Tiempos de Esperanza
Hace unas semanas tuve el regalo de experimentar la generosidad de una manera sorprendente. Mi vecina preocupada de que no pasara frío en mis traslados diarios arriba de mi scooter, me escribió para ofrecerme un auto que no estaba utilizando.
Me manifestó "será un win win, me ayudas a quitar espacio en mi garage y tú aprovechas de no congelarte en tu traslado a la oficina".
Me parece que parte de las causas que han gatillado algunas de las injusticias y abusos que hoy desafían el avance de Chile y que están en el sentir más profundo de las demandas sociales, son precisamente la falta de generosidad y preocupación por el otro.
Hoy es fundamental volver a identificar a mi "vecino", preocuparnos por los impactos y externalidades que generan nuestros actos u omisiones y sobre todo ensalzar la generosidad que permite construir sociedades más solidarias y amigables entre sí.
La situación mundial hoy no es muy alentadora al respecto. Muchos países están experimentando altos niveles de descontento social y muchos de ellos con un alto nivel de violencia y destrucción en la vida pública.
Hoy es urgente que el sector público vuelva a su misión de servir a la gente y buscar utilizar las mejores herramientas disponibles para contribuir a la prosperidad de sus ciudadanos. Las empresas deben seguir empujando el crecimiento, poniendo su motor y capacidad de innovar a desarrollar nuevos productos y servicios que beneficien no solo a sus accionistas sino que también a sus trabajadores y comunidades donde operan.
La sociedad civil está llamada a seguir buscando representar y promover con fuerza los distintos intereses, necesidades y sectores de la población.
En cada familia y hogar debemos volver a preguntarnos cómo podemos contribuir a hacer un mejor barrio, una mejor ciudad, un país mas justo y solidario.
Para que esto ocurra necesitamos que el orden y respecto por lo lugares comunes sea una regla mínima de convivencia.
La expresión de nuestras ideas y preferencias debe ser un derecho, que a su vez tienen el deber de convivir en respeto con las de los demás. Qué nuestras decisiones y acciones tengan una mirada más allá de nuestro metro cuadrado. Y al mismo tiempo que tengan responsabilidades y consecuencias sobre nuestros actos.
Chile perdió estas reglas mínimas de convivencia y respeto en las últimas semanas.
Sin embargo estoy seguro que si volvemos a mirar al otro y trabajamos en ver cómo contribuir al mejor bienestar de todos, estaremos contribuyendo al win win que mi vecina me invitó hace una par de semanas. Que estos días de esperanza a la espera de la Navidad nos ayuden a identificar por dónde puedo ayudar a mis "vecinos".
Felipe Magofke
Carbono neutral
La UTEM ha compensado sus emisiones directas de gases de efecto invernadero, lo que le ha permitido alcanzar la neutralidad en carbono por las emisiones que están a su cargo, siendo la primera universidad chilena en lograrlo.
Esto, en el escenario actual post COP, donde pareciera que no se puede esperar mucho de los gobiernos, es un gran aporte que viene desde la ciudadanía y lo es porque si todas las organizaciones, empresas y personas fueran carbono neutral, los aportes de gases de efecto invernadero a la atmósfera se detendrían y lo harían también los efectos del cambio climático.
Ser carbono neutral al año 2050 es un aporte concreto a la lucha contra el cambio climático y es por ello que 73 países, incluido Chile, han comprometido esta meta.
Pero un desafío tan grande requiere múltiples acciones. Desde el fomento a la plantación de bosque nativo, la eliminación de las centrales termoeléctricas y su reemplazo por energías renovables, movilización eléctrica y una mayor cantidad de organismos comprometidos en ser carbono neutral. Para todo esto se requiere voluntad política y la nueva constitución que se avecina, podría ser un punto de partida al establecer el compromiso que Chile desea lograr.
Que la UTEM se haya certificado es significativo, pues ha entendido la importancia de esto no solo como un efectivo compromiso ambiental, sino sobre todo como un ejemplo para sus estudiantes.
Hoy se requiere de profesionales comprometidos con el bienestar de todos y todas, la protección ambiental y una economía justa, tal como ha quedado claro tras el estallido social y esto se logra formando estudiantes que sean ciudadanos, antes que técnicos; sustentables, antes que explotadores y buscadores del bienestar social, antes que del lucro.
El cambio climático se generó por los aportes de cada uno de nosotros y está en nuestras manos reducirlo.
Óscar Mercado director Programa de Sustentabilidad UTEM