"Ahora puede besar a la novia". Este dulce momento llegó después de 12 años de relación para la pareja conformada por Solange Monroy González (30) y Manuel Candia Henríquez (33), el pasado 27 de abril en la oficina del Registro Civil de Temuco, y fue con mascarilla, sin invitados ni abrazos.
Este matrimonio, que cuenta con la magia de ser ambos el primer amor del otro, fue la única unión conyugal del mes pasado en Temuco, en tiempos de pandemia y con cuarentena.
Ella es funcionaria pública y él es vendedor de maquinaria para la construcción. Su hogar está en Cajón, lugar en donde viven desde hace varios años, junto a sus mellizos de 5 años, Emilia e Ignacio.
Manuel y Solange se conocieron un 4 de abril de 2008 en la ferretería en donde trabajaban. Ella tenía 19 años y estaba haciendo su práctica, mientras que él con 22 años recién había terminado el servicio militar. "Pololeamos 5 años, después nos fuimos a vivir juntos y nacieron nuestros mellizos", relata el novio, quien al ser consultado por la propuesta confiesa que fue "bien poco elegante y nada de romántico. Llevábamos tanto tiempo juntos, que un día tomando once le dije que por qué no nos casábamos, sin ninguna gracia".
El gran día
En principio la pareja quería casarse el 30 de abril de 2020 para juntarlo con el fin de semana largo y, de ese modo, poder reunir a sus familiares que vendrían de otras ciudades. "Queríamos que fuera algo especial e inolvidable. El matrimonio religioso iba a ser el 1 de mayo en la parroquia de Vilcún con 120 invitados e íbamos a ir de luna de miel a la Isla de San Andrés ", indica Candia.
Lo cierto es que el Registro Civil en diciembre del año pasado les dio una hora para realizar la manifestación previa el 27 de abril y el matrimonio había quedado para el miércoles 29.
PANDEMIA AL ACECHO
Los novios comentan que jamás pensaron que ocurriría una pandemia que los obligaría a suspender la fiesta, quedando el idílico viaje en compás de espera y la novia con el vestido comprado.
"Uno nunca piensa que íbamos a estar como estamos, viviendo una situación tan complicada para todos, como el Sars-Cov-2 quedó ahí. Nunca nos había tocado vivir algo así, nadie estaba preparado", reflexiona el padre de familia.
Al punto que cuando se decretó la cuarentena en Temuco el 27 de marzo, decidieron suspender ambos matrimonios por razones de seguridad y afectivas.
Sin embargo, Solange explica que al final la unión civil no se suspendió tras un llamado al Registro Civil. "Justo me respondió la jueza, quien me propuso que fuéramos el día de la manifestación y que hiciéramos ambas cosas", comenta la novia.
Ese día, según el protocolo vigente, fueron solos y con mascarillas. Los únicos que entraron fueron los testigos. Tampoco le avisaron a la familia. "Eran tantos años esperando que al final decidimos hacerlo, pese a las limitaciones. Era nuestra oportunidad y la tomamos igual", detalla Monroy.
Y aunque se casaron en pandemia, con militares en la calle, ambos concuerdan que el momento fue único y emocionante. "Fue emotivo el mensaje de la jueza, nos dijo que ahora más que nunca había que valorar las cosas simples de la vida y ser feliz, nos recalcó que dado el momento el respeto al otro es crucial y que para que las cosas salgan lindas no se necesitan lujos", recuerda la novia.
Ese día celebraron en su casa junto a sus mellizos, con una torta y un rico almuerzo. Están esperanzados que más temprano que tarde saldrá el sol, recibirán los abrazos que quedaron pendientes y que la pandemia será solo una lección. Y como nada salió como lo tenían planificado, los flamantes novios prometen tirar la casa por la ventana y festejar al menos tres días.