mientras el ladrón-artista -digamos- estudiaba Arte en la Arcis. Entonces, esta historia la escuchó muy de cerca, porque era algo que estaba sucediendo y la universidad era muy famosa porque siempre había hechos subversivos, una vez le tiraron nitroglicerina a un carabinero, pero esta era la primera vez que un acto vandálico o delictivo se abordaba desde una perspectiva artística. Eso le quedó dando vuelta y empezó a seguir la pista de Luis Emilio Onfray, el protagonista.
-¿Qué efecto provocó este robo?
-La exposición de Rodin en Chile es la más visitada en la historia del país, antes y después no ha habido nunca ninguna tan visitada, y efectivamente desde que desapareció la escultura algo pasó con esa ausencia, la gente iba a ver el lugar vacío y desde ese lugar el director empieza a armar esta película que tuvo una investigación súper larga, fueron seis años de trabajo, con viajes a París, rodaje en Chile, más de 40 entrevistados, después quedan 20 en el montaje, es un trabajo de largo aliento.
-¿Qué complicaciones se encontraron en el camino?
-Fue bien complejo, fue difícil poder hablar con algunos personajes, por ejemplo para el exdirector del Museo de Bellas Artes, Milan Ivelic, esto no era un hecho para recordar y matarse de la risa, para él había sido una cosa muy dramática y la directora de la Dibam se acuerda de esto como el "martes negro", entonces costó mucho conseguir algunos testimonios y recuperar archivos, hay algunos que tenemos de 1910 de Francia, que hay que buscarlos, rastrearlos. Es una película que está armada un poco como un puzle, entonces desde ahí hay varias piezas que se van armando y montando con ironía, con ideas más pop. Solo el montaje fue más de un año.
Luis Emilio
"Él -Luis Emilio Onfray Fabres- trabaja en una tienda de antigüedades, de hecho está a cargo de la seguridad de las cosas, es todo muy irónico", precisó la también realizadora audiovisual oriunda de Temuco, quien trabaja en la preproducción de Todas vuelven, su primer largometraje de ficción.
-¿Con qué se encuentra el público en Robar a Rodin?
-Mucha gente ha llegado por el boca a boca, la gente se encuentra con una película que es rara en el documental, porque tiene humor. Esta es una película entretenida, no es elitista, no está hecha a partir de una discusión teórica compleja sobre el arte, sino que parte un poco desde la cotidianidad, sobre la duda que tiene cualquier persona que se enfrenta a algo y no sabe cuándo es arte y cuándo no.
-¿Fue pensada siempre desde el humor?
-El mismo hecho tiene humor, o sea Cristóbal siempre dice que habría sido muy difícil hacer esta película sin humor, porque las situaciones, como se fueron dando, estaban llenas de absurdos. Este caso es muy importante, porque fue el primero de la Reforma Procesal Penal, o sea si Luis Emilio Onfray se roba la escultura un día antes, esta película no habría existido, ¿por qué? Porque, todo este juicio no habría sido oral, ya que todas estas instancias son públicas. Entonces, tenemos los audios, tenemos los videos, fue un caso muy emblemático de la Reforma.
"Esta película tiene muchas aristas, la puedes ver desde el lado judicial, desde el lado artístico, desde un lado político o desde un lado cultural de las instituciones". "Cristóbal siempre dice que habría sido muy difícil hacer esta película sin humor, porque las situaciones, como se fueron dando, estaban llenas de absurdos". "Las películas chilenas son súper interesantes, hay una gran variedad, hay mucha gente muy talentosa trabajando en producciones de alto nivel"."
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