Operación Huracán I
Sería bastante fácil -a raíz de los últimos hechos- dejarse llevar por reacciones prematuras, por las tendencias de las redes sociales o por las críticas malintencionadas de quienes tienen "cuentas pendientes" con Carabineros. O peor aún, guardar un incómodo pero decidor silencio y ver cómo a una de las instituciones más confiables del país -incluso bastante más que la prensa- se le crucifica sin esperar a que se aclaren las acusaciones y se llegue a la verdad. Pero no, no tomaré palco. Y la razón es bastante simple. Mientras las instituciones involucradas esclarecen sus procedimientos, y el propio Gobierno intenta aprovechar esta coyuntura para "blanquear" su imagen antes de su término, repaso las veces en que he visto con mis propios ojos el sacrificio de Carabineros velando por nuestra seguridad.
Cientos de carabineros que prácticamente viven en los predios cumpliendo medidas de protección dictadas por Tribunales, la mayoría de las veces en condiciones precarias y expuestos a las inclemencias de la lluvia y el frío o a largas jornadas bajo el sol.
Ni qué hablar de los procedimientos en que han arriesgado sus vidas y han salido heridos -algunos de gravedad- fruto de emboscadas y fuego terrorista.
Lo peor es que mientras nos dejamos llevar y nos apuramos a enjuiciar a nuestra policía, el terrorismo sigue operando a sus anchas, y ahora más que nunca, haciéndose un festín con la única institución que hasta ahora ha tenido la valentía de enfrentarlo. Confiamos en Carabineros y en su profesionalismo, y no nos subiremos -como los oportunistas de costumbre- al carro del basureo y del desprestigio. Como bien dice el dicho: de los malagradecidos está lleno el infierno.
Marcelo Zirotti Kehr, presidente Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco
Merecido reconocimiento
Con mucho agrado he leído hace unos días en nuestro Diario El Austral, el reportaje sobre dos jóvenes que, teniendo la posibilidad de estudiar "carreras rentables", han decidido privilegiar su vocación y estudiar Pedagogía. Lo anterior es destacable, no sólo porque en el futuro tendremos dos excelentes maestros, sino porque habrá dos personas felices, trabajando en lo que les gusta y por lo que sienten verdadera pasión. A los padres de estos jóvenes, habría que decirles que, la decisión de apoyar a sus hijos en esta decisión, tendrá su recompensa cuando perciban la satisfacción de sus hijos de estudiar y posteriormente trabajar en lo que les gusta y para lo que tienen vocación.
Por otra parte, felicitaciones Director, por dar a conocer su "opinión" y destacar la vida y desarrollo profesional del periodista Juan Carlos Poblete, aún a riesgo de "atentar sus pudores". Destacar su vocación, su perseverancia en los estudios y su compromiso con el ejercicio de la profesión, pueden servir de ejemplo a otros jóvenes, que ante dificultades parecidas, a las que vivió Juan Carlos, se den cuenta que éstas se pueden superar con dedicación y trabajo, logrando hacer realidad cualquier sueño que se tenga. Dar a conocer los casos de estos jóvenes, le hace muy bien a la sociedad, por lo que bien vale la pena hacerlos públicos, a través de un medio como el que Ud. dirige.
Lector agradecido
Un basural
Le escribo para señalar problemáticas que he visto desde que vivo en una de las villas que se encuentra en las cercanías de la calle Barros Arana. Estas problemáticas son distintas, pero tienen un factor común: la basura. Entre la Maltera y la calle Pérez Rosales (siempre por la calle Barros Arana) desde hace un tiempo se forman microbasurales, he llegado a contar 6 entre esas calles que he mencionado, esto aparte de ser bastante antiestético, asqueroso y emisor de malos olores también es un foco constante de infecciones. Todo esto demuestra que la pobreza no está en lo material, sino en la falta de educación y cultura de la gente, ya que ellos no pueden dejar su basura en sus domicilios hasta que pase el carro de la basura, simplemente van y lo botan en estos lugares. Esto me molesta mucho ya que aparte de que se encuentra justo al lado de la vía del tren, esta calle es muy transitada y todos pueden ver ese desagradable panorama. También muestra a la gente que viene en tren que nosotros carecemos de cultura al tener estos lugares así. Y ya que la gente no va a cambiar, propongo a las autoridades que coloquen contenedores de basura, no esos de plásticos pequeños, sino aquellos grandes para que por lo menos puedan "ocultar" la poca educación que la gente tiene (créame he visto desde colchones hasta refrigeradores y sofás botados en esos lugares).
Y con esto también les pido que puedan ayudar a una persona en situación de calle que vive bajo un árbol junto a la línea férrea en el sector Alcántara. No sé si será esa persona o la gente que deja basura debajo de ese árbol, pero hacen de ese lugar un microbasural que nunca se limpia, sin mencionar que con la acumulación de basura, el árbol se está muriendo y la persona corre un verdadero riesgo de contraer una enfermedad peligrosa.
Denis Vega T.