Músico que tenía calles de Temuco por escenario debió guardar su violoncello
AUTODIDACTA. Debido a la pandemia, el artista local Roberto Parra se encuentra en su hogar, creando y estudiando música.
Mstislav Rostropóvich, violoncellista y director de orquesta soviético-ruso y considerado el máximo exponente de su generación, es la mayor inspiración musical de Roberto Parra, temuquense que desde hace diez años se dedica a hacer música en distintos puntos de La Araucanía y que en los últimos meses -previo a la pandemia del coronavirus- tocaba su instrumento en las calles de Temuco, como una forma de acercar el violoncello a la gente.
El artista nació en Pucón y desde niño mostró gran interés por el arte de los instrumentos, participando activamente de las clases de música en la Escuela Ramón Guíñez, donde casualmente encontró el instrumento que hoy es su gran pasión, el violoncello.
amor por la música
"Fue una gran casualidad, yo en ese entonces quería tocar contrabajo, pero aún no llegaban a la escuela y el profesor me dijo, oye pero tú eres grande, alto, podrías tocar el cello mientras, y yo dije que sí".
Finalmente, la poca conexión que el artista sostuvo con el contrabajo, fue lo que lo llevo a cultivar su amor por el cello.
"Encontré un mundo súper grande, sentí un cambio en mí, me enamoré del instrumento, vi a Mstislav Rostropóvich en internet y dije no, esto es otro nivel y ahí quedé encantado".
En 2012 el músico migró a Temuco -donde vive hasta el día de hoy- para estudiar en la Escuela Artística Armando Dufey Blanc, donde se perfeccionó.
"Comencé a ir al Conservatorio de la Universidad Austral de Valdivia, donde viajaba dos días a la semana, lo que hice por un par de meses, pero finalmente dejé de asistir", señala Parra, quien agrega que "era complicado por temas de pasajes y dinero, no habían muchos recursos. Entre todas esas idas y venidas de los colegios, el Conservatorio, lo único que nunca dejé de hacer fue tocar, tocaba todos los días. Fui de esos niños que no se adaptan a los sistemas de educación actual. El año pasado terminé cuarto medio y este año di la PSU ya que quiero seguir perfeccionándome", señaló el joven cellista que actualmente tiene 24 años.
talento callejero
El músico transitó desde niño, toda su adolescencia y ya ahora adulto joven, por las principales calles de Temuco. El Portal y la calle Arturo Prat fueron sus escenarios, espacios que se transformaron en su fuente de ingresos, mismos lugares a los que espera retornar cuando la pandemia del coronavirus cese.
"La calle es buena para quien lo hace con responsabilidad, yo me compré mis primeros instrumentos con ese dinero, gracias a todas las personas que me han apoyado, quienes ven más allá y ven que yo voy a mostrar algo y que hay un trabajo detrás", señala Parra.
"Espero que todo esto pueda pasar y volver a hacer clases, volver a tocar en la calle".
Roberto Parra,, violoncellista
En la actualidad, el músico callejero que vive del amor al arte con su pareja, quien es artesana, y su pequeño hijo, enfatiza que pese a las circunstancias no dejará de tocar en las calles. "Espero que todo esto pueda pasar y volver a hacer clases, volver a tocar en la calle. El instrumento que toco no es tan conocido y eso es precisamente lo que me gusta, que gente que no tiene esa facilidad de verlo y escucharlo habitualmente tenga esa oportunidad", señaló.
A la espera del fin de la crisis
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