El día que Edgardo Blackburn se atrevió a desafiar al Océano
70 AÑOS DEL VUELO A ISLA MOCHA. El piloto civil realizó por 34 años numerosos viajes entre las costas de Tirúa y el continente. Hoy es recordado con modestos homenajes.
Esta semana se cumplieron 70 años desde que el piloto civil, Edgardo Blackburn Melin uniera por primera vez Isla Mocha con el continente, abriendo una ruta aérea de 35 kilómetros desde la desembocadura del Río Tirúa en línea recta al occidente.
El acontecimiento fue recientemente recordado por la Revista Aerohistoria del Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile, en su edición de marzo de este año y rescatado por historiadores tales como Sergio Barriga Kreft y Héctor Alarcón Carrasco, ambos miembros del Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile.
Paralelo a la tarea historiográfica ya conocida por todos los amantes de la aeronáutica en Chile, nuestro Diario también siguió vuelo a vuelo las aventuras de este piloto civil que marcó un antes y un después en la vida de Isla Mocha, hasta entonces casi desconocida en la cotidianeidad civil de los chilenos.
Así fue como durante los últimos años de vida de Edgardo Blackburn, fallecido en julio de 2000 tras haber recibido innumerables reconocimientos y homenajes, El Austral recordó su hazaña a través de reiterados reportajes firmados por los periodistas Julio Contreras y Guillermo Chávez, quienes tuvieron la oportunidad de departir con don Edgardo en los escenarios donde se dejaba querer con agasajos o en su casa del fundo La Colmena, a 10 kilómetros hacia el interior de Quino.
EN "LA COLMENA"
Así fue la entrevista para este Diario en su edición del 23 de Julio de 1989 en la que dábamos cuenta de la recepción del anfitrión a este periodista…
"Junto a una gran chimenea don Edgardo se desplaza inquieto reuniendo el material que da cuenta de su hazaña y cómo ha sido reconocida en todo el mundo (...) En el ambiente se respira un airecillo británico, flemático (...) Casi inadvertida suena una vieja radio Zenith en la que don Edgardo escuchaba los discursos de Hitler y de Churchill. A través de un equipo de radio se mantiene comunicado con el mundo.
TIEMPO DE RECUERDOS
"Edgardo Blackburn Melin es un gringo bien chileno y dedicado a la agricultura. Hace pocos días volvió a ser recordado al cumplirse 40 años de su hazaña al establecer el primer contacto aéreo con la Isla Mocha, lo que le hizo merecedor de otro reconocimiento otorgado esta vez por LAN Chile.
"Sobre una gran mesa de roble están todos los antecedentes, registros y todo aquello que representa 40 años de historia. Lo primero que salta a la vista es una factura fechada el 2 de mayo de 1947 por la compra de un Piper Super Cruiser de 100 HP, N° PA-12-1854, cuyo valor era de 180 mil pesos. Fue el primer avión de don Edgardo, un monomotor, pequeño, de tela, con el que el 10 de abril de 1949 realizó el primer vuelo a Isla Mocha.
-¿Cómo aprendió a volar?
-Le voy a contar que después de comprar mi primer avión, me arrepentí. ¡Qué fuiste a hacer, bruto, si no sabes volar! me dijo mi esposa. Pero hice un curso de piloto civil y me fui con mi avión al Grupo de Aviación N° 3, donde comencé mi instrucción de vuelo. Ya con licencia de piloto, lo primero que hice fue construir una pista de aterrizaje aquí en el fundo. Una de esas veces llegué hasta la costa y vi la Isla Mocha. Se ve cerquita, si son 35 kilómetros no más. Pero no me atreví a cruzar el océano hasta no estar preparado.
-¿Cómo fue ese primer intento de llegar hasta la isla?
-En ese tiempo yo recibía El Diario Austral en el correo de Quino. Esos diarios los preparé en paquetes, más alguna fruta y me fui a la isla, pero no encontré dónde aterrizar. Sobrevolando en busca de un lugar, abrí la ventanilla del avión y reduje el motor. Usando las manos a modo de bocina mientras sujetaba el bastón de mando con las rodillas, grité a los lugareños, ¡Háganse una cancha y vuelvo otro día! Y les tiré los paquetes con mi nombre y dirección.
-¿Cuándo supo que ya todo estaba listo?
-En la Isla Mocha ya estaba la Radio Naval, desde donde enviaban los mensajes a Talcahuano. Como en Quino ya había telégrafo, un día me anunciaron que podía volver porque ya todo estaba listo.
-Se dice que usted tuvo cuatro aviones, ¿qué pasó con el primero?
-¡Ah! Para el terremoto del 60 tomé mi avión y volé a la isla para saber cómo estaban los mochanos. Nunca imaginé que sería la última vez que volaría en ese avión. Llegué el 22 de mayo y aterricé en el lado este de la playa en prevención de un posible maremoto. Salí a recorrer la isla y en eso estábamos cuando comenzó el terremoto. Corrimos hacia el avión para ver si había sufrido daños cuando vimos que el mar se retiraba, regresando en forma de una ola gigantesca. La fuerza del agua nos lanzó dos cuadras hacia adentro, sin embargo, mi avión quedó como si un gigante le hubiese puesto el pie encima.
"Cuando don Edgardo quiso renovar su licencia hace seis años (1983), no se la autorizaron por sufrir de un soplo al corazón. Desde entonces inició un vuelo largo que aún no llega a fin: el de los recuerdos y el del agradecimiento de los habitantes de la isla que todavía esperan al gran pájaro del aire cargado con encargos…".