Artesano en metales nobles y maderas nativas, Manuel Martínez Contreras se propuso hace tres años, tras recibir múltiples reconocimientos de su trabajo en orfebrería, hacer un cambio radical en su vida, al incorporar el trabajo en madera nativa de La Araucanía y otras regiones del país.

De esta manera y de una forma casi natural se vincula con la gastronomía, donde elabora y confecciona objetos utilitarios de la cocina contemporánea hasta el día de hoy, trabajo que realiza con mucha convicción y profesionalismo.

"Yo no soy original de territorio, tengo que retirarme de esta cosa más holística y ser súper pragmático, entonces vengo desarrollando una línea que tiene que ver con lo utilitario, totalmente enfocado en la gastronomía contemporánea" dice Martínez.

Continuar el proceso

El artesano local trabaja hoy desarrollando nuevos objetos para uno de los restaurantes ubicado en el puesto 26 de la lista de "50Best Restaurant" del mundo y quinto mejor dentro de América Latina; también colabora con el restaurante Depatio, ubicado en el puesto número 34 de la misma lista y además genera redes de colaboración en diseños para restaurantes regionales.

Martínez cuanta con 3 series de trabajo: Lafquenche, Pehuenche y actualmente trabajando en Wenteche, que define como la más prolija y la que más piezas tiene.

Hoy trabaja junto el equipo Microalquimia en un nuevo plan de formación anual, "Pasantías_2020".

"Son procesos de conocimiento, de investigación y desarrollo, se trabaja desde el oficio. En la artesanía es necesario tener un pie en la tradición y de ahí generar la innovación", puntualizó Martínez.

Aprendió a tocar guitarra a los 28 años en Chillán, ciudad que lo acogió cerca de dos meses y donde tomó un curso de este instrumento en la Academia de Claudio Arrau. Esa corta aventura le dejó con los conocimientos para comenzar su camino como artista.

Siempre ligado al arte de la música y de la poesía, Carlos De Cruces, loncochense que actualmente vive en Lautaro, a los 29 años creo sus primeras canciones, letras que luego lo llevarían a compartir escenarios con destacados exponentes del cantar nacional.

"Comencé mi formación con las seis cuerdas tratando de pulirme. Yo escribía poesía desde niño, entonces luego comencé a musicalizar estos poemas que se convirtieron en mis actuales canciones", señaló De Cruces.

diversos escenarios

Su primera presentación fue en la comuna de Lumaco junto a unos amigos, instancia que le daría paso luego a participar del Festival de la Trilla en Lautaro y que sería el momento donde el artista tomó la opción de dedicarse a la música por completo.

Al paso del tiempo cerca del 2013 sale a la luz su primer disco, bajo el seudónimo "Carloncho del Cautín", titulado "Los Viajes de tu Vida", un disco que fue totalmente autogestionado por el artista local.

"Fue así que comencé a hacer música siempre a la par, desde la calle y también en espacios formales como teatros y centros culturales. Sacando este primer disco le di paso a mi segunda creación bajo el seudónimo de Carlos De Cruces, que es con el que actualmente trabajo".

De esta manera, el 2016 lanza su segundo disco "Perfil" y también su libro de poesía "La Fase bú" libro que ha promocionado en diversos lugares de Chile, los cuales ha recorrido plasmando su música y talento.

Su amor y entrega en la calle le ha permitido vender más de 4.900 discos físicos desde abril del 2015 a la fecha y más de 1.300 libros desde enero de 2017 a la fecha en diversos restaurantes y terrazas, en espacios informales y de itinerancia entre los que se encuentran; Puerto Montt, Castro, Valdivia, Pucón, Temuco, Valparaíso, Santiago e Iquique además de presentaciones en festivales, teatros y centros culturales.

Respecto a la actual crisis sanitaria que se vive a nivel mundial, el cantautor y poeta habla desde la incertidumbre y de cómo está afrontando la situación, recordando siempre que la calle ha sido su mejor aliado como artista. "Tenía ahorros destinados para otras cosas pero que por ahora están siendo ocupados para alimentación y para pago de cuentas. La verdad que cuando todo esto termine no sé qué irá a pasar, tengo algunos instrumentos musicales que tendré que venderlos, yo creo", señaló De Cruces, agregando que "a los músicos que somos parte de la calle claro que nos afecta y a todos quienes son parte de ese mundo del arte callejero, somos todos una cadena; yo creo que el mejor escenario que puede tener un artista es la calle".