Puente ferroviario
Hace más de un siglo cuando se inició la extensión de la red ferroviaria de Temuco a Puerto Montt, el mismo puente que marcara entonces un umbral del progreso, hoy se convierte en el símbolo de un problema más profundo y complejo que el desprecio hacia el patrimonio que algunos con débiles argumentos reclaman ante la obsolescencia forzada por una ciudad sin direcciones claras.
Cuando se construyó el puente ferroviario, inevitablemente se replanteó el significado de la extensión de la ciudad en el territorio, presentándose como una señal propia de las corrientes higienistas del urbanismo de fines del siglo XIX, las mismas que en circunstancias similares, gracias al paso del tren de Valparaíso a Santiago, vieran nacer la ciudad Jardín de Viña del Mar.
Un poco antes, al otro lado del mundo los alcaldes de las ciudades de Buda y Pest, fundadas dos mil años antes por los romanos como colonias en sus fronteras orientales en la línea del Danubio, consecuencia del éxito alcanzado por el famoso Puente de las Cadenas (1849), con el tiempo se sumarían otros que irían definiendo el orgullo de esa ciudad y que con un sentido de pertenencia los llevaría a fusionar ambas ciudades (1873), borrando las fronteras administrativas, tecnológicas y por sobre todo las burocracias innecesarias. Todo un triunfo del sentido común, algo que hoy se valora como principio fundamental de la ecología urbana. Ya que, para una ciudad sostenible se requiere de comunidades unidas, cultas, organizadas y enfocadas por sobre los beneficios urbanos derivados de la riqueza económica que erróneamente califican a las ciudades sólo por sus resultados materiales.
En Temuco, más de un siglo después (1995), se tomaría la improvisada decisión de dividir en dos comunas el territorio alcanzado por la ciudad, sin resolver hasta hoy los alcances que tal determinación exige a la autoridad regional para cumplir con un mandato que de acuerdo a la Ley vigente, implica esa división para la adecuación administrativa de la nueva estructura burocrática intercomunal, especialmente en las nuevas fronteras territoriales torpemente generadas, donde se concentran los conflictos.
En contraposición a la lección que la ciudad de Budapest nos enseña, habría que preguntarse, si no será una muestra de mediocridad la incapacidad de administrar la mitad de lo que otros resolvieron unir hace más de un siglo. Hoy los puentes de Temuco, en suma y desencuentro, relatan un cuadro desastroso, pobre e inútil, donde el resultado de ese conflicto es una frontera intelectual, administrativa y cultural que hace difícil entender si realmente la idea de ciudad va por la ruta correcta para enfrentar los desafíos del presente siglo.
Mauricio Cozzi Paredes, arquitecto
Obispos y el Papa
Son tan grandes las expectativas que se tienen por las decisiones que deberá tomar el Papa Francisco tras la reunión que tendrá con los obispos chilenos en el Vaticano, pero lo único que se puede tener medianamente claro, es que si el Papa Francisco, como nos aconsejó a los chilenos, antes de tomar sus decisiones, se pregunta... ¿Qué haría Cristo en mi lugar?, éstas debieran estar entre "La expulsión de los mercaderes del templo" según San Juan 2:1-17; San Mateo 21:10-17; San Lucas 19:28-48 y San Marcos 11:11-19 y "Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen" según Lucas 23:34...y con todas las innumerables posibilidades intermedias, de lo contrario nos podría seguir sorprendiendo con sus decisiones y opiniones, que tantas controversias produjeron en los chilenos durante su reciente visita a Chile. "Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras".
Tito Livio (59 aC-17 dC) historiador romano.
Luis Enrique Soler Milla
Récord automotriz
Ha sido un verdadero récord automotriz que en abril recién pasado 35.000 vehículos nuevos se comercializaron en el país, representando un aumento de 43,7 % en comparación al mismo periodo de 2017, según informó la Asociación Nacional Automotriz de Chile (Anac).
Le faltó informar a la Anac que la principal razón de este récord es la ley que obliga a los ciudadanos que poseen un vehículo inscrito antes de septiembre 2011, tener que comprar un nuevo vehículo, para así evitar la restricción de circulación dentro del anillo de Américo Vespucio.
Dicha ley parece corrupta o venal, puesto que no permite circular a aquellos vehículos que tienen alguna antigüedad, pero no contaminan o contaminan menos que aquellos que son inscritos después de septiembre 2011. Al parecer esa ley es para disminuir la cantidad de vehículos en circulación, más que para combatir la contaminación ambiental. Es una ley que a todas luces favorece a los vendedores de vehículos, pero perjudica al ciudadano común y corriente.
Si lo anterior es efectivo, esa ley sería otra de las muchas que intereses subalternos logran imponer en gloria y majestad, contra el bien colectivo.
Dr. Jaime Manuel Ojeda Torrent