A un mes de la Pascua de Don Sergio
Una mala caída al ingresar al agua puede traer trágicas secuelas. Es importante que el bañista tome conciencia. Aún permanece en la retina la hermosa celebración de sus exequias.
A un mes de la pascua de Don Sergio Contreras, aun permanece en la retina de los ojos de muchos fieles, la hermosa celebración de sus exequias, que vivimos con tanta unión y respeto. Sin duda que los testimonios vividos y escuchados, quedan cortos para hablar de este servidor bueno y fiel.
Un pastor como Don Sergio Contreras Navia, obispo Emérito de Temuco, difícilmente será borrado de la memoria de la ciudadanía. No solo los católicos de las diversas comunidades parroquiales de la diócesis de Temuco atesoran gestos, palabras, con particulares énfasis en sus vidas. Desde que se instaló en la cátedra de la diócesis San José, señaló su impronta desde sus dotes y rasgos personales como los de su servicio pastoral. El no se hizo sacerdote para "hacer carrera", sino para dar su vida al servicio del pueblo de Dios. Y de eso muchos son testigos, de este pastor bueno y valiente para esta Iglesia particular.
Ejerció su ministerio desde Temuco y lo extendió a todos sus rincones del territorio diocesano, al norte, con la diócesis de Los Ángeles, separado por el río Renaico; al sur, con la diócesis de Villarrica, separados por los ríos Imperial y Cautín; al este, con la diócesis de Neuquén, Argentina y al oeste, con la Arquidiócesis de Concepción, separada por la cordillera de Nahuelbuta hasta el río Tirúa y con el océano Pacífico. Con mucha fuerza recorriendo y animando y fortaleciendo las comunidades eclesiales de base.
Llegó a Temuco, precedido de un ya incipiente y no menos importante ejercicio en el episcopado chileno, primero, en 1966, fue consagrado obispo de la diócesis de Ancud; luego, en 1974, fue nombrado obispo auxiliar de Concepción, y cuatro años más tarde, el papa Juan Pablo II lo nombra obispo de Temuco, diócesis que dirige por 23 años, hasta noviembre de 2001. Ya obispo emérito de Temuco, el mismo papa le pide asumir como Administrador Apostólico de la diócesis de Valdivia, mientras esta diócesis espera un nuevo obispo.
Don Sergio lideró la defensa de los derechos humanos. Hizo de la Iglesia, casa, refugio y consuelos de los pobres y perseguidos. Creó el Comité de Solidaridad en estrecha vinculación con la vicaría del mismo nombre establecida en la Iglesia de Santiago. Dejó una profunda huella en la Pastoral Social, ordenaba que ningún programa con campesinos debía permanecer más allá de lo estrictamente necesario, sino por el contrario los recursos y la dirección de esos programas debían traspasarse rápidamente a los propios beneficiarios.
Agradecemos a Dios habernos regalado tantas bendiciones y gracias a través de este Pastor, que, haciendo vida su lema episcopal, nos demostró hasta el final de sus días que: "No vino a ser servido, sino a servir". Pues cada mañana al comenzar el día Don Sergio entraba en ese dialogo de amor y de intimidad de comunión y de esperanza con Dios que el amó primero y que lo llamó a ser pastor en relación a Único Pastor. De esa intimidad con Jesucristo; extraía la fuerza y el coraje evangélico para servir y dar la vida por su pueblo.