La conciencia tiene diversas miradas. Según el diccionario conciencia se refiere a la capacidad que nos indica qué está bien o mal y apunta o a un concepto moral, a la ética, o cierto campo de la filosofía. Por nuestra parte sostenemos que la conciencia contiene revelaciones adicionales al concepto señalado, esto nos hace diferentes de los demás seres creados como las aves, peces o animales.
En el capítulo 3 del Génesis (primer libro de la Biblia), vemos que ser humano sintió peso en su conciencia al intentar esconderse del creador. La conciencia fue colocada por Dios en el ser humano. El libro sagrado declara "dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos". Todo humano tiene una conciencia, en ocasiones puede estar dormida, cauterizada, enferma, despierta, etc., sus reacciones manifestarán en qué condiciones está.
Desde la caída del hombre en pecado la conciencia quedó afectada, podríamos decir vulnerable y, por lo tanto, todo juicio que pueda emitir es subjetivo. Por la diversidad de culturas hay diferencias en sus valores y acciones en distintas partes del mundo, más hay patrones universales arraigados en nuestro interior. Podemos mencionar el respeto por la vida, el cuidado de los indefensos, la honestidad entre algunos y en ocasiones nos vemos confrontados entre la conciencia institucional y la conciencia individual.
¿A cuál conciencia debemos obedecer? En otras épocas de la historia hubo personas que fueron leales a sus conciencias, y muchos de ellos estuvieron dispuestos a morir. No seamos precipitados en juzgarlos de fanáticos o ignorantes.
En Chile, un país libre y soberano, debe primar en cada uno de sus ciudadanos la conciencia individual, sea este un ateo o religioso. Por esa razón me alineo con "los objetores de conciencia".
Recordemos que el artículo 19 N°6 de la Constitución asegura a los chilenos la libertad de conciencia. La voz de la conciencia nos acompañará toda la vida; queramos o no. Cuando pronunciamos palabras hirientes al prójimo se nos viene un peso encima; pero cuando vamos a esa persona y le pedimos perdón el peso es retirado totalmente.
Dios nos declara pecadores: "No hay justo ni aún uno, y por lo tanto estamos destituidos de la gloria de Dios"; "La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro".
El libro sagrado en hebreos 9:14 enseña "más la sangre de Cristo, el cual mediante el espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias…".
Juan Mella Córdova, Consejo Regional de Pastores Araucanía