La sequía
"Los nobles envían a sus sirvientes por agua: van a los pozos, no encuentran agua, se vuelven con los cántaros vacíos, se cubren avergonzados la cabeza, porque los campos se horrorizan al faltar la lluvia en el país; los labradores se cubren la cabeza defraudados. Hasta la cierva pare y abandona su cría en descampado porque no hay pastos" (Jeremías 14, 3-5). Hoy, quienes amamos y agradecemos toda la naturaleza creada por Dios, para disfrutar de ella, compartir todos los beneficios que nos otorga, estamos consternados por lo que ocurre en Brasil, donde se han destruido miles de hectáreas en el "Amazonas", producto de incendios.
Esto complica aún más lo del cambio climático, cuyas consecuencias están a la vista en el norte y zona central de Chile, afectadas por la sequía, con las consecuencias negativas en cultivos agrícolas y crianza de animales.
Como vecinos, hagamos un esfuerzo en plantar, cuidar y mantener los árboles nativos. Así contribuiremos a crear la cultura por el respeto y cuidado del medio ambiente.
Derico Cofré Catril
Primera colonización
Hace 173 años, el 25 de agosto de 1846, arribó al puerto de Corral el bergantín "Catalina", trayendo consigo a los precursores de las familias Aubel, Bachmann, Henckel, Hollstein, Ide, Jaeger, Kramm y Ruch. Se trató de un proyecto privado de colonización, organizado por los hermanos Philippi, Ferdinand Flindt, Franz Kindermann, y Johann Renous, que se anticipó en varios años a las iniciativas oficiales del Gobierno de Chile.
Se trató de familias de artesanos provenientes de Kassel, en el centro de la actual Alemania, que se instalarían en el Fundo Santo Tomás, en los márgenes del Río Bueno. En total arribaron 9 hombres, 8 mujeres y 23 niños, luego de una travesía de más de cuatro meses en que afrontaron varias penurias -entre ellas la muerte de la cónyuge de Johannes, Ide-; que dejaron importantes huellas en nuestra zona y lo siguen haciendo a través de sus descendientes.
Georg Aubel, en una carta dirigida a su suegro, junto con destacar cuán amablemente fueron recibidos en nuestro país, narra su desembarco en Corral: "¡Qué impresión recibimos al ver las casas! Éstas están formadas por postes clavados en la tierra, uno junto al otro, y sobre ellos a modo de vigas y tijerales, largos árboles cubiertos de paja. El fuego con el cual se cocina está colocado en medio de la casa, sobre el suelo raso. La gente de este país no lleva zapatos, ni en invierno ni en verano".
Revisando lo anterior, en una época en que cosechamos lo sembrado por estos pioneros, se me vinieron inmediatamente a la memoria dos textos: la notable investigación del arquitecto Gian Piero Cherubini "La escuela de carpinteros alemanes de Puerto Montt" (Editorial Universitaria, 2016), y uno muy breve del Evangelio "Así que, por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:20).
René Fuchslocher Raddatz
Agradecimientos
Junto con saludar, le comento que en diciembre del año pasado me contagié de tuberculosis y pasé 5 meses hospitalizada en regulares condiciones de salud (perdiendo cerca de 10 kilos). Cuando me dieron el alta me vine a vivir a Temuco junto a mi pareja Luis Garrido y continué con mi tratamiento completo hasta finalizarlo de forma ambulatoria en el policlínico Miraflores. Todavía estoy delicada de salud y frágil producto de las secuelas de esta maligna enfermedad.
Desde que ingresé a dicho policlínico, me brindaron una atención personalizada, con visitas a mi domicilio, por personal de la sala ERA, brindándome 3 veces a la semana mis medicinas para continuar con mi tratamiento, preocupándose además de todo tipo de detalles, como mi peso, alimentación, entorno etc.
La doctora Espinoza, especialista en enfermedades pulmonares, y el doctor Lopetegui, además de Masiel Neicun Neculmán, secretaria de dirección y muchos más quienes me atendieron en este proceso haciendo todo lo posible, para mi pronta recuperación.
Con el correr de los días llegó personal de la municipalidad de Temuco sin haber hecho ninguna gestión, ni nada parecido a mi domicilio prestándome un apoyo único en mi calidad de adulto mayor, donde debo destacar a las siguientes personas: Lorena Fuentes, asistente social y al alcalde Miguel Becker, quien me visitó para brindarme su ayuda.
Recapitulando, me he encontrado con tantas personas, algunas anónimas que realizan su trabajo y labor dando cosas tan simples pero a la vez tan gratificantes como la bondad la comprensión y el cariño incondicional. Es por eso el motivo de estas líneas: agradecer infinitamente a cada uno de ellos y muchos más que hacen de Temuco una ciudad envidiable en especial en lo humano.
Por último, agradecer infinitamente a Luis Molina de la Iglesia Visión Mundial para la Familia, quien hace años me envía a mí y mi pareja Luis, mensajes sacados de la Biblia y de su propia persona, apoyándonos espiritualmente.
Lo que siempre he sabido y lo doy por seguro es que toda la ayuda que hemos recibido y seguimos recibiendo no es nada más que la ayuda de un ser omnipotente y omnisciente que es Dios, quien coloca a las personas que nos ayudan en nuestro camino.
Ana María Pino Orrego